Texto Pedro Andrade
Fotos Darío Bravo
El pasado lunes 24 de julio, el bajista estadounidense Marcus Miller hizo vibrar a ritmo de slap funk a un público muy variopinto en uno de los espacios de referencia musical veraniego de Madrid, El Real Jardín Botánico, que incorpora en un marco natural e incomparable, uno de los carteles de conciertos más afianzado del circuito de festivales de la península, Las noches del Botánico, que cumple este año su séptima edición.
Acompañado por grandísimos músicos, Russell Gunn a la trompeta, Donald Hayes en el saxo, Anwar Marshall a la batería y Xavier Gordon a los teclados, ofreció un espectáculo ecléctico que nos hizo retumbar, literalmente, a todos los presentes, sobre todo a los que seguimos el concierto en las gradas, donde el sonido es más compacto y nítido.
Empezamos la velada con «Detroit» incluido en su álbum Renaissance (Dreyfus Jazz, 2012) en el que hizo muestra ya del toque de pulgar tan funk y soul que le caracteriza. Del mismo disco recuperó posteriormente « Gorée (Go-ray)» para lanzar un mensaje de paz y regocijo, tan necesario en los tiempos actuales, según sus propias palabras. La interpretación de esta extraordinaria composición dio cuenta de la expresividad y sensibilidad de uno de los productores y multi-instrumentistas más reclamados en la actualidad haciendo visible su sabiduría musical no solamente con el bajo eléctrico, su instrumento principal, sino también, en este caso, con el clarinete bajo, instrumento con el que ejecutó con gran destreza y contención esta hermosa pieza y con el que, si seguimos un poco su biografía, se bautizó como músico a muy temprana edad.
Con «Mr Pastorius» incluido en su trabajo The sun dońt lie, (Dreyfus Jazz,1993) para muchos su primer trabajo en solitario, rinde homenaje al gran bajista Jaco Patorius, desaparecido a muy temprana edad. El tema sirvió también para recordar a la figura de uno de los grandes, Miles Davis, que incluyó la misma pieza, originalmente compuesta por Miller, en uno de sus últimos trabajos Amandla (Warner Bros 1989) en el que, salvo dos temas, todas las composiciones están firmadas por el bajista.
Hubo espacio también para la interpretaciones de temas de otros grandes artistas, como por ejemplo el «Higher Ground» de Stevie Wonder o, ya en el final del concierto, el «Come Together» de The Beatles, dos temas que se incluyeron en la set list, a mi parecer , de manera muy inteligentemente, tomando en cuenta que el programa de la noche ofrecía dos conciertos, el primero a cargo de los explosivos Cima Funk, y también, como es de suponer, no todo el público, por muy extraño que nos parezca a los aficionados del jazz, conocía al maestro neoyorquino.
Durante la noche el despliegue de virtuosismo instrumental de cada uno de los integrantes de la banda, provocó más de una ovación en una boquiabierta audiencia, en la que se encontraban también músicos muy reconocidos del circuito de jazz local a los que pude saludar.
El concierto fue una masterclass de técnica, armonía, improvisación y sobre todo disfrute. Como nota curiosa mencionar el contratiempo que tuvo Russell Gunn con su instrumento, sobre todo en los solos, ya que alguno de los pistones de la trompeta parecían atascarse, y también, ya en el bis final, fue muy interesante ver a algunos de los integrantes de Cima Funk saltar al escenario, invitados por un generoso Marcus Miller, para hacer una más que divertida jam con la que el público pudo sacudirse toda la energía restante, si es que alguna quedaba.