Por: Teresa Bau
Corto.Alto es una de las bandas revelación de la nueva escena de jazz británica por la originalidad de su sonido, que mezcla estilos como el jazz, funk, soul, drum’n’bass y electrónica.
La banda escocesa, calificada como “incendiaria” por los críticos, actuó en Barcelona a finales de verano en el marco del Festival Mas i Mas. Hablamos su líder y alma fundadora, Liam Shortall, trombonista y guitarrista, justo antes de salir su disco de debut, Bad With Names.
¿Cuáles son tus expectativas ante el concierto de hoy en Jamboree?
Es la primera vez que tocamos en Cataluña, así que estoy muy emocionado. Estuve en Jamboree hace diez años, en las jam sessions, cuando era estudiante. Recuerdo que había muy buen público, así que estoy deseando que llegue el concierto. Me gusta Barcelona, tiene una onda especial, como Glasgow.
¿Cómo fueron los inicios? ¿Cómo conseguiste reunir a músicos que tocan estilos tan diferentes…?
Empecé a tocar de manera profesional a los 15 años (ahora tengo 27). Durante mucho tiempo estuve tocando el trombón en otros grupos y no pensaba en llevar a cabo un proyecto propio porque me asustaba un poco… No sabes cómo va a reaccionar la gente y te intimida un poco. Pero un día decidí empezar a escribir mi propia música.
En ese momento vivía en un apartamento en Sauchiehall Street (Glasgow), justo encima de uno de los pubs, así que podíamos hacer ruido 24 horas al día, 7 días a la semana. Además, tenía un montón de amigos que eran músicos increíbles, así que empecé a grabar mi música.
“En los 90, la gente pagaba 10 libras por un CD, ahora pagas lo mismo por toda la música del mundo”
¿De donde viene el nombre de Corto.Alto?
Mi abuela es catalana -mi padre es medio irlandés, medio español- y me apellido Shortall, que se traduciría un poco como Corto.Alto.
Eres un músico prolífico. Bad With Names es tu primer álbum, pero antes ya habías publicado mucha música…
Al principio publicaba mi música en internet, sin realmente tener una banda. Empecé a grabar un single cada tres semanas y lancé más de 20 en un año, el último con Soweto (Kinch). No sabía realmente qué tipo de música quería hacer. Así que una canción era jazz, otra funk, otra hip hop… Luego conseguí un agente y empecé a hacer muchos conciertos.
Tu padre dice que no le gusta el jazz, pero que sí le gusta tu música. Tu la defines como Pseudo Jazz. ¿A qué te refieres exactamente?
En realidad es una especie de mecanismo de defensa contra los puristas del jazz, pues no quiero decir que hago jazz. Soy músico de jazz, me encanta el jazz, pero ¿Qué es el jazz? Quizás tiene que ver con el carácter de los escoceses, que tendemos a menospreciarnos un poco nosotros mismos…
¿Os consideráis miembros de la llamada British Jazz Explosion?
No creo que formemos parte de ella. En el Reino Unido los periodistas son bastante vagos, así que al nuevo jazz británico lo llaman British Jazz Explosion, pero en realidad con este concepto se refieren al jazz de Londres. Pero se hace jazz en Manchester, en Birmingham, en Glasgow -aquí es donde creo que está el mejor jazz, aunque mi visión es parcial, por supuesto.
¿Cuáles son tus influencias musicales?
Bueno, me gusta casi todo. De los 15 a los 17 escuché mucho jazz, me encanta John Coltrane y otros clásicos, también a muchos trombonistas. Más tarde empecé a escuchar otro tipo de música, como Thundercat, la música de Los Ángeles, música electrónica… También escucho mucho hip hop de los 80 y los 90, reggae, rock… No pienso mucho en los géneros. Creo que es bueno escuchar todo tipo de música porque todo puede ser una fuente de inspiración.
“Es bueno escuchar todo tipo de música porque todo puede ser una fuente de inspiración”
En España es todo un reto ganarse la vida si eres un músico joven. ¿Cómo está siendo para ti?
En Escocia también lo es, es una vida difícil. No gano dinero grabando, ni en las giras, pues tengo que pagarlo todo: gasolina, hoteles… Además, pago bien a mi banda, porque son muy buenos y no quiero perderlos. Tengo suerte porque trabajo bastante haciendo producción en anuncios y esto me ayuda a salir adelante.
Y luego está el negocio del streaming. Mi último EP tuvo 1,5M de reproducciones y gané 200 libras. Todo esto por 3 años de trabajo. Es imposible ganarte la vida de esta manera. De todos modos, no estoy aquí por el dinero, lo hago porque me encanta y creo en mi música.
En los 90, una banda de nuestro nivel conseguía contratos de grabación de 100.000 libras, porque la gente compraba CDs que valían 10 libras cada uno. Ahora la gente paga 10 libras por toda la música del mundo. El streaming es un robo. Es triste porque las dificultades económicas hacen que muchos músicos jóvenes que podrían ser grandes estrellas no se dediquen a ello.
¿Qué nuevos proyectos tienes en mente?
Este verano ha sido una locura de conciertos y quiero tomarme un pequeño descanso. De cara al futuro quiero hacer proyectos más colaborativos, mi próximo álbum será con artistas invitados. Voy a colaborar de nuevo con Alfa Mist y con otros músicos. Además, también apareceré como invitado con algunos grandes artistas que publican trabajos el año que viene. Otra cosa que quiero hacer es incorporar arte visual a los espectáculos en directo, he estado experimentando con inteligencia artificial en la edición de vídeos y voy a hacer más cosas en este ámbito.
