Texto: Jaime Bajo
Fotos: Darío Bravo
Siempre se antoja complicado predecir lo que va a suceder en el festival Noches del Botánico, ya que, por fortuna, cada noche es bien distinta de la anterior y poco o nada tiene que ver con la que le sucede. Incluso puede suceder, no fue el caso, de que un artista no guarde especial relación con quien le sucede en escena. Así que lo mejor, en mi opinión, es acudir a cada velada sin unas expectativas creadas y dejarnos sorprender por la propuesta escénica que los artistas convocantes tengan a bien entregarnos para nuestro deleite.
Cierto es que, para muchas personas, buena parte de ellas mujeres que rondan la veintena y se entregan danzando sin ambages, la primera comparecencia en suelo peninsular de la cantante y compositora londinense Greentea Peng no fue una incógnita por desvelar, ya que no fueron pocas las que coparon las primeras filas o incluso vinieron ex profeso de diversas zonas de España para gozar de su austera pero solvente puesta en escena.
La británica compareció sobre el escenario con diez minutos de retraso sobre el horario previsto -y luego se quejó ante la audiencia de que el reloj marcara un final anticipado que le obligó a recortar el repertorio previsto- y se excusó de tener la voz tomada tras haber actuado por tercer año consecutivo en el Festival de Glastonbury, previo paso por Barcelona la jornada anterior, lo que trató de suplir con su reconocida afición al té verde y siendo prudente, sin forzar en exceso, con registros difíciles de alcanzar para su tono vocal. Aunque su biografía le emparente con primeras espadas del r´n´b y el soul contemporáneo como Erykah Badu o Lauryn Hill, lo cierto es que su directo, preñado de atmósferas que oscilan entre el reggae, la música ambiental, cierto hip hop de tempo más relajado y el dub -buen recurso los reverbs introducidos-, se asemeja más a Hollie Cook, Lily Allen o a vocalistas afiliadas la factoría Ariwa del productor Mad Professor como Aisha o Sandra Cross.
Abordó un repertorio cuyo hilo conductor fueron los temas autorreferenciales basados en experiencias personales sobre el amor -“My love”, “Look to him”, “Stuck in the middle”…- y el humanismo -sonaron piezas como “Hu Man”-, con ese precioso detalle, muy aplaudido, en “Free my people” hacia todos esos pueblos que, sin haberlo elegido, se ven inmersos en circunstancias bélicas por una voluntad colonialista o de conquista ajena (Palestina, Sudán, Congo, Haití…). Además, se permitió estrenar un par de composiciones que anticipan un álbum cuya salida -prometió- inminente, y culminar, antes de que el reloj marcara el final, por “Diangaling”, con el público reclamando, sin éxito, un bis, dando paso al esperado concierto de Masego.
En contraste con su presentación, mucho más parca en detalles y confiada en el buen hacer de una banda solvente, el directo que Masego nos ofreció fue prolijo en detalles (videoclips y proyecciones audiovisuales “ad hoc” que complementan a la perfección su propuesta musical, una escenografía plagada de “detallitos” y una banda altamente resolutiva, con mención especial para el batería Jonathan Curry), con el minutaje perfectamente calculado y dejando escaso margen a la improvisación.
Y es que Masego ha entendido que hay que ser escrupuloso, mimando hasta sus últimas consecuencias la propuesta escénica, tanto o más que la música, y así sabe que, desde que inicia su repertorio lanzando un atronador sonido -que lastró su actuación, con un crujido terrible en la batería que el técnico no resolvió en ningún momento-, hasta que elige el colofón de su exitoso y coreable “Tadow”, es preciso ir estimulando a la concurrencia para no caer en la tan temible monotonía.
En este sentido, tan válido resulta un tremendo solo de su baterista -caímos rendidos a la evidencia-, como ponerse a lanzar rosas rojas al respetable mientras hace sonar “Mistery Lady”, enfundarse en la bandera de su amada Jamaica con el dancehall de “Silver Tongue Devil” como trasfondo sonoro, ponerse a trastear con una batería electrónica o un teclado bajo, o emular a Dean Fraser saxo en mano durante la interpretación de “Sides Of Me”.
Y es que el Masego que disfrutamos anoche, calcando en buena medida el espectáculo ofrecido en La Riviera medio año atrás, es un artista mucho más consolidado, carismático y con una propuesta solvente que el que calentó el ambiente para Snarky Puppy en la edición 2019 de Noches del Botánico.