Hot Rats, el disco de Zappa inspirado en Archie Shepp

Texto: Eduardo De Simone

@eduardodesimone

Nuevas grabaciones de Frank Zappa y de Archie Shepp que vieron la luz en estos días vuelven a correr el velo sobre una relación poco conocida pero intensa y sorpresiva. Ambos músicos tocaron y grabaron juntos y Zappa le puso título a su álbum más emblemático tras escuchar un solo del legendario saxofonista, que en mayo cumplió 87 años.

Se acaba de reeditar en vinilo un disco clave del saxo tenor Archie Shepp vía el sello SteepleChase, The House I Live In. En simultáneo, UMG Recordings rescató de los archivos de Frank Zappa un concierto de su grupo The Mothers of Invention, Live at the Whisky a Go Go 1968, en formatos cd y vinilo.

¿Qué tienen en común ambas ediciones? Nada, en principio, aunque sí remiten al vínculo fugaz pero intenso entre ambos músicos, inclasificables y vanguardistas en sus géneros y arriesgados en sus propuestas. Archie Shepp, hoy una leyenda viviente de 87 años, ha marcado a fuego la historia del jazz moderno. Desde su colaboración en el disco Ascension de Coltrane en 1965 hasta su incursión en el free jazz, su compromiso con las luchas civiles de los afroamericanos y sus particulares exploraciones en la ejecución de baladas, este tenor de sonido inconfundible y aguerrido   grabó aproximadamente un centenar de discos y hasta hace pocos meses se presentaba a sala llena en festivales europeos.

Frank Zappa, un iconoclasta compositor que hizo estallar las convenciones del rock tradicional a mediados de la década del sesenta y que siempre mostró inclinaciones por el jazz en su concepción y en su música se inspiró en Archie Shepp para titular uno de los discos más celebrados por sus fanáticos: Hot Rats. 

¿Cómo fue eso? Zappa confesó en cierta ocasión a Peter Occhiogrosso, coautor del libro The Real Zappa Book, que el nombre de su emblemático álbum surgió a partir de la escucha de un disco de Archie Shepp que compró en Europa promediando la década del sesenta. En esa grabación, un show en vivo en Alemania en la que Shepp tributaba a Coltrane, el saxofonista arremetió improvisando el standard “The Shadow Of Your Smile”, y el solo que acometió fue la epifanía que movilizó a Zappa. “Me vino a la mente algo así como un ejército de ratas calientes saliendo atropelladamente del saxo”, reveló al hablar de ese solo que lo sobresaltó. Aquella imagen se trasladaría sin filtros al bautismo del disco que tenía entre manos.

“Si quieres aprender a tocar guitarra escucha a Wes Montgomery, y si quieres tocar el piano, debes comprar un disco de Cecil Taylor”, sugería Zappa en 1967. Justamente Cecil Taylor, quien fue el disparador para que todo lo que había aprendido Archie Shepp antes de conocerlo “saltara por la ventana”. El jazz, para Zappa, resultó una influencia decisiva en su proceso creativo.

Y Hot Rats, un disco casi totalmente instrumental, lo exhibe improvisando solos en su guitarra con un sonido a menudo áspero y adorablemente sucio. ¿Aspereza y suciedad como también algunos descubren en los solos de Shepp?

Los dos músicos, Zappa y Shepp, suelen transitar del tono irónico a la fiereza de la improvisación en buena parte de sus temas, especialmente en sus conciertos en vivo. Por eso poco sorprende que sus caminos finalmente se hayan cruzado. El vínculo se remonta a la década del sesenta, cuando The Mothers of Invention, la banda de Zappa, solía tocar en vivo un tema compuesto por él en homenaje al saxofonista: Archie’s Home.

Ambos coincidirían luego en el Festival de Amougies, en 1969, durante el cual Zappa se dedicó a improvisar con diferentes grupos de rock y de jazz listados en el programa. Lo hizo con Pink Floyd –ese video salió a la luz algún tiempo atrás- pero también con Shepp, el baterista Philly Joe Jones y el trombonista Grachan Modcur III, entre otros artistas de jazz.

La cumbre oficial entre ambos músicos llegaría con la edición del volumen 4 de la serie You can’t do that on stage anymore, disco en el que Zappa incluyó temas en vivo del período 1969-1988, aunque más de la mitad de los tracks provienen de los dos últimos años. Uno de ellos es Let’s Move to Cleveland Solos, que arranca con un solo de impronta blusera de Archie Shepp, invitado para la ocasión, grabado en Amherst, Massachusetts, en octubre de 1984.

Pero fue Hot Rats el inicio de esa admiración, que en verdad partió de Zappa hacia Shepp, quien la aceptó acaso asumiendo que existía una luz de afinidad en sus búsquedas musicales. Zappa reclutó luego a otros músicos de jazz para diferentes proyectos, desde Michael Brecker hasta George Duke, pero ninguno con la impronta de Shepp.

El autor, Eduardo De Simone, con Frank Zappa en Frankfurt, 1992

Hot Rats fue el único álbum que logró llegar el Top Ten británico. De hecho, Zappa recogió más laureles en Europa que en Estados Unidos, su propio país, que virtualmente lo canceló ante sus mofas al estilo de vida norteamericano y sus posiciones políticas que lo llevaron incluso a confrontar en ardorosos debates televisivos con legisladores de raíz conservadora.

El disco, lanzado en 1969, hizo estallar la cabeza de quienes escuchaban rock en aquel entonces y también llamó la atención de los seguidores del jazz. En ciertos círculos, equivocadamente, se comenzó a hablar de tal grabación como el precedente del jazz rock. Pero nada más alejado de la intención de Zappa, quien sí escuchaba a Coltrane, a Cecil Taylor y a Eric Dolphy, además de Shepp. El nacimiento del jazz rock llegaría luego por otro andarivel.

Hot Rats tuvo una nueva edición pocos años atrás. Saltó al mercado con el título The Hot Rats Sessions e incluyó mucho material de aquel entonces, distribuido en seis cds y profusión de gráfica con textos y fotos inéditas.

Pero Zappa nunca quiso ser considerado como un mero músico de rock. Lo encontré -si se me permite la anécdota personal- casi por azar en la ciudad de Francfort en 1992, en sus últimos meses activos, donde había viajado para presentar el disco The Yellow Shark. Ya no quiero ser una estrella de rock ni que me consideren como tal”, me confesó en esas horas. Tenía entre manos una suerte de ópera que planificaba estrenar en Indianápolis, me dijo, y sorpresivamente me invitó a presenciar un ensayo de la función prevista para el día siguiente. Alto programa para nunca olvidar: un Zappa entrenando con rigor a una orquesta de cámara -el Ensemble Modern- para tocar lo que muchos de sus integrantes consideraban “humanamente imposible”. Moriría un año después.

El álbum que acaba de lanzar su familia a través de Zappa Records y UMG reúne tres shows que The Mothers of Inventions ofrecieron en 1968 en el Whisky a Go Go y viene presentado en una edición de lujo de cinco LP o tres CD, con una restauración especial en materia de sonido, un breve film y versiones por cierto inéditas. Es un registro que Zappa tenía previsto editar y así lo anunció en la convocatoria al concierto, donde hablaba de una grabación secreta. Luego se arrepintió y pocas semanas atrás su hijo Ahmet transformó en realidad aquel deseo fugaz.

Por su parte, el disco de Archie Shepp que se reeditó en estos días por medio de SteepleChase, una etiqueta que lanzó buena parte de su discografía, fue grabado en Copenhagen en 1963, cuando el saxofonista tenía veintiseis años. Lo acompañan el saxo barítono sueco Lars Gullin, el pianista catalán Tete Montoliú, el contrabajista danés Niels-Henning Orsted Pedersen, que por entonces contaba sólo diecisiete años y que se convertiría en el bajo más requerido de Europa y el baterista Alex Riel, quien murió a principios de junio pasado. Esa formación, sin Gullin, grabó más de una decena de discos para el sello SteepleChase entre 1963 y 1964.

The House I Live In es un álbum inusual para el estilo que estaba ejecutando Shepp en aquellos años, cuando fundó el grupo New York Contemporary Five con Don Cherry, John Tchicai, Don Moore y JC Moses.

En ese entonces el crítico y escritor LeRoi Jones sostuvo en la revista DownBeat: “Algunos escuchan en él rasgos de Sonny Rollins, otros un nuevo Ben Webster, mientras que otros perciben la presencia de John Coltrane. Pero lo cierto es que están escuchando a un músico cuyos registros emocionales son tan amplios que recuerdan el estilo de cualquiera, pero las ideas e imágenes que evoca son totalmente suyas”.

¡Comparte tus comentarios!

Deja un comentario