A pesar de la tórrida noche que se vivía en Madrid, el público que había acudido a la sala Villanos a escuchar a Brooklyn Funk Essentials, poco más de un centenar de personas, los recibió con cierta frialdad. Sin embargo, no tardaron más que un par de canciones en rendirse al funk que propone el octeto y los pies del respetable ya no pararon de moverse en todo el concierto.
Los primeros compases del tema de presentación de la banda viraban hacia el jazz. Pero fue solo un espejismo. Enseguida, la sección rítmica impuso el ritmo funk, que ya no abandonaría en toda la noche. Los tentáculos de este estilo de música llegan muy lejos con Brooklyn Funk Essentials y se mezclan con muy diversos estilos como el soul, el ya mencionado jazz, el hiphop, las melodías orientales, el reggae, el acid jazz o el disco-funk.
La guitarra de Desmond Foster es un torrente rítmico, mientras que Hux Nettermalm a la batería siempre consigue sorprender con ideas que, sin perder nunca el groove que necesitan las canciones, van más allá de lo obvio, de lo conocido. Mención aparte, en esta sección rítmica que camina a la perfección, para Lati Kronlund, el único componente, junto al teclista Kristoffer Wallman, que sobrevive de la formación original. El sonido del bajo de Lati Kronlund retumbó como un corazón desbocado en los oídos del público durante todo el concierto, bombeando ritmos bailables.
Los juegos armónicos de Brooklyn Funk Essentials son inagotables ya que cuentan, además de con la voz principal de Alison Limerick, con el apoyo en la parte vocal de la trombonista Ebba Asman, de la trompetista Jéssica Pina y del guitarrista Desmond Foster. A lo que hay que añadir la libertad, la potencia y el buen encaje de los vientos. De este modo, los Brooklyn ofrecen uno de los espectáculos más versátiles y originales del panorama de la música negra actual.
Cuando Alison Limerick preguntó, al principio del concierto, si el público se había puesto los zapatos de bailar, no era una pregunta retórica. La incitación a mover el esqueleto fue una constante toda la noche, sin por ello dejar de ofrecer juegos rítmicos, como en “Sho’Nuff”, un tema incluido en el álbum Intuition (2023) compuesto por el batería Hux Nettermalm y que parece compuesto sobre un compás de 4/4, pero, en realidad, es un 3/4.
Brooklyn Funk Essentials no se olvidaron de repasar algunos de los temas de su álbum de 1998 In the BuzzBag, como “Istambul Twilight”, un álbum que recomendamos encarecidamente, grabado junto al grupo turco Laço Tayfa, una joya nacida de la mezcla musical entre oriente y occidente.
Continuaron los Brooklyn con “Funk Ain’t Ova”, un tema más cerca al disco-funk con el que comenzaba la parte más bailable del concierto (más si cabe, queremos decir).
Volviendo a In the Buzzbag, con el tema “Magick Carpet Ride” viajamos a Estambul con las melodías orientales propuestas por el saxo soprano de Loïc Gayot. A pesar de sus viajes, reales y metafóricos, Brooklyn Funk Essentials siempre mantienen su origen funky mientras dan rienda suelta a diálogos musicales: ya sea entre trompeta y voz, entre saxo y trombón o los tres vientos contestándose o apoyándose, según lo pida el momento de la canción.
Antes del bis, la trombonista Ebba Asman demostró la potencia que se puede conseguir con un solo de un instrumento que no suele ser el protagonista. Ebba, por cierto, alternaba los arreglos y solos de trombón con los coros a la voz principal, siendo un complemento perfecto para Alison Limerick.
Pero el público, ya totalmente rendido al funk, quería más, y los Brooklyn no se hicieron mucho de rogar antes de salir de nuevo a escena. A estas alturas ya nadie en la sala podía dejar de mover sus pies, sus caderas, su cabeza. Ni el más soso de la sala pudo quedarse quieto y sucumbió al groove de Brooklyn Funk Essentials. Eso sí, supo a poco. Nos dejaron con ganas de más.
El año que viene se cumplen treinta años del debut de este grupo, la publicación del álbum Cool and Steady and Easy. Ahí es nada. Han prometido una versión especial extendida y remasterizada del álbum.
La cantante Alison Limerick confesó que era su primera vez en Madrid. Esperemos que no sea la última y que a este grupazo funk le queden muchos años de vida.