Yamandú Costa y Toquinho en noches del Botánico

Texto: Daniel Román

@romanro.daniel

Fotos recuperadas de Noches del Botánico

 

El placer que se obtiene en la recepción de una buena obra, sea esta visual, auditiva, u otra, es algo que no pertenece al entendimiento, que no responde a las reglas del logos

Chantal Maillard

 

1.- ¿Qué hago aquí? –pregunta que asedia desde los rincones de la memoria–

2.- Entre carros de comida, farfulleo incesante (impresentable) y calor, Yamandú Costa, en el maravilloso y sencillo formato de una persona y una guitarra, me regala un trozo de tierra, de Sudamérica. Una milonga del sur de Brasil -las milongas también son argentinas-, un samba y el ritmo que la música susurra subrepticiamente, mientras revela un origen, una idea y una identidad. La guitarra es también brasileña, con sello de autenticidad, porque otros guitarristas y compositores habitan la imaginación de Yamandú y la nuestra; Gismonti, Caetano, Chico Buarque, Villalobos.

3.- La MPB y Toquinho definen un género que se ensambla al repertorio del jazz que responde también a un momento político que, aquellos que ya pasamos cierta edad, nos recuerda dictaduras y resistencia política (a través de nuestras historias familiares y recuerdos trágicos y propios). La música latinoamericana (argentina, uruguaya, mexicana o chilena) fue atravesada por problemáticas similares y entonces, en casa, en ocasiones clandestinamente, sonaba desde Serrat hasta Víctor Jara y La construcción de Chico Buarque.

4.- Yamandú fue el telonero del telonero que fue Toquinho del concierto del G-5.

5.- Un concierto de guitarra parece ser extemporáneo dentro del marco de un festival que tiene entre su lista a Take That y Queen of the stone age y que ha quitado las sillas para aglomerar gente cerca del escenario con cubatas en mano y ambiente de fiesta de pueblo. Yamandú es inocente.

6.- Toquinho, como los Rolling Stones o cualquier músico con dilatada trayectoria, se encuentra con una aporía. La necesidad de crear, a riesgo de no gustar, o volver a presentar aquellos clásicos que nos hacen corear canciones que son, ciertamente, patrimonio de la humanidad (como Garota de Ipanema). Coreo las canciones y me emociono.

7.- El pop, pese a ser pensado como una música de digestión ligera, depende sobre todo de la vinculación afectiva que haya logrado alcanzar en su momento de figuración. Desprovisto de afecto, parece inocuo y demasiado predecible. Hay quienes ponen reguetón como soundtrack de una relación amorosa que finaliza en matrimonio. Todo bien.

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