Vaivenes de una grabación de Monk editada sesenta años después

Texto: Eduardo De Simone

@eduardodesimone

A cuarenta y dos años de la desaparición de Thelonious Monk, uno de los músicos más influyentes del jazz, recobra vigencia la particular historia de sus grabaciones para la banda sonora del film Las Relaciones Peligrosas, de Roger Vadim. Esa música se editó casi sesenta años después, en 2017; el vinilo hoy se encuentra fuera de catálogo y en los sitios de intercambio se pagan más de doscientos euros por un ejemplar en perfecto estado.

La vida de Thelonious Monk está rodeada de leyendas. Algunas anecdóticas, otras perturbadoras. Pero su música se ha ganado un lugar destacado en el altar de lo místico. Fue un compositor tan vanguardista que sus temas suenan hoy increíblemente modernos y fueron versionados por artistas tan disímiles como Anthony Braxton o Dr. John. “Trabajar con Monk me llevó a una arquitectura musical del más alto nivel”, diría el mismísimo John Coltrane luego de una serie de conciertos compartidos en el Five Spot Cafe en 1957.

Monk le dio vida a standards que son parte insoslayable de la historia del jazz. Pero sólo grabó una banda de sonido en su carrera. Fue para el film Las Relaciones Peligrosas (Les Liaisons Dangereuses), que dirigió el francés Roger Vadim, un todoterreno que le dio alas a estrellas como Brigitte Bardot y Jane Fonda.

Fotograma del film Las Relaciones Peligrosas

Mientras rodaba la película, que sería interpretada por Jeanne Moreau y Gerard Philipe, Vadim imaginaba música sinfónica para darle vida a sus escenas. Una serie de combinaciones del azar terminaron por volcar la elección hacia el jazz, género del que Vadim era apenas un aficionado.

La prestigiosa publicación francesa Jazz Magazine rescató recientemente de sus archivos un reportaje de 1959 en el que recupera parte de la historia por la cual Monk finalmente grabó una serie de piezas que se utilizaron como parte de la banda sonora del film. Lo que no podría adivinar aquella crónica es que esos registros de Monk quedarían inéditos durante casi sesenta años, hasta que en 2017 el sello discográfico Sam Records lanzó al mercado una edición de lujo en vinilo y cd como parte de las celebraciones por el centenario del nacimiento del pianista y compositor.

Hoy el vinilo está agotado y en los sitios de venta online se pagan más de doscientos euros por una edición en estado más que adecuado. Fue una de las pocas ocasiones en las que Monk alistó a dos saxofonistas, su habitual compañero de ruta Charlie Rouse y el notable artista francés Barney Wilen. Completaron el grupo el contrabajista Sam Jones y el baterista Art Taylor.

Vadim se empeñó en conseguir el concurso de Monk luego de que una tarde visitó a su productor Marcel Romano, quien estaba escuchando uno de sus discos. Vadim quedó impresionado por el universo sonoro de Thelonious y pidió atender toda la música del pianista que estuviera disponible. Cuando ya estuvo atiborrado de la impronta monkiana decidió que no podía admitir otra banda sonora que no fuera una grabada por él.

Allí comenzó una danza de peripecias para que Monk aceptara no sólo grabar sino firmar el contrato correspondiente, que sólo se logró saldar con la decisiva intervención de la Baronesa Pannonica Rothschild, la gran madre y protectora del jazz, quien le dio refugio y sostén a Monk y a su familia en buena parte de su vida.

El rodaje de la película debía concluir en marzo de 1959 y Monk no sólo tenía agenda completa hasta mayo sino que tenía aversión por la firma de contratos, desde que fuera engañado años antes con los derechos de unas de algunas de sus más notorias composiciones.     

Monk y Pannonica. Foto: Moneta Sleet

Mientras buscaban desandar el laberinto que suponía la participación de Monk en el proyecto, Vadim y Romano aprovecharon la presencia en París del pianista Duke Jordan y del trompetista Kenny Dorham para grabar algunas escenas con ellos y otros músicos que se hallaban en la ciudad, como Barney Wilen, Paul Rovere y Kenny Clarke. La música que compuso Duke Jordan para la ocasión fue la que finalmente se editó como soundtrack oficial del film, ejecutada por el grupo de Art Blakey & The Jazz Messengers, mientras las tomas que finalmente registraría Monk permanecían juntando polvo en algún archivo.

Lograr que Monk aceptara formar parte de la iniciativa constituyó una odisea. Vadim y su productor viajaron a Nueva York, donde un amigo de Monk les anticipó que éste no se negaba a tocar su música pero sí a firmar un contrato. Entre idas y venidas llegó el mes de julio con una enorme preocupación de quienes financiaban el film. Vadim pidió que enviaran copias de la película ya terminada de modo de que Monk la pudiera ver y sobre esa base dar rienda suelta a su música.

Cuando Monk, acompañado por su mujer Nellie (a quien le dedicó el tema Crepuscule with Nellie”) y Pannonica vieron la copia del film quedaron satisfechos y marcharon a la imperial residencia de la Baronesa en Weehawken, New Jersey. Allí todo fue un caos, como Monk organizaba su vida. Se comía y se dormía según las necesidades y no en función de los horarios convencionales.

Rememora entonces la mencionada narración de Jazz Magazine:

“Nica había decidido hacer que Thelonious aceptara el famoso contrato a toda costa, y en toda la noche no se separó de los documentos, para poder presentárselos en el momento en que él pareciera dispuesto a firmarlos. Fue entonces cuando comenzó una ronda infernal, que corresponde a la realización de la vida ideal y libre tal como la concibe Monk. La casa de Nica cuenta, entre otras estancias, con una sala de ping-pong en la planta baja, una sala de música en el primer piso y una sala de televisión en el segundo. Apenas llegado, Monk, un apasionado del ping-pong, comienza una feroz partida con su anfitriona. De repente interrumpe el juego, sube al primer piso, se sienta al piano, improvisa. Nica le entrega tímidamente el contrato. Luego sale corriendo hacia el salón, pero sólo se queda un minuto delante del televisor. Los niños tienen hambre, dicen, y como padre considerado, vuelve a bajar a la cocina, para prepararles la cena… Al amanecer, la tan esperada firma aún no aparecía. Por la tarde va al estudio, pero es en vano. Ciertamente, Thelonious fue allí, pero todavía no estaba dispuesto a firmar. Dos días después, otra velada en casa de Nica, del mismo estilo que la anterior. Y finalmente, de madrugada, refugiado en su coche pero rodeado de todos sus amigos, viendo que ya no podía volver atrás, Monk firmó las nueve copias del contrato a la luz de una linterna. La relajación que siguió fue deliciosa; los abrazos duraron un buen cuarto de hora. Esto ocurrió la madrugada del 26 de julio y la música era esperada ansiosamente en París para el día 31”.

Hay que decir que Monk no compuso música original para ese film. Lo que grabó fueron ligeras variaciones de sus piezas más emblemáticas. Entre ellas Rhythm-a-Ning”, “Crepuscule with Nellie” y “Well, you Needn,t”, que para la edición de Sam Records de 2017 se completaron con tomas alternativas y cuatro versiones del tema Pannonica en piano solo y en cuarteto que permanecían inéditas.

Se merecía Pannonica todas las versiones posibles en este álbum (y en muchos otros, como efectivamente las tuvo). Al fin de cuentas la Baronesa le ofreció contención a Monk en sus años más oscuros. Le habilitó su mansión de Weehawken con una habitación despojada y solo ocupada por un gran piano, para estimular el regreso del genio a la composición y a la escena musical. Un piano que para algunos solía entregar por las noches sonidos celestiales. Pero para otros ofrecía sólo silencio porque no tenía teclas: toda la música estaba en la cabeza de Monk.

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