Texto: Pedro Andrade
El pasado mes de julio aprovechamos nuestra estancia en Vitoria con motivo del festival de jazz para acercarnos a la calle Cuchillería 60 y charlar con Beñat Lasagabaster, propietario del Dazz, uno de los locales más queridos por los músicos de jazz de nuestra región.
Ya en 2020 Beñat fue galardonado con el premio BBK Jazz en reconocimiento a su apoyo a la escena musical y no es para menos, por las tablas del Dazz han pasado una innumerable lista de grandes artistas, desde Ben Sidran, Seamus Blake, Tony Glausi, Jose Negroni, Leo Minax, Jorge Pardo, Lucía Rey, Antonio Lizana, Dan Barrett, Andrea Motis, Chano Domínguez, Pablo Martín Caminero, Cristina Mora, Michael Olivera, María Toro, Gonzalo del Val, Janine Johnson, Bill McHenry,etc…
Beñat nos recibe con una sonrisa, nos invita a unas cervezas, nos enseña el local y sus recovecos más pintorescos, nos regala unas camisetas y nos enseña los carteles y las fotos de todos los artistas que han pasado por su bar. Dice de si mismo, entre risas, que está un poco loco. Tanta es su locura que paralelamente a la programación semanal de la sala ha cerrado ya la novena edición del Festival Dazz Jazz, que tendrá lugar del 16 a 20 de octubre y del que también nos contó novedades.
El Dazz, abrió sus puertas, si no me equivoco, en el 2015. ¿Cuál fue la idea inicial?, ¿Teníais ya prevista la programación semanal de conciertos?
La idea era hacer un bar fuera del estándar de los bares que había aquí, que no tenían una programación de música en directo de nivel y continua. La idea de partida, sin embargo, ha ido creciendo poco a poco, nunca pensábamos que íbamos a llegar a lo que hemos llegado, pero bueno, aquí estamos, cuidando esto. Los que sabéis un poco de qué se trata esto sabéis que cuesta mucho cuidarlo, pero bueno, la idea era hacer música en directo, pero no al nivel al que hemos llegado. Gracias a Dios aquí estamos, gracias a los artistas, al público, al trabajo de los voluntarios que tenemos y a nosotros mismos.
¿Qué tiene el Dazz que lo hace tan especial? Muchos músicos que conozco están deseando volver a tocar aquí.
Sí, pues eso es la pregunta que hace mucha gente, pero yo siempre digo lo mismo: no hay secretos. Nosotros lo hacemos con toda la naturalidad del mundo, cuidando a la gente como nos gustaría que nos cuidaran a nosotros. Obviamente, cubriendo unos gastos mínimos de viajes, alojamientos, cenas y cachés. No hay más misterio, yo siempre lo digo, no sé cómo lo hacen los demás, pero bueno, nosotros funcionamos desde la naturalidad y desde el amor, sobre todo.
Muchos músicos te dirán que eso de cubrir los gastos mínimos no es tan habitual…
Sí, me lo dicen mucho, pero nosotros nos sentimos cómodos trabajando así.
Actualmente tienes una programación de grandes figuras del jazz nacional e internacional. ¿Pensabas desde el inicio que pasaría esto?, ¿A qué se debe este éxito de convocatoria?
Pues no lo sé, la verdad, pero los músicos, sea cual sea el nivel que tengan, si han tocado en el Dazz, siempre quieren volver, y somos los primeros sorprendidos. Al final se corre la voz, unos hablan con otros y empiezas a recibir propuestas. Otra cosa interesante es que ya ni siquiera hablamos de dinero con el artista. Cerramos una fecha, ellos saben que les vamos a cuidar bien, que se les va a pagar bien. Entonces, bueno, eso también es algo curioso, que mucha gente me dice. El Dazz es de los pocos sitios en los que no hablamos de dinero. Cerramos la fecha y de ahí para adelante.
En cuanto a la programación, ahora mismo entiendo que recibes muchas propuestas. ¿Cuáles son las complicaciones que se presentan a la hora de programar?, porque entiendo que la programación es una programación de temporada ¿verdad?
Pues sí, la verdad es que tenemos el programa cerrado hasta octubre de 2025, o sea, mucha gente me dice que parece un poco locura, pero, por un lado, me da cierta tranquilidad porque tengo el trabajo hecho en ese sentido, pero por otro lado me llegan ofertas, ofertas, ofertas y tengo que decir muchos nos que me sientan mal; pero no hay espacio suficiente como para decir sí a todos los artistas. Entonces, bueno, pues lo que te digo, estoy tranquilo, tengo el trabajo hecho, pero por otro lado me gustaría meter muchas cosas que no se pueden meter. Me imagino que les pasará a muchos clubs, porque hay muchos músicos y hay pocos sitios en toda la península donde tocar. Es una pena que no haya sitios.
Precisamente, en el País Vasco se está hablando de eso. Vemos que la oferta de locales que ofrecen música jazz es poca. ¿Cuál sería tu reflexión acerca de esto?
Mi reflexión es que el que quiere montar un club y dar música en directo tiene muy pocas ayudas gubernamentales, pocas ayudas públicas, que, aunque no las haya, locos como Gorka Reino (Bilbaina) o como yo lo vamos a seguir haciendo. Si hubiera más ayudas haríamos nuestro trabajo con menos miedo de traer a grandes figuras. Al final los sitios pequeños acercan el jazz a la gente en su raíz de origen, como en Nueva York o Nueva Orleans, donde el gran artista disfruta igual que el público, incluso diría yo que disfruta más que en un escenario grande como en un gran festival. Los clubs son la primera esencia del jazz, ¿no?. Yo diría que la reflexión final es que hay pocas ayudas públicas para programar y para apoyar la cultura.
Es una pena que en Donosti no haya una sala, aunque sea una pequeñita isla; en cada ciudad tendría que haber por lo menos un espacio que trate bien a los artistas, que valoren lo que hacen y que los artistas estén deseando ir a tocar al club. No gratis, porque yo escucho cosas por ahí que son muy tristes. Yo por 50 euros no iría a tocar, y es que es lo normal. Un artista que tiene una carrera, que tiene unos estudios y que le paguen 50 euros, que yo sé que sí, que hay casos de esos, pues… no me parece justo. Nosotros muchas veces perdemos dinero, es decir, nosotros ganamos de todo menos dinero, ¿sabes?, ganamos otras cosas, sobre todo ilusión.
Ya que dices que estáis un poco locos. Aparte de la programación que tienes en el local, ¿te has planteado hacer alguna residencia de artistas o colaboración con alguna otra sala o institución?
Sí, de hecho, bueno, hablando de eso, yo cedo el local a una asociación de jazz que hay en Vitoria que es el Jazzteiz, que es una asociación de músicos jóvenes, muchos estudiantes de Musikene, muchos jóvenes de aquí, toda la gente amateur. Pero bueno, les cedo el local para que se junten y hagan sus jams una vez cada mes o cada dos meses y bueno, en ese sentido también tenemos el local abierto para que la gente pueda disfrutar del jazz. En cuanto a las residencias, no hemos llegado a hacerlas todavía. Creo que los de la Bilbaína están haciendo una residencia con músicos locales, la llaman Lithium, si no me equivoco.
Siguiendo con los proyectos. En octubre se celebrará la novena edición del festival Dazz Jazz. ¿Cuéntanos cómo se proyecta la idea, cómo se materializa y cuáles son las ayudas o colaboraciones que tienes para poder llevarla a cabo?
Sí, pues los cuatro primeros festivales fueron antes de la pandemia y se hicieron aquí en el local, en un formato más pequeño, pero también trajimos artistas de nivel. A raíz de la pandemia con aforos más limitados y demás, tocamos la puerta a la Fundación Vital que gracias a Dios está apoyando ahora al club. Creamos una asociación y de ahí sacamos el festival del club a un espacio más grande, un teatro pequeñito pero con muy buena acústica, que es lo más importante para nosotros. Sobre todo, que haya buena acústica y que esté todo muy recogidito, que se asemeje un poco al club. Son 268 butacas y esta es ya la novena edición. El festival ha ido creciendo y después de la novena vamos a por la décima. Tenemos la programación cerrada para esta edición. Traemos a Deborah Carter, a Munir Hossn, a Antonio Serrano, Raynald Colom con su proyecto más hiphopero y scratch, y al quinteto de Ariel Bringuez.
¿Y eso tiene ya unas fechas concretas?
Sí, es del 16 de octubre al 20, de miércoles a domingo. Tendremos una pre-inauguración del festival aquí en el club. La hacemos todos los años y a la gente que ha comprado el abono le damos la entrada gratuita. Vosotros estáis invitados, claro.
Muchas gracias, ¡vendremos!. ¿Cómo surge la idea de hacer un festival?
Sí, pues aquello fue, como te he dicho antes, las cuatro primeras ediciones las hicimos aquí el club y lo hacíamos coincidir con el festival de jazz de Vitoria, justo en las fechas que estamos hoy en día. Lo hacíamos coincidir ahí, pues como muchos bares de Vitoria que no programan todo el año, pero aprovechando que está el festival y se hacen conciertos, todas las tardes, por toda Vitoria, que está bien y me encanta. Y nosotros estábamos ahí metidos. Pero claro, nosotros teníamos un programa ya de mucho nivel, que no tenía nada que envidiar a los grandes festivales, por los artistas que traíamos y pensé que era absurdo hacerlo la misma semana del festival. Así que llevamos ya tres años desde que lo sacamos de julio a octubre y ha sido un acierto total, tanto para nosotros como para la ciudad. En octubre no hay muchas cosas en la ciudad y justo está nuestro festival. No tenía mucho sentido hacer nuestro festival, el festival de jazz de Vitoria y el de Donosti a la semana siguiente, todo en un mismo espacio y en la misma temporada de julio, teniendo en cuenta que durante todo el año no había nada. Esa ha sido un poco la idea del festival.
Bueno, así surgen algunos festivales también, ¿no? Poco a poco. Lo mismo dentro de dos o tres temporadas más, el festival Dazz Jazz puede estar, digamos, a un nivel de gestión similar a la de un gran festival.
No hay más que ver los carteles de los artistas, no solo de este último año, sino de todos los anteriores, donde hemos tenido desde Andrea Motis a Alfredo Rodríguez, Jorge Pardo, Chano Domínguez, etc. Todos los músicos de la primera línea.
¿Cuándo empezáis con la programación de conciertos de la nueva temporada?
El primer concierto es el 22 de septiembre y ahí vamos sin parar hasta julio del año que viene.
¿Y programáis de martes a domingo?
Semanalmente, lo que no hacemos en Dazz es programar ni viernes ni sábado, porque esta calle (Calle Cuchillería 60) se pone a tope de gente en viernes y sábado, no tiene sentido hacerlo cuando el bar está lleno. Hemos hecho conciertos hasta el lunes, porque como te digo, estoy un poco loco, hemos hecho conciertos hasta el lunes, martes, miércoles, jueves y domingos. Menos viernes y sábados hacemos todos los días.