Texto: Federico Ocaña
“Lugares y logaritmos” (2024) es el segundo trabajo discográfico de Roberto Gimeno, autor de las composiciones y guitarrista líder de un quinteto conformado por guitarra, contrabajo, piano, saxofón y batería.
A su alrededor, constituyen la formación de quinteto dos músicos veteranos y con madera de líderes como Antonio Peñalver y Enrique Simón, además de los muy solventes Pepe Pérez, al saxo, y Andrés Lafuente, a la batería. Peñalver es un contrabajista de los que no le temen a ningún género, músico de estudio con una dilatadísima carrera y que multiplica su influencia en todo tipo de formaciones de jazz; un músico hiperactivo en los escenarios, que se atreve a iniciar los temas a solo sin contemplaciones. Con Enrique Simón tenemos la sensación de que es uno de esos pianistas que Castilla desprecia, porque ignora, un músico más apreciado fuera de las fronteras del estado español que dentro de ellas, con solos tan cuidados estéticamente como trabajados académicamente. Los ejecuta con un estilo impecable que le ha llevado a atraer a músicos de todo tipo de géneros y generaciones, desde los veteranos percusionistas Carlos Carli y Jeff Jerolamon hasta el cantaor Niño de Elche, por mencionar algunos de los más relevantes que han solicitado su colaboración.
Entre los cinco, particularmente entre Gimeno, Peñalver y Lafuente, compañeros de viaje desde aquel primer disco del guitarrista, “Horizonte”, se establece un diálogo permanente y permanentemente enriquecido.
En “Lugares y logaritmos” encontramos una de esas joyas que es difícil descubrir si no se bucea en el jazz contemporáneo que está promocionando gente como Jota Baeza de Jazzazza y que se nutre precisamente del directo. La complejidad de las composiciones necesita de, se complementa con, la interacción de los músicos, algo que solo se consigue con la fidelidad a la improvisación como base del jazz.
En temas como “Invisible” encontramos ya el clima oscuro y cerrado sobre sí mismo de todas las composiciones del álbum de Gimeno, un profesor de guitarra que se sumerge en sentimientos oscuros y melancólicos y los convierte en música con una destreza admirable. Tras una introducción de la guitarra, un ritmo ágil, en compás de 6/8, articula un tema donde destacan la rítmica de Peñalver y Lafuente y las improvisaciones de Simón, Pérez y Gimeno. “A place for you” nos descubre, nos lo descubre, el contrabajo de Peñalver. Es una de las composiciones donde Gimeno se destaca como guitarrista líder de la formación y como creador de armonías complejas en las que el resto de músicos – así ocurre aquí con el saxo- se encuentran ante el reto de abrir caminos al desahogo. “Minor Tooth” es otra buena muestra de la vanguardia que representan estos “Lugares y logaritmos”, donde destacan, de nuevo, la guitarra y el saxo, con un acompañamiento brillante del piano y una rítmica -especialmente la batería de Lafuente- que aportan, con un toque barroco, densidad al conjunto. Es precisamente el batería quien inicia el siguiente tema, “Above Us”, un tema tripartito donde, como expresa su propio título, todos los músicos se reparten protagonismo de manera virtuosa: con destellos impresionistas, la agrupación se divide, se dispersa y deja que cada solista se libere para a continuación recomponer el conjunto en los solos. “Lugares y logaritmos” cierra el disco con una melodía algo más brillante, juguetona, en una atmósfera menos oscura que en anteriores pistas. Guitarra, piano y saxo se van incorporando como en cascada al tema, ejecutado en 3/ 4 con una sección rítmica que no se deja escuchar en cada fraseo como un apoyo fundamental, primero de Simón, luego, con el piano de vuelta en el acompañamiento, de Gimeno y en último término de Pepe Pérez (un solo de saxo, este, que incide en ese tono juguetón del que hablábamos). La improvisación de Peñalver, a dúo con la batería, deja uno de los momentos más entretenidos del álbum, con la guitarra colándose también al final del solo, dando cuenta del carácter espontáneo de este disco de vanguardia.
Tras “Horizonte” (2020), por cierto, un disco con un tono totalmente distinto, más ecléctico en cuanto a los estilos (escuchen el paso de “Transeúnte” a “Empiric” y de ahí a “Into my Arms”), más alegres hasta cierto punto, este “Lugares y logaritmos”, segundo disco de Roberto Gimeno le confirma como un compositor y guitarrista de relevancia en el panorama nacional. Bien apoyado por músicos también de primer nivel, el disco da prueba de que no se resigna a ser uno más de cierta vanguardia acartonada y, fiel al espíritu de despliegue matemático del título, aspira al lugar y al logaritmo, sin conformarse con la comodidad del primero y sin renunciar a la complejidad del segundo.