Concierto en Jazzmadrid18, Teatro Fernán Gómez (15/11/18).
Por Miguel Valenciano. Fotografías de Jaime Massieu (Jazzmadrid)
No será la primera ni la última vez que mencionemos Calle 54, el film del director Fernando Trueba dedicado al latin jazz, en este medio. Y es que el gran éxito internacional que supuso este film musical, devolvió a la primera plana a artistas legendarios como Tito Puente o Bebo Valdés, a la vez que nos presentó por primera vez, a los menos eruditos, figuras como las de Michel Camilo, artista que hoy nos ocupa. Su última visita a Madrid, enmarcada en el Festival Internacional de Jazz, Jazzmadrid18, convocó a sus seguidores en el Teatro Fernán Gómez, céntrico coliseo cultural de la capital.
En esta ocasión, el polifacético pianista, compositor, productor y director de orquesta, se presentó en concierto solo, junto a su piano, instrumento catalizador del genio dominicano. Como él mismo recordó, tras presentarse con el tumbao de Island Beat, 24 álbumes conforman su carrera discográfica, y en este concierto rescató la esencia de su Live in London, un repaso de sus propias composiciones, salpicadas con homenajes a autores como Paul Desmond o John Ricardelli. Camilo domina el instrumento en cualquiera de sus facetas, con extrema sensibilidad en baladas como la dedicada a su esposa, Sandra Serenate, y de manera electrizante cuando la herencia latina le posee, como un conguero sentado al piano que ejecuta armonías y escalas vertiginosas, poniendo a prueba la solidez en la construcción de cualquier piano que postre a sus pies. Ese estilo sobrecargado (no con sentido crítico, sino descriptivo) emana de su figura menuda, convirtiéndose inmediatamente en contagioso, como la sonrisa con la que, cada dos o tres piezas, agradece las ovaciones sucesivas, en pie y frente al público.
Las anécdotas, bien dosificadas, de grabaciones y encuentros que significaron algo importante en su vida, sirvieron de aperitivo a la sucesión de clases magistrales con las que el pianista demostró su inigualable sentido del ritmo, patente en su versión de Take Five, la cual confesó haber tardado un año en poder ejecutar con comodidad, por su difícil obstinato. Como era de esperar, el momento esperado por muchos (volviendo a conectar con Calle 54) llegó hacia el final del concierto, cuando sonó From within. La pieza, que grabó en trío para el film de Trueba, arrancó los más sonoros aplausos, cada vez que una de las ruedas armónicas de la composición terminaba, para dar paso a la siguiente. Horacio “El Negro” y Anthony Jackson estuvieron presentes en los dedos de Camilo, un portento que cumplió con las expectativas, como cada vez que se presenta en Madrid, independientemente del formato. Siempre será un placer volverá disfrutarle.