Por Miguel Valenciano.
Norah Jones es uno de los buques insignia de Universal, convertida en una de las artistas de mayor proyección internacional de su generación desde que lanzara su “Come Away With Me” en 2002.
En este nuevo comienzo, como articula el título del álbum “Begin Again” podemos escuchar a una Norah Jones perfectamente reconocible, con su inconfundible textura vocal, rebosante de calidez y dulzura. No es el jazz lo que mejor define su música, aunque esté presente. Este no es más que otro elemento, fundido con el folk, el blues o el soul, que la artista utiliza para componer algo tan sencillo y tan complejo como canciones. Quizás es esa envoltura pop, en el mejor de los sentidos, junto con el carisma de la artista, lo que ha llevado a Jones a ser una superventas, reuniendo entre su público a escuchantes de todos los géneros, desde el circuito jazz al indie.
En lo puramente musical, el disco reúne una colección de canciones instrumentadas de manera casi minimalista, con sonoridades muy acústicas y destellos de producción contemporáneos. Hammond, vientos, groove contenido y el irrenunciable piano de Norah colorean y estructuran un entorno musical donde la voz flota, siempre íntima y protagonista. Arreglos aparentemente sencillos, sin estridencias ni intrincadas figuras rítmicas, terminan por rematar un álbum acorde con lo que esperamos de la artista: música, ternura, elegancia y un disco que puede acompañar al oyente en cualquier contexto, sin grandes sorpresas pero con un puñado de canciones bien bonitas.
