Texto & entrevista: Juan Carlos Abelenda
Realismo es el nuevo y más reciente trabajo del pianista y compositor gallego Xan Campos, un músico que cuenta con una nutrida e interesante discografía en el sello gallego Free Code Records. Una grabación con una propuesta jazzística que apuesta por una concepción musical y sonora diferente, heterogénea y ante todo contemporánea. En la entrevista Xan Campos nos devela el proceso creativo que ha llevado a cabo en esta nueva grabación y así mismo nos manifiesta su propias reflexiones con respecto a los nuevos tiempos que nos ha tocado vivir y como le han influido en su manera de entender la música y principalmente de vivir.
– Después de la publicación en el año 2016 de tu disco ESD vuelves este año 2020 con una nueva grabación, Realismo. ¿Cómo ha sido este digamos “regreso” al mundo de la grabación, si es que se puede decir que es un regreso?
Ha sido muy diferente de todos los discos que había grabado hasta este momento. Después de lanzar ESD tuve un gran dilema musical-existencial porque había demasiadas cosas que quería hacer, demasiados proyectos diferentes, y tuve que organizar bien las ideas y tomar decisiones. Llegué a la conclusión de que lo que más me apetecía en este momento era grabar con el Trio, que además es mi proyecto más consolidado y con el que más me identifico, pero también decidí que quería hacerlo desde un enfoque totalmente nuevo. Para eso me junté con Hevi, productor y rapero con el que ya había trabajado en un par de ocasiones y el resultado fue excepcional. Lo más interesante de trabajar con Hevi es que entiende la música de una forma muy diferente a lo que nosotros estamos acostumbrados. Nos sacó de nuestra zona de confort y nos hizo pensar en otras cosas que ni nos planteábamos. Así como nosotros somos meticulosos y exigentes con aspectos puramente musicales, él lo es con la captación del sonido, con el equilibrio de los elementos, con la sonoridad global… La grabación duró siete días, mucho más de lo normal en un disco de jazz, y dedicamos mucho tiempo a trabajar el sonido del disco y experimentar con todas las herramientas. Fue un proceso muy duro pero al mismo tiempo muy enriquecedor.
– ¿Cómo ha sido que se ha producido tanto tiempo entre ambos discos?
Durante estos años estuve trabajando en Realismo a fuego lento. Las primeras composiciones son de 2015 y el trabajo con Hevi para desarrollar el concepto y empezar con la preproducción arrancó a principios de 2018. Fue un proceso muy profundo y emocionalmente intenso, así que necesité bastante tiempo para madurarlo. De todas formas, durante todo este tiempo estuve más activo que en ningún otro momento de mi vida, tocando la música de mis anteriores discos y haciendo muchos conciertos como sideman. Me encanta tocar la música de otra gente, tanto o más que la mía propia, y por suerte he tocado con artistas súper interesantes a los que admiro muchísimo. En estos cuatro últimos años he grabado unos 15 discos como sideman y alguno co-liderado, como The Ghalpón Sessions del trio de improvisación Fuzzo.
– Tu nueva grabación, Realismo, tiene un título muy enigmático que parece que ha coincidido con los tiempos actuales tan difíciles que estamos viviendo y que nos presenta una realidad distinta a la estábamos acostumbrados e incluso se podría decir que distorsionada ¿Me puedes comentar en relación a este título?
La verdad es que tanto el título como la portada han sido un poco proféticos, pues estaban decididos muchos meses antes de que apareciese el coronavirus. El disco es una especie de homenaje al concepto de realidad, enfocado desde varias perspectivas. Por un lado es una reivindicación de la vida real contra el mundo virtual en el que vivimos. Es un llamamiento a abandonar en cierta medida el mundo de las pantallas y los estímulos continuos, que es muy adictivo pero que nos anestesia y nos roba nuestros sentimientos y emociones más intensas, y volver a interactuar con el mundo más físico y palpable, con las personas o con la tierra. Por otro lado, es un cuestionamiento sobre qué es la realidad. Una vivencia presente, un recuerdo o una fantasía que nunca ha ocurrido son igual de reales y valiosos para quien los concibe y todo se puede entremezclar y relativizar. En el disco suceden ese tipo de juegos de ilusionismo. Hay momentos que crees estar escuchando un sintetizador pero en realidad es un piano grabado al revés, con un delay, un micrófono en concreto que realza ciertas frecuencias… en el disco sólo hay instrumentos acústicos, pero la realidad es muy flexible. Por último, el título también refleja una llegada a la madurez, cuando todos los sueños e ilusiones de la infancia se pueden ver con perspectiva, y cómo la vida te ha sorprendido gratamente en algunos aspectos y te ha decepcionado en otros. Y cómo encontrar el equilibrio en todo ello para ser feliz.
– ¿Cómo has vivido estos tiempos de pandemia que estamos sufriendo y en particular entre la “realidad pasada” y la “realidad presente” tan distinta que tenemos?
Desde el primer momento me tomé todo esto con mucha calma y sin expectativas, y eso me ha hecho vivirlo de una forma bastante positiva. La pandemia está siendo terrible para mucha gente, es una catástrofe, pero también está sirviendo para demostrar que el capitalismo no funciona, que una sociedad donde el consumo es más importante que la salud y bienestar de las personas es un sistema podrido, y quizás eso plante una semilla que sirva para cambiar algo en el futuro. En mi caso personal, el confinamiento a nivel económico fue un desastre, pero a nivel emocional fue un alivio romper con el ritmo de vida casi insostenible de la “realidad pasada”. Me gustaría aprender de esto y conseguir mantener un estilo de vida y unas prioridades un poco más parecidas a las que tuve entre marzo y junio.
– ¿Cómo ha repercutido en tu día a día la “nueva realidad” que nos ha tocado vivir y en concreto en relación con la música, la composición y la manea de entender la interpretación?
Los meses de confinamiento me sirvieron para reflexionar y ver todo un poco más a largo plazo. Al principio aproveché para estudiar con regularidad, algo que hacía tiempo que no me podía permitir, y trabajé en unas cuantas ideas musicales que tenía pendientes desde hacía tiempo. Después me di cuenta que la situación era una oportunidad para hacer cosas que en otras circunstancias no podría permitirme, muchas de ellas no relacionadas con la música en absoluto. Fue interesante. El verano fue de los más ajetreados de los últimos años, bastantes conciertos y mucho trabajo pendiente de los meses de parón, entre otras cosas la grabación de dos discos que se habían tenido que suspender. Creo que lo más duro llegará en invierno. Ahí seremos conscientes realmente de cómo de profunda es esta crisis para la música y la cultura en general.
– Hablando de tu nueva grabación, Realismo, se ha publicado en el sello discográfico Free Code Records. Éste es un sello discográfico en el que has publicado la mayoría de tus discos. ¿Qué relación tienes con el mismo a la hora de publicar tus proyectos?, ¿tienes la suficiente libertad para desarrollar tus ideas musicales y tu ideas creativas en el diseño de las portadas?
Free Code no es la típica discográfica. Es más bien un colectivo de músicos y músicas que publican con el mismo sello sus trabajos autoproducidos. Eso hace que tengas libertad absoluta, tanto para la música como para los diseños y los formatos en los que lanzas tu disco. Cada artista se paga su grabación y sus copias de los discos, pero después son tuyos al cien por cien y puedes gestionar todo de la forma que prefieras. Estudiando las opciones, hasta ahora siempre me pareció lo más beneficioso para mi.
– Tus dos últimos trabajos han tenido un planteamiento muy distinto a lo que nos tenías acostumbrados. ESD – Free Code Records, 2016- es un trabajo radical a nivel sonoro, mientras que por el contrario Realismo se podría decir que es totalmente distinto y con una concepción musical totalmente opuesta. ¿Nos puedes comentar respecto de ambos trabajos esta contraposición de idearios musicales?
Al ser oyente de muchos estilos y gustarme muchas músicas diferentes, siento la necesidad de tocar un poquito de todos esos estilos, por puro placer personal. El proyecto ESD nace de la necesidad de hacer una música un poco más rockera y psicodélica, y además en él maté el gusanillo de utilizar sintetizadores y empezar a experimentar con otros instrumentos de tecla diferentes del piano, así como con pedales de efectos. El caso de Realismo es un poco distinto. Por suerte, en estos últimos años he estado tocando en proyectos interesantísimos de muchos estilos diferentes: Juzz (jazz-rock), Fuzzo (improvisación libre psicodélica), Demian Cabaud “Astah” (free jazz), Ghost Beast (pop electrónico con sintetizadores), muchos proyectos de jazz contemporáneo en infinidad de formatos, algunos más tradicionales, más folklóricos… También estuve tocando bastantes obras clásicas, aunque esto por ahora sólo en la intimidad. Así que mis necesidades estaban cubiertas, y ahí surgió el dilema: ¿Qué es Xan Campos Trio? ¿A qué suena? Entonces me di cuenta de que Xan Campos Trio es una entidad concreta, con su personalidad propia, con su sonido y una identidad que fuimos desarrollando durante los últimos 15 años, y me pareció mucho más coherente plantear la grabación del disco no como un disco de jazz cualquiera, sino de una forma más propia, única y genuina. No hay duda de que somos jazzistas, pero creo que hemos hecho un disco de “música”, entendiéndolo como algo más transversal.
– Por lo que comentas se puede entender que tienes diversas fuente musicales a la hora concebir tu música. ¿Cuáles son tus influencias musicales?
Creo que mi cultura musical es un poco particular. Hay discos míticos, de los que dirías que conoce todo el mundo, que no he escuchado en mi vida y sin embargo otros menos conocidos que me han marcado mucho. De pequeño escuché mucha música clásica y creo que esa es la base de todo mi lenguaje y mi intuición musical. Después escuché mucho jazz y poco a poco fui descubriendo un montón de cosas que me gustaban: rock, pop, reggae, electrónica, tradicional gallega… Los grupos que más he escuchado estos últimos años son Radiohead, Alt-J y Grizzly Bear.Con el jazz tengo una relación de amor-odio. Últimamente casi sólo escucho discos de los años 60.
– Realismo tiene un gusto por la melodía y sin duda por los sonidos cadenciosos. Se puede percibir una clara intención en la música de atrapar al oyente, citar como ejemplo “Fame Noir”, “Amoria” y muy especialmente “Mochi”. Muchas de las composiciones del compacto tienen un fiel reflejo en músicos actuales, como por ejemplo en el caso del pianista Brad Mehldau y de manera bastante clara en el grupo The Bad Plus, en concreto en el uso de la melodía y el cambio de ritmos. ¿Qué me puedes decir al respecto, y si me puedes señalar que músicos pueden servirte de reflejo para tu ideario musical?
Los dos que nombras, tanto Brad Mehldau como The Bad Plus, me gustan mucho y tuve épocas de escucharlos todo el rato. Con Ethan Iverson tuve la suerte de dar varias clases y me cambió bastante la vida, sobre todo me ayudó a buscar mi identidad musical. Una vez me preguntó “¿por qué pretendes tocar jazz si no te gusta?” y me dejó descolocado durante meses. Otro pianista que me marcó mucho fue Aaron Parks, es lo más cercano que conozco a mi idea de perfección. De todas formas, intento no tener referencias demasiado fuertes de jazzistas actuales para poder llegar por mi cuenta a mis propias conclusiones. Muchas veces me dicen que mi música se parece a algunos artistas o grupos que no conozco o no he escuchado.
– El trabajo está conformado por un trío, pero en ocasiones da la sensación de ser más músicos. Te acompañan Horacio García así como Iago Fernández. ¿Cuál es el motivo de haber elegido estos músicos, y si crees que han entendido el tipo de música a desarrollar?
Iago y Horacio son una parte de Xan Campos Trio tan importante como yo mismo. Llevamos casi 15 años tocando juntos y han participado en el desarrollo del lenguaje y la personalidad de la banda desde el principio. Después de tantos años de convivencia nos entendemos súper bien tanto personal como musicalmente y tocar con ellos es una de las mejores experiencias que puedo vivir.En Realismo hemos experimentado con pedales de efectos, loops y otras herramientas que hacen que, a pesar de estar interpretado exclusivamente con instrumentos acústicos (piano, contrabajo y batería) por momentos parece que haya otros elementos formando parte de la música. En directo estamos incorporando todos esos mecanismos que desarrollamos en el estudio y están funcionando muy bien.
– También es llamativo que en tus discos prefieres que todo el material sea original de tu propia inventiva. No tocas temas de otros autores. ¿Cuál es el motivo de este planteamiento?
En mí día a día toco mucha música de otros autores y me encanta. Aprendo muchísimo, tanto de tocar obras de compositores clásicos, como de tocar temas de pop, standards o lo que sea. Como decía antes, una de las cosas que más me gusta es tocar la música de mis compañeros y compañeras, intentar hacer sonar el tema como esa persona se imagina pero aportando mi propia personalidad. Me siento muy afortunado de que ofrezcan al mundo esa parte de sí mismas y poder participar de ella. De la misma forma, a la hora de grabar mis discos lo más especial que puedo ofrecer es mi propia música, con la que más me identifico y que refleja mejor mi identidad única.
– Es curioso que Realismo sea un trabajo realmente corto en cuanto a duración, escasamente treinta y cinco minutos. ¿Hay algún motivo e idea concebida en ello?, pues un compacto puede ofrecer más del doble de tiempo que has empleado en el proyecto.
Todo el proceso está pensado para ser editado en vinilo, así que la duración del disco es la apropiada para un LP de 12 pulgadas: unos 18 minutos por cara. Además tengo que reconocer que como oyente me gustan los discos cortos. Te permite tener mayor perspectiva del disco como un conjunto y es bueno quedarse con ganas de más, es más probable que lo vuelvas a escuchar.
– También es llamativo el diseño de las portadas de tus discos, pues tanto en ESD como en Realismo es algo que no pasa inadvertido. ¿Te encargas tu mismo de la confección de las mismas, tienen algún mensaje que quieren transmitir? La de tu último trabajo es realmente atrayente y curiosa, puedes explicar algo en relación a la misma.
Todas las portadas de mis discos son trabajo de Adrián Parcero, de Guillotina Estudio, amigo de toda la vida y una de las personas más creativas que conozco y de las que más admiro. Ya en 2007, cuando ambos teníamos 19 años, fue el diseñador de mi primer disco, Ida e Volta. Para desarrollar los diseños, normalmente yo le hablo del concepto del disco o, si tengo alguna idea concreta, se la planteo y él la desarrolla para convertirla en el diseño del álbum.En este caso, yo estuve frikeando con imágenes microscópicas durante muchos meses. Me gustaba mucho la idea de encontrar fotografías de elementos que están todos los días entre nosotros pero vistos desde una perspectiva que los hace parecer algo totalmente distinto del mundo que nos rodea. Después de una larga búsqueda encontramos estas micrografías de pólenes hechas por Louisa Howard, de la Dartmouth College, una universidad estadounidense, que pudimos utilizar y que me encantan porque me recuerdan a planetas, zepelines y globos aerostáticos y las convertimos en la imagen de Realismo.
– Por último me gustaría que comentaras como vas a promocionar el disco y como ves del futuro de la música de ahora en adelante, y si crees que hay interés por el tipo de música que desarrollas hoy en día.
La promoción del disco quiero hacerla con mucha calma, porque ahora mismo todo va más lento. Me gustaría que durase en el tiempo, poder ir presentando el disco poco a poco en diferentes sitios durante varios años. Por ahora estoy muy contento con la acogida que está teniendo Realismo. He recibido muy buenas reacciones tanto desde el mundo del jazz como de otras escenas. Mucha gente que no suele escuchar jazz me ha dicho que le encanta el disco y en los conciertos hasta ahora estamos teniendo una respuesta impresionante.El sector de la música tiene un futuro muy complicado, sobre todo porque ya era precario antes de la pandemia. Lo bueno es que hay mucha gente con muchas ganas de luchar por la cultura y están surgiendo iniciativas muy interesantes. Todos los conciertos en los que he estado desde el confinamiento estaban abarrotados, y eso es algo a lo que agarrarse, pero tenemos que seguir peleando y exigiendo apoyo institucional a la cultura y al arte, hacerles ver que es una parte fundamental del bienestar de las personas.