Texto: Juan Ramón Rodríguez / Fotografía: Manthos Giourtzoglou
La simplificación del lenguaje es una de las arraigadas constantes en el devenir del jazz, más aún en vertientes contemporáneas o cercanas a la fusión. Los músicos picotean detalles y abalorios de un libro de estilo más escorado a la sagaz experiencia que a carices más normativos. Siempre lejos de los ya conocidos corsés, esos que han propiciado todas las revoluciones del género. En su búsqueda más expresionista, el objetivo converge en la mera estampa de sensaciones, una suerte de cuadro sonoro capaz de supurar suspense frente a su gama de grises. Un camino ya transitado, pero atractivo y dispuesto a nuevos exámenes.
Envuelto en sombras, Christos Sitokonstantinou entrega una muestra de ese etéreo hacer con su debut Filodia. Percusionista de cabeza y vibrafonista de corazón, su carrera se encuentra alejada del foco inmediato. De raíces helenas, llegó a tomar lecciones con Gary Burton y a colaborar con las orquestas de Tesalónica y Volos. No obstante, es Delasito Project su refugio para ideas más personales junto al guitarrista Andreas Papagiannakopoulos, el bajista Panagiotis Charalampopoulos y el batería Thanos Hatzianagnostou, amén de la colaboración de Zissis Georgalios al kanun. Su resultado es una vibrante amalgama próxima al arte fantasmagórico cuyo asiento conforman sonidos progresivos y próximos al ambiental.
La primera impresión suscitada es la de un abrazo generalizado a tonos melancólicos, prestos en la tensión de acordes dominantes, tras una sobria puesta en escena. Se vislumbran las influencias de Filodia más allá del último cuarto del pasado siglo, poco o nada que ver con la ortodoxia del viento metal. Sí destaca un claro gusto por vertientes de rock como en el caso de “Naida” y su guiño a Deep Purple. Mención especial a la labor de Andreas a las seis cuerdas, mayor aliciente durante los ocho cortes del disco con fraseos de Bill Frisell en los tempos lentos y de Robben Ford en los ágiles.
La impronta del líder cuenta con trazo firme a través de un minutaje que, si bien excede de la media, no acaba por pesar. La composición toma testigo de estructuras amigas de Nik Bärtsch o el sello ECM, con ejemplos en la inicial “Jamiant Steps”. La sección rítmica marca un acento funk de registros accesibles en “Made in Chapan” y su trepidante recta final. Recorre la sensación de una necesidad imperiosa en abarcar un paulatino eclecticismo a cada compás, con intrínseco riesgo de indeterminación. Sin embargo, resuelve Delasito Project con abundante parsimonia. Es el caso de “Subway”, ávida de quiebros y bossa nova.
La ejecución del vibráfono por parte de Christos añade un interesante valor apartado, a su vez, de ya recurridos nombres con la posible excepción del aludido Burton. La huella es popular y de curioso parentesco, con parecidos a un post rock propio de bandas como Tortoise o The Mercury Program. Prueba ineludible al oído en la intensa “Sleeptalking”. Asimismo, piezas solistas como “Salvae” o la homónima “Filodia”, arpegios clásicos mediante, dotan a la obra de un logrado lirismo. Ante todo, sin olvidar un quejumbroso leitmotiv de modos menores y juego de variables, estatismo y dinamismo o una ansiada resolución en la cadencia armónica.
Rubrica Filodia halagüeños presagios en la carrera de Delasito Project. El cuarteto convence en su propuesta de mesura y capas advertidas tras ese lienzo blanco y caballete llamados jazz. Momentos introspectivos que dan paso a sobria y ajustada vehemencia, sin excesivas pretensiones que no comprendan el desasosiego de un proyecto a medida. Un alegato inmerso en mil y un nocturnos recovecos, amigo del balanceo libre de cualquier etiqueta que no sea una chispa en la oscuridad. Se atisba una conclusión palmaria. La libertad, casi minimalista, de no transmitir más que un ustible soplo de desahogo o de angustia al oyente.
Puedes escuchar y adquirir la versión digital de Filodia pinchando en este enlace
Una edicion limitada en vinilo saldrá a la venta el próximo 30 de octubre