Entrevista: José Pruñonosa / Fotografías: Antonio Porcar & Chevi Martínez
JP- En 1991 abrió sus puertas el Jimmy Glass en el 28 de la calle Baja del valenciano barrio del Carmen, justo en la última época del mítico Perdido Club de jazz, centro histórico del jazzísmo valenciano que cerró sus puertas en 1995. El nombre del local parece un juego de palabras que nos recuerda al también mítico tema Jimmy Jazz del álbum “London Calling” de The Clash lanzado en 1979. ¿El Jimmy Glass estuvo pensado desde el principio como un club de jazz?
Ch- Bueno, desde principios de los años setenta he estado vinculado al mundillo musical y cultural en el barrio del Carmen y cuando en 1991 fundé el Jimmy Glass costaba mucho atraer gente al jazz, por lo que ponía jazz, jazz fusión y algo de rock progresivo de los sesenta. Fue en 1994 cuando me arriesgué y decidí que fuera exclusivamente un local de jazz. La idea era dotar al sitio de un carácter y un ambiente singulares para el jazz. Algo que fue consolidándose poco a poco y con mucho esfuerzo, ya que nunca he recibido ningún tipo de subvención. No busqué ningún modelo, ni estético ni dinámico, me dejé llevar por mi estilo y mi criterio, huí de los estereotipos y parece que a la gente le gustó. Resulta que sin saberlo encajaba con las tendencias de algunos clubes que estaban imponiéndose en Nueva York y otros centros neurálgicos del jazz internacional. Esto me dio alas para arriesgar y comenzar a programar paulatinamente más y mejores grupos, también internacionales, con lo que la gente, adictos, aficionados o no, comenzó a venir cada vez con más asiduidad. El Jimmy empezó a tener una programación estable de mucho nivel con nombres internacionales que hubiera sido difícil ver en un club en esos momentos. Estos músicos se sienten como en casa. Para ellos hay una conexión clara entre Nueva York (y otras ciudades) y el Jimmy Glass. Decían y dicen: “the Jimmy Glass is real”, mientras se beben un whisky. Todo esto ha llevado a crear un público entregado y con criterio, que acepta todas las propuestas, sean arriesgadas, vanguardistas o consolidadas, que me permiten funcionar con libertad sin perder el norte. Éxito y prestigio, sí. Pasión, también. Pero esto no es sinónimo de éxito económico. El que quiera triunfar económicamente que no monte un club de jazz, ja, ja.
JP-Justamente, durante la década de los 70 Antonio de Miguel en la revista “Disco Exprés”, frente al “jazz para pocos pues a más intimidad, más sentimiento”, abogaba por un “contacto jazzmen/público, sin whisky pero con pelos” ¿Piensas que el Jimmy Glass recogió por derecho el testigo del mítico Perdido Club de jazz de Valencia, a pesar del cambio de paradigma que se había iniciado en décadas anteriores y que sustituyó mesa, sofá y whisky por cerveza en la barra…?
Ch- Bueno, en principio el Jimmy Glass no pretendía recoger el testigo de Perdido, aunque los medios así lo dicen habitualmente y puede que tengan razón. Fue un gran club de jazz, por el que pasaron grandes figuras durante los años ochenta, por lo que el Jimmy se siente honrado. Pero tal como dices, los estilos cambian. Hay diferentes tipos de clubes de jazz actualmente. Siempre habrá los de carácter sobrio y conservador, pero el cambio al que haces referencia viene dado por promover el jazz hacia un público más amplio sin perder su esencia. Hay una gran cantidad de jóvenes atraídos por el jazz, y la mayoría huyen del tópico de sitio exclusivo para cuatro expertos de cierta edad y programaciones conservadoras. La cosa ahora tiene un sentido más urbano. Menos lujos, menos seriedad y boato y más lugares con personalidad y carácter. Con algo de underground pero con estilo. Por supuesto una buena programación y un respeto absoluto por los músicos. Energía y empatía.
JP- Desde su apertura a principios de los años noventa han desfilado por el Jimmy Glass: Benny Golson, Lee Konitz, Kenny Garrett, Lou Donaldson, Pat Martino, Wallace Roney, Charles McPherson, Perico Sambeat, Mark Turner, Al Foster, Ben Waltzer, Greg Osby, Antonio Sánchez, David Binney, George Garzone y The Fringe, Javier Colina, Albert Sanz, Chris Cheek, Aaron Parks, David Kikoski, Bruce Barth, Jorge Pardo, Dayna Stephens, Scott Hamilton, Sonny Simmons, Bobby Few, Grant Stewart, Miguel Zenón, Bill McHenry, Ambrose Akinmusire, Atomic, Aruán Ortiz, Jerry Bergonzi, Luis Perdomo, Jesse Davis, Jeff Ballard, Seamus Blake, Larry Grenadier, Oliver Lake, Nasheet Waits, Orrin Evans, Dave Samuels, Melissa Aldana, Jonathan Kreisberg, Dick Oatts, Noah Preminger, Matt Penman… De tal suerte que en febrero del 2018 la prestigiosa revista especializada estadounidense “DownBeat” incluía al Jimmy Glass en su guía de los mejores clubes de jazz del mundo. Detrás de este meteórico ascenso hay una persona ¿Quién es Chevi Martínez?
Ch- Eso me pregunto yo a veces (risas) pero me sé la respuesta: un apasionado del jazz que no ha dudado en comprometer toda su existencia en la consecución de un proyecto. Años trabajando incansablemente por convertir el Jimmy Glass en un sitio de referencia y a Valencia en una de las capitales del jazz. Solo así funcionan las cosas, dedicación total para imprimir alma a un lugar.
JP- El crítico Jorge García compara la peculiar planta del Jimmy Glass con el interior del tubo de un instrumento de viento, que se retuerce y estrecha justo a la altura del escenario obligando al local a la peculiar característica que lo define. ¿Existe un jazz de cercanía?
Ch- Curiosamente, las características del Jimmy Glass lo han convertido en lo que es: un sitio diferente y especial. No lo cambiaría por nada. Nació así y es una de las claves de su éxito. El jazz de cercanía ha existido siempre. Es el más auténtico. Es el que más se disfruta, el que más se siente. Es la tendencia natural. Lo otro es porque no hay más remedio (risas).
JP- Después de establecerse con gran esfuerzo y saber hacer como local referente, incluso en el circuito internacional, sustentando sus ciclos de primavera y verano, su festival de jazz contemporáneo, incluso encargos a músicos y producciones propias como “The Black Saint & The Sinner Lady”, “Don Ellis: The trip of the sixties”, o el fulgurante éxito “Perico Sambeat Plays Zappa”, en marzo llega la pandemia y en abril el confinamiento. El Jimmy reabre tímidamente en julio, cierra en agosto y ya no vuelve a abrir. ¿Y ahora…?
Ch- Ahora a esperar. A intentar mantener la situación como sea hasta que podamos volver. A esperar (sentados) una ayuda de las instituciones y administraciones para que podamos sobrevivir, ya que no podemos abrir por decreto.
JP- Otros personajes de la escena de la divulgación y difusión del jazz nacional como Pablo Mazuecos de Clasijazz en Almería, están adaptando parte de sus actividades al entorno digital. ¿Piensas que en el Jimmy Glass tendría cabida alguna opción de difusión digital?
Ch- Pablo Mazuecos, al que estimo muchísimo, es un gran dinamizador y es lógico que con todo lo que mueve esté desarrollando esa actividad. El Jimmy ha ido poniendo en las redes algunos temas de lo que hemos grabado en conciertos anteriores al Covid para mantener el contacto con nuestros seguidores, pero de momento no me inclino a entrar en esa fórmula. Me da la sensación de que se está acostumbrando peligrosamente a que la gente dependa demasiado del portátil o el móvil para consumir cultura musical. Los únicos que ganan son las plataformas digitales que ya se frotan las manos. Pero entiendo que si no hay otro remedio…
JP- ¿Es el Jimmy una marca o un sello que podría transportarse a entornos abiertos o salas? O, ¿está indisolublemente sujeto a la profunda personalidad del local?
Ch- Bueno, es una opción. Aunque lo suyo seguirá siendo ir al Jimmy a ver un buen concierto y meterte un par de tragos, da lo mismo de cerveza o whisky o de ambos. El ambiente en el jazz es fundamental para disfrutar de verdad. Como eso no hay nada.
JP- ¿Qué es Jazz Advanzz Clubs?
Ch- Jazz Advanzz Clubs es una asociación de seis clubes de jazz de la península, unidos por unas importantes similitudes, que pretenden ayudarse mutuamente, promoviendo giras, compartiendo experiencias, creando circuito y sintiéndose hermanados en una causa común. Pertenecen: Bilbaína Jazz Club, Clasijazz, Jazzazza Jazz Club, Sunset Jazz Club, Clarence Jazz Club y el Jimmy Glass Jazz Bar. Esperamos, una vez pase esta situación que nos impide nuestra actividad normal, poder funcionar para mejorar las condiciones normales de trabajo, promocionar el jazz que programemos y aportar nuestras experiencias al conjunto.