Texto: Rudy de Juana
Grabar por primera vez tras compartir 27 años como banda de jazz. Es lo que acaba de hacer “Jocke Combo”, formación de origen sueco, residente en la población de Eskilstuna, que se estrena en el mundo discográfico con el lanzamiento de “93-99”, un álbum en el que presentan una propuesta de jazz ecléctica y en la que demuestran sentirse cómodos con una gran variedad de estilos diferentes.
Liderada por el vocalista Joakim Karlsson, Jocke Combo es un octeto en el que conviven numerosos instrumentos, que van desde las guitarras (Per Moritz, Magnus Svensson), a la corneta (Matías Greén), pasando por batería (Johan Carlsson), bajo (Niklas Carlsson), saxo tenor y clarinete (Stefan Wistrand) y piano (Johannes Rytzler).
Tal y como estáis imaginando, Joakim Karlsson canta exclusivamente en sueco. Lo cual, pese a lo “exótico” que puede resultar desde España, una vez que escuchamos el álbum, no lo es tanto. Llegamos a dos conclusiones. La primera y la más obvia por supuesto, que no hemos entendido una sola palabra. La segunda, falsamente contradictoria, que en realidad no hace falta: la música que escuchamos en “93-99” es completamente universal.
Ahí está “Gobelängsangen”, un tema que toma prestados saxos y pianos del jazz cubano, “Pa lokal” un bonito homenaje a la canción protesta francesa de los años 60, la ligeramente monkiana “Färganalys”, o el rock melódico de “Min far har flyttat till Kongo” y “Allt var svart”.
Nada mal para un primer disco que sin embargo se nos hace demasiado corto. Sus apenas 26 minutos de duración resultan escasos para resumir el trabajo de una banda de la que estamos seguro, en sus más de dos décadas sobre los escenarios, hubiese sido capaz de ofrecer mucho más.
Y si se nos hacen escasos se debe a que es un disco con el que hemos disfrutado. Porque si bien no ofrece sorpresas, ni una propuesta musical tremendamente original, sí que nos regala esa familiaridad que consigue que nos sintamos a gusto desde el primer momento… un “esto ya me lo sé, porque lo he oído muchas veces, pero no me importa escucharlo una vez más”.
Por ponerle una pega, tal vez echemos en falta un mayor protagonismo de una “big band” que siempre se mantiene en un discreto segundo plano, sin apenas espacio para el lucimiento de los distintos instrumentos, más allá del soporte que ofrecen a un Joakim Karlsson que resuelve siempre bien la papeleta.
Pero insistimos: si tenéis ganas de pasar un rato escuchando esa música sencilla que tarda muy poco en levantaros el ánimo, capaz de arrancaros una sonrisa, no os los perdáis. Ojalá no tarden tanto en grabar un nuevo álbum.
Puedes conseguir una copia de este álbum, en formato de vinilo o descarga digital, en este enlace