Texto: Juan Ramón Rodríguez
No muchas disciplinas, en abrazo al más lisonjero de los optimismos, consiguen escapar de la pluma de la crítica; péndola en algún momento, la actualidad confiere esencia de espada sobre líneas recias mientras reserva finta y floretes para lectores fogosos. El pasado siglo aglutina juicios desde la dialéctica de la modernidad de Walter Benjamin hasta la culminación de la naturaleza en Dewey. Son los autores patrios los esbozos de prosaico filo, con Ortega y Gasset contra la deshumanización estética en cuanto que pérdida de perspectiva histórica. No en vano, la estampa posmoderna reinterpreta la realidad en la que es envuelta mediante repetición de imágenes anteriores que pierden, así, su sentido.
Comentarista y músicos se unen en torno a una lumbre de saciante interés con el cómplice regocijo de tales digresiones. Matthijs de Ridder, batería neerlandés bajo el apodo de Knimes, expone Adventures In Improvised Music con materia de cuarteto y alma de trío. José Cervera al saxofón alto, Yiannis Marinos al trombón e Ignacio Santoro al contrabajo complementan un diario de peripecias suscrito al aforismo de Baltasar Gracián: “lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aun lo malo, si poco, no tan malo”. Todo un acierto en esa repetitiva inmersión que asume el fracaso del compromiso artístico y la incapacidad de este para transformar la vida cotidiana. Jazz incluido.
Los ocho cortes del disco manifiestan, en líneas generales, varias inferencias. Por un lado, el abanico de influencias reverenciadas a lo largo de sus cuarenta minutos; por otro, una relevante destreza si tal cristalización desea llegar a buen resultado. Una entente formal, que no cordial, entre el Moanin’ de Art Blakey y Blues-ette del quinteto de Curtis Fuller. Cervera despunta con sugestivos fraseos en “Clean” —recuerdos del propio Benny Golson— o “A Journey Through Sound And Colours” junto a un deslizante diálogo en clave de blues con Marinos. Un género que no abandona con facilidad la dinámica del conjunto, cómodo en ese lenguaje hard-bop ya lejano de los bajos fondos.
A pesar de sus cartas de recomendación, Adventures In Improvised Music adolece por lo general de elevadas revoluciones, lo cual no es óbice para disfrutar de la quietud emanada en la balada “D.C.” como enésimo recurso inscrito a los doce compases. Vientos y percusión se reparten un protagonismo no parco en metáforas y encuadre en la estructura que suscitan composiciones como esta; más aún, sus broches parecen buscar ese término medio ya preconizado tiempo ha. Knimes dirige un proyecto de talante enciclopédico, lentes empañadas en sus menos y mimbres posteriores de cara a siguientes entregas en sus más. “Birth Of Joy”, reza la despedida del álbum y una diestra conclusión.
De Ridder hace suyo un estilo con fácil rastreo en su vasta colección dedicada al vinilo; acentúa la probabilidad al imaginar la cadencia de “3:12” próxima a los caminos transitados por Al Harewood en el Movin’ & Groovin de Horace Parlan. Una suerte de piloto automático, metrónomo, que cumple con creces y apuntala la virtud orgánica necesaria para propalar esa nota escondida tras un suspiro, esquemas superados y nula confianza en el futuro, qué decir de las utopías. Con un oído en “Waltz For Gloria”, el balanceo promete una banda sonora presta a dispares vicisitudes por todas ellas desidioso compromiso e incapacidad en la transformación de la vida cotidiana.
Lances, contingencias al albur de la espontaneidad engloban el cliché asumido como objeto y finalidad en sí. La aventura implica extrañeza o peligro, quizá una empresa arriesgada; la improvisación obedece a la no preparación y vías dispuestas al instante. Algo complicado en este segundo trabajo bajo la rúbrica de un protagonista presto a la euforia y voluntad diligente. En su lugar, el repertorio se encuentra bien embalado y con proporciones estudiadas al detalle, incapaz de sorprender si no es con ilusionismo de escuadra y cartabón. Sin pretensiones, su audición regresa al adagio de Gracián, el Barroco. Puede ser bueno y breve o malo y poco; en cualquier caso, igual destino.
Puedes escuchar y conseguir Adventures In Improvised Music pinchando en la foto