Texto: Pedro Andrade / Fotografías: Marta Martín
El pasado viernes 26 de noviembre, Daniel García Trio presentó “Vía de la plata”, su último trabajo discográfico, en el Teatro Pavón, dentro de la programación de Villanos del Jazz y del festival internacional de Jazz de Madrid 2021.
El concierto comenzó como una bala. Los tres integrantes del trío, Michael Olivera a la batería, Reinier Elizarde “El Negrón” al contrabajo y Daniel García al piano, entraron en el escenario sin preámbulos, tomaron posesión de sus instrumentos y tras un par de cruces de miradas empezaron a tocar “Calle Compañía”, una de las composiciones de su nuevo álbum (Vía de la Plata – ACT 2021). El tema, cuya composición es de extrema delicadeza e inteligencia compositiva, podrán dar fe de ello esas personas que hayan escuchado el disco, toma vida propia a través de la interacción de los tres músicos. Los arreglos y el protagonismo de cada uno de los instrumentos se van hilvanando como un telar en el que van apareciendo figuras y colores de una prenda única. Hay mucho juego y maestría en su interpretación, pero es solo la pauta con la cual moldean, aplanan, extienden y estiran una música que solo se puede escuchar y expresar de esa manera en vivo y en directo.
La música que ofrece este trío tiene vida propia, es orgánica. Tras un prolongado aplauso y una breve presentación por parte de Daniel, empieza a sonar “La Comunidad” tema perteneciente al álbum anterior “Travesuras” publicado en 2019 también en el sello alemán ACT. Esta composición destaca por la sincronicidad de todos los cortes percutivos, propios de la guitarra flamenca, que se ejecutan con solvencia por parte de los tres músicos. Mención especial en este tema para Michael Olivera, que no deja de sorprender en cada una de sus intervenciones, por su espontaneidad y creatividad latente en todas sus aportaciones musicales, y por supuesto, en cada uno de sus solos.
A continuación, Daniel se sacó de la manga una pieza a piano solo que en principio no aparece en ninguno de sus trabajos discográficos anteriores: más tarde descubriríamos que se trataba de una improvisación espontánea, y, por tanto, es precisamente por este tipo de inesperados acontecimientos que es tan importante presenciar un concierto en directo. La sinergia que se genera entre el público y los músicos forma parte de una cuarta dimensión, pasan cosas insospechadas en ese devenir libre.
“La leyenda del tiempo” fue el tema elegido para seguir presentando las composiciones incluidas en Vía de la Plata, una adaptación muy personal del aclamado tema de Camarón que tan presente está en el imaginario de todo amante del flamenco. La interpretación de los tres músicos despegó con los compases y melodías propias del tema, sin embargo, los derroteros de este fueron navegando por nuevos territorios. Todos los temas partían de una premisa clara: el juego, la improvisación, la combinación de ideas, la inclusión de elementos como los coros y las cadencias, la deconstrucción de la estructura original para volver a ella en determinados momentos. No había prisa por concluir los temas. De hecho, con esos tres temas mencionados anteriormente ya habíamos llegado a la mitad del concierto.
Con “Vía de la Plata” Daniel presentó a sus músicos y los motivos por los cuales había elegido este tema como título a su último disco. Quedó patente que sus intereses van más allá de la música en sí y que sus investigaciones, con las que genera sus composiciones, tienen una influencia y un recorrido que incluye diferentes estímulos como son el arte, la literatura y la historia. Tras la entrevista que mantuvimos en abril, publicada en la versión impresa del último número de más JAZZ magazine, y presenciar su directo, es obvio que el discurso de Daniel, dialéctica y musicalmente hablando, muestra autenticidad, y denota a un ser curioso e inquieto, dispuesto a profundizar y a detenerse a pensar, a contemplar, a escuchar. En la composición “Vía de La Plata”, hay mucha escucha, mucho estudio y mucho respeto al lugar del que se proviene. Todo esto Daniel lo traduce en música. Recomendamos asistir a algunos de sus próximos conciertos y descubrirán de lo que estamos hablando.
“Travesuras” anunciaba el final del concierto. Aquí el Negrón demostró por qué es considerado uno de los contrabajistas más influyentes del panorama jazz nacional e internacional. Su extensa introducción fue una lección de amor a la música y al contrabajo, en la que no solo demostró su templada sabiduría y conocimiento del instrumento, sino que también supo embrujar al público. Maravillosa interpretación que dio paso a las cuerdas muteadas del piano de Daniel y a los adornos percutivos, precisos, de Michael. Tras esas melodías iniciales, juguetonas y desde luego traviesas, se siguió una línea melódica más oscura que conducía a los coros de Daniel con voces distorsionadas repletas de efectos y ecos agudos procedentes de su pequeño teclado, situado en la parte superior del piano de cola.
Tras una merecida ovación, el trio tuvo que volver sobre el escenario para interpretar “Gitanilla” (Samsara- Autoproducción 2018), bis de rigor, al cual el público no estaba dispuesto a renunciar y con el cual se cerró una velada de música que a muchos les quedará en el recuerdo.