Texto de Federico Ocaña
En el rock acuñaron hace tiempo un nombre propio para sus derivas psicoactivas, sonidos que parecían provenir de estados de conciencia fuera de la onda. Esa sinestesia derivada de la alteración de la conciencia y puesta de manifiesto en la música desde los años 60 se dio en llamar primeramente psicodelia; pero el nombre “psicodelia” era demasiado genérico, ya que no hace alusión al fenómeno explícito y sí al estado mental. El stoner rock, en cambio, nacido desde la psicodelia y el heavy, contiene en su raíz, nunca mejor dicho, la causa de ese sonido: la droga.
La búsqueda de un sonido hipnótico, inspirado también explícitamente en el cannabis, es lo que ha impulsado a Antonio Herrera, DjToner, a sacar a la luz, después de aquel “Blessed are the weird people”, un vinilo de siete pulgadas en edición limitada. Su título es “mímesis” (vindig records, 2022) y en su portada vemos dibujado el perfil de un número indeterminado de hojas de marihuana -una portada y un vinilo que presentan un diseño y una estética tan cuidados que hacen del objeto algo único, valioso por sí mismo para cualquier coleccionista. Los nombres de los cuatro temas del álbum nos dan la clave sobre las diferencias entre estas hojas (o sus cepas, más bien, pues de ahí provienen): skunk, lemon head, bubba kush, kritical mass.
Lo que hace DjToner, con permiso de la etiqueta de hop jazz beat que vemos en esa misma portada, es una suerte de “stoner jazz”, género que no existe pero que podría existir: no tendría nada que ver con el heavy, algo con la psicodelia -en su vertiente más calmada- y mucho con ese estado al que quiere conducirnos, el músico y productor.
“Skunk” (“mofeta”), con la colaboración del trombonista Rafa Martínez, es un discreto paseo a ras de hierba, acompañando a la flor y al animal, con una base fija sobre la que camina el trombón, que comienza con una improvisación más libre y acaba mimetizándose con la base del piano. “Lemon head” (“cabeza de limón”), donde la base de hop y electrónica es más explícita, nos sugiere un escenario igualmente calmado y relajante, pero más ácido, como un mismo corte intermitente, solo tamizado por el bajo que acompaña las mezclas. La intervención de Dani Molina al piano se acopla con esos fraseos interrumpidos que sugieren los distintos elementos que aparecen y, en su momento más lírico, hacia la mitad del tema, da frescura a esa intermitencia.
En la cara B del vinilo encontramos “bubba kush”, única pista sin colaboración de otros músicos. Cuenta con todos los elementos que conocemos en DjToner: un ritmo medio, no tan pausado como en las otras tres pistas, un bordón armónico y rítmico muy preciso; melódicamente, supone una búsqueda constante, en esas terceras y cuartas pistas, de timbres nuevos. Estas pequeñas variaciones hacen de cada repetición un micro-paisaje distinto, donde incluso elementos que podrían haber permutado la base misma quedan integrados. Rafa Martínez vuelve a colaborar en “kritical mass”, donde lo que interesa es cómo las capas de sonido se van superponiendo y se prolongan, ya entremezcladas, hasta el final del tema, un final que nos invita en realidad a la continuidad, como una nube de humo que, inevitablemente se acaba deshaciendo, pero en la que quisiéramos seguir flotando.
Es cerca de un cuarto de hora de música, pero apunta, como decíamos, a marcar un estilo propio a la hora de trabajar con materiales provenientes del jazz y envolverlos en su particular beat, en su nube. Colóquense en posición de escucha y relax y coloquen el vinilo en su tocadiscos para mimetizar las voces principales y los fondos de la mezcla, confundirse, en el mejor sentido del término, en los sonidos que van apareciendo y desapareciendo en ella y degustar, así, calada a calada, estas cepas de DjToner.