Texto de Víctor Terrazas / Fotografías de Julián Lona / #villanosdeljazz
Con la llegada del otoño, la música vuelve a inundar las calles de Madrid. Dentro de la programación del festival internacional de jazz de Madrid, Jazzmadrid, la segunda edición de Villanos del Jazz se ha consolidado como uno de los festivales de cabecera de todo el territorio nacional.
Tras el éxito cosechado en 2021, desde principios de octubre del 2022 hasta finales de noviembre, medio centenar de artistas de diferentes registros sonoros, todos ellos ligados al jazz, darán vida a estas nuevas jornadas: más extensas en cuanto a fechas, artistas participantes y recintos. Una de las programaciones más nutridas de todo el calendario europeo.
El pasado martes 4 de octubre nos reunimos en la Sala Mon para poder disfrutar de la propuesta que inaugura este nuevo ciclo de conciertos. El conjunto seleccionado no era otro que Moonchild, el trío californiano capaz de erizarte la piel con su propuesta de R & B y nu-jazz.
Una banda estadounidense, con sede en Los Ángeles, conformada por Amber Navran (voz, flauta, saxofón, teclados, percusión) Max Bryk (teclados, saxofón, clarinete, percusiones) y Andris Mattson (guitarra, teclados, kalimba). Desde su creación en el 2011, esta agrupación ha recibido excelentes críticas, tanto por parte de los oyentes como de la prensa especializada, configurando un sonido y una actitud totalmente personal y alejada de lo convencional. Además, la ocasión lo merecía. Moonchild se encuentra de gira mundial presentando su nuevo trabajo, Starfruit.
Aunque el grueso de los conciertos se desarrollará en el Teatro Pavón, la selección de la Sala Mon para albergar este espectáculo fue idónea. En el centro del distrito de Moncloa, este lugar de conciertos a la par que discoteca, representa como pocas en la capital esa cercanía entre público y músicos, muchas veces imposible de encontrar en otros recintos. La ubicación de la tarima es clave, literalmente si te encuentras en las primeras filas estas a menos de un metro de los artistas, siendo bastante sencillo que se genere un ambiente envolvente.
Si, además, cuentas con la presencia de una artista tan directa y profesional como Amber Navran, todo es más sencillo. Desde el momento en el que Amber entró en la sala y durante toda la actuación, sonrió y expresó su sincera gratitud tanto al público como al resto de trabajadores que hacen posibles estos espectáculos.
Siendo especialmente eficientes, sus instintos musicales naturales hicieron del concierto una velada preciosa. Llevando a la audiencia a un viaje relajante y experimental a lo largo de los 80 minutos que duró la actuación, sabiendo adaptarlo al momento y al lugar. Toques de jazz, efectos sonoros muy funk y canciones ligadas al neo-soul fueron la tónica general.
En esta ocasión, el trío se convirtió en cuarteto. Completando la formación se encontraba el batería canadiense Efajemué. Su disco del 2021 titulado Aesthetics, fue nominado en los premios Juno como uno de los mejores álbumes de jazz del año. Al verle en directo se entiende el porqué. Durante todo el concierto supo mantener el ritmo, regalándonos algunos momentos de genialidad, creatividad y calidad individual.
La actuación comenzó con un poco de retraso, en torno a la 21:20 de la noche, y lo hizo con una introducción por parte de los tres miembros mientras esperamos la entrada de Amber. Unos minutos después, su voz suave y aterciopelada inundó toda la sala. El aplauso fue efusivo. Las primeras tres canciones que presentaron forman parte de su nuevo trabajo: “What you wanted”, “Get by” y “Too good”. A diferencia de como suenan en el álbum, durante el directo los músicos alargaron las partes instrumentales. Un acierto.
Gracias a esa decisión, la canción “The Other side” fue uno de los primeros momentos clave del espectáculo. Amber se retiró del escenario y dejó a su compañero Andris Mattson con todo el protagonismo. Este se enfundó su guitarra y nos dejó un momento único, mientras luego se unían el resto de los instrumentos. Terminando con un solo de piano que encandiló a los oyentes.
La química entre los cuatro músicos era perfecta. Había ciertos detalles que marcaban la diferencia, demostrando la buena comunión que posee el conjunto californiano. Algo bastante común entre ellos era retirarse del escenario, colocándose en alguno de los laterales del mismo, para disfrutar de la música como si fueran unos espectadores más.
El sonido de diversos instrumentos de viento estuvo presente durante todo el concierto, aunque cobró más importancia en “Money”, “Voyager” y “Runaway”. Algo muy similar al directo que ofrecieron para NPR, el Tiny Desk que realizaron a finales del 2019.
Con el paso de los minutos, el espectáculo fue cogiendo ritmo y velocidad, sobre todo tras el solo de batería que ponía fin a “Change your mind” y daba la entrada a uno de los temas más importantes y reconocidos de este conjunto, “Cure”. A partir de ese momento, todo se volvió más funk. El público empezó a bailar efusivamente y Amber nos pedía que levantásemos las manos como si en un concierto de hip hop nos encontrásemos.
Tras temas como “Tell him” o “Love I need” llegó la canción más aclamada de este conjunto, “The List”. Un tema interpretado de forma perfecta. Incluso, Mattson se bajó del escenario, se ubicó en medio de la sala y empezó a tocar el fliscorno. El concierto llegó a su clímax. Moonchild se retiró del escenario, pero tras la efusiva despedida decidieron regalarnos un tema más, “Come over”. Un final perfecto que dejó a todos los asistentes con ganas de más.