Texto & fotografías de José Andrade
Lleno absoluto el pasado 29 de octubre en el madrileño Café Berlín para la presentación de Pacemaker (Youkali Music, 2022), el primer trabajo discográfico de EME·EME·PROJECT grabado en los estudios Camaleón Music Studio con Shayan Fathi a los controles y la producción a cargo de Pablo Martín Jones; El sexteto libera endorfina musical bajo la inspirada y armoniosa flauta de Marta Mansilla, compositora y sidewoman de diversos proyectos destacados de la escena nacional del jazz, del flamenco o del soul. El ensamble propone un material que resulta muy “exportable” hacia la escena europea de música negra y ritmos urbanos en el que confluyen R&B, rap, hip-hop y free jazz, ofreciendo arreglos extravagantes cercanos a un “arcade musical” que, con un pegamento de cadencia muy sofisticada, se adhiere al cuerpo.
No dejaremos de agradecer al Café Berlín por abrir sus puertas a emprendimientos de alta sonoridad como EME·EME·PROJECT que nace de la camaradería y de la afinidad entre músicos procedentes de distintas estéticas musicales pero que bajo la afinada visión de Marta Mansilla ha tomado forma en esta gema palpitante que es Pacemaker.
La fina reverberación en las paredes de este templo de la música en vivo se hizo sentir desde los primeros compases de “Dillo”, tema de apertura con una flauta sofisticada en la que Marta Mansilla da pequeños sorbos al groove caminante de la profunda línea de bajo de Jesús Caparrós, dejando espacio a las armonías vocales de At One y Virginia Alves, dos talentosos intérpretes complementarios y cómplices sobre el escenario.
Una vocanada de aire después, arrancaron los primeros acordes de piano de “Clara”, un tema que va creciendo con el tarareo de Virginia Alves, la progresión de flauta de Marta Mansilla y confluye a medio de camino con la estimulante y freejazzera batería de Alberto Brenes hasta mutar en una mini-sinfonía que transmitió una dinámica contagiosa a un público que ya coreaba y se animaba a afinar cuerdas vocales con una segunda ronda, poniendo en aprietos a los dedicados camareros del Berlín.
Entrados en calor y una vez cogida altura, el sexteto crece con Mauricio Gómez al saxo como invitado de excepción y marca un viaje sin turbulencias hacia dos temas crucero que siguen acariciando los oídos del respetable: Simon Mavis Pedal y San-Pler. El engranaje melódico fue como la seda. Por cierto, Gómez ha sido compañero de fatigas del batería Alberto Brenes y del pianista David Sancho -que en este proyecto brilla con luz propia al piano y en los sintetizadores- en otras rara avis band como Monodrama; el alto grado de complicidad de los tres músicos en estos dos temas es otro acierto por parte de Marta Mansilla en el proceso de modelado y cincelado de este EME·EME·PROJECT.
El sexteto bebe y se inspira artísticamente de “Brad Meldhau, Tigran Hamasyan, The Bad Plus, pasando por el neo soul y hip hop más cercano a Erykah Badu, Robert Glasper o Hiatus Kaiyote” según se puede leer en la web de la flautista, y su proceso de ósmosis creativa expira mantras rítmicos como el single “Candela”: una conversación abstracta con cambios de cadencias milimétricamente estudiados, texturas auditivas crujientes y una atractiva y fluida propuesta progresiva de tiempo-contratiempo.
Las acrobacias cromáticas de la banda hicieron sitio sobre el escenario a la guitarra de Jaby Sánchez – con el que Marta Mansilla compartió la creación de Acuarela de Paso (Errabal Jazz, 2019) – en “Outro” y “Silverhead”. El primero una suerte de mural urbano rítmico sobre el que Virginia Alves escribe, rapea y vacila con un slow-flow neoyorquino a lo Salt-N-Pepa, seguido de “Cabeza Plateada”, una composición en el que flauta, guitarra y sintetizador mantienen un diálogo estimulante que transmite felicidad, libertad, ganas de salir por la mañana y comerte el mundo a cachos. Atención depresivos, esto es medicina.
Con “Intro” y “Alma” el ritmo fue in crescendo. Los arreglos de sintetizador de David Sancho, que también aporta en este Pacemaker un trabajo de investigación y composición, marcaron aun más los propósitos estéticos por los que EME·EME·PROJECT quiere navegar y desde donde quiere transmitir el universo musical que comparten cada uno de sus integrantes.
Las good vibes de “Pacemaker” pusieron cierre a una sesión de estimulante masaje sonoro. La elegante nostalgia del piano; el arreglo de sinte que construye puentes y transiciones líquidas; la delicada dramática de las voces en la interpretación; la sonoridad nómada de una flauta inquieta o la rítmica y brillo consistente del bronce de la batería. Todos son detalles de calidad y de un trabajo de “introspección colectiva” en el que somos invitados a participar sentados sobre una nube de frecuencias de alta vibración. Ovación, “bravos” y aplausos de pie para Marta Mansilla y EME·EME·PROJECT.