Texto: Adrián Besada
Luzada (Fresh Sound Records, 2022) es el cuarto disco firmado por el gallego Iago Fernández (Cangas, 1987), aunque en su palmarés como baterista cuenta con más de cuarenta grabaciones y actuaciones como sideman junto a músicos de la talla de Perico Sanbeat, Jesse Van Ruller, Avishai Cohen, Steve Nelson o Jorge Rossy, entre otros. Formado en el Seminario Permanente de Jazz de Pontevedra y Musikene, actualmente reside en Basilea (Suiza), pero conceptual y compositivamente mantiene un estrecho lazo con Galicia.
El concepto de ‘luzada’, según la RAG (Real Academia Galega) hace referencia a la ‘luz desprendida por un corpo, propia ou reflectida’, así como a la ‘primeira luz do día, cando sae o Sol’. Una figura evocadora que guarda, en cierto modo, una aporía alegórica que dota de significado el contenido del álbum.
Como el propio Fernández explica, ‘explora su interior y trata la esencia de su psique’, es decir, la música se concibe como proceso, no como producto. Esto resulta de lo más interesante si aplicamos ciertos conceptos como es el de soundscape de Murray Schafer, una suerte de mirada impresionista sobre, en este caso, un paisaje sonoro irreal que parte de experiencias vitales y emocionales de Fernández.
Más allá de realizar una romantización moderna del concepto que subyace a la música, lo cierto es que a lo largo de los diez temas que componen el álbum existen ciertas referencias estilísticas y compositivas explícitas.
En primer lugar, el uso de la poesía para sostener el discurso musical, además de algunos versos creados por el baterista que aparecen de la mano de la cantante polaco-japonesa Yumi Ito, en gallego, en los cortes ‘Flor esvelta’ y ‘Almas viaxeiras’, en los que también aparece la voz de Iago Fernández. Ito, así mismo, pone voz, junto a Song Yi Jeon, en el noveno corte, ‘Purple light’.
En segundo lugar, el disco se desarrolla de un modo lineal, en el que motivos van creciendo progresivamente. Las melodías se hacen más visibles en ciertos puntos y se diluyen en pasajes ambientales en los que todos los instrumentos se yuxtaponen armónicamente, creando juegos de texturas que, a mi parecer, remiten a la música contemporánea o al minimalismo nórdico.
Así mismo, cabe decir que la energía y pegada que caracteriza a Fernández como baterista se hace presente en algunos temas con un trasfondo más rítmico en el que se pueden ver influencias del rock progresivo. Otras reminiscencias estilísticas de la música brasileña, la música clásica y la música popular gallega también se hacen visibles como dejes compositivos e interpretativos en ciertos momentos.
A propósito, los músicos elegidos por Fernández para esta grabación son el saxofonista estadounidense Mark Turner; el clarinetista bajo holandés Joris Roelofs; el bajista Ben Street y el pianista David Virelles. A estos se suman el guitarrista francés Wilfried Wilde, el saxofonista Sam Barnett, Kuba Dworak y las ya citadas cantantes Song Yi Jeon y Yumi Ito. Decir también que el único tema no original de Fernández es ‘Cadeas por fin’, del pianista, también gallego, Xan Campos.
El disco ha sido grabado en Jazzcampus Studio de Basilea entre el 27 y 28 de septiembre de 2021.
Me parece un álbum excepcional en sonido y concepto. Creo que una de las virtudes de este disco es que es muy asequible para cualquier tipo de oyente pues, sin llegar a ser experimental, lo cierto es que la línea que sigue Iago Fernández es la de un jazz muy abierto que escapa de las formas tradicionales y reconocibles.
Por el momento, las próximas fechas en las que se podrá ver la presentación del disco en directo son el 11 y 12 de mayo en Bilbao y San Sebastián, respectivamente.