Black is Back! weekend: Soul con nombre de mujer (Matadero, Madrid, 22-23/06/2018)

@ElenaLenguas
Por Jaime Bajo. Fotografías de Elena Lenguas.

Black is Back! Weekend, festival consagrado a los sonidos groovies (soul, rhythm&blues, latin soul, afrobeat, funk), retomaba su emplazamiento original en Matadero (Madrid) tras 3 ediciones repartidas entre Conde Duque (2016, 2017) y el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense (2015). Una edición, la octava, en la que las mujeres se han erigido en indudables protagonistas, representando un aliciente extra para un evento que es referente ineludible para los amantes de los oldies al haber albergado actuaciones de artistas de culto como Ann Sexton, Swamp Dogg, Irma Thomas, The Impressions, William Bell, Charles Bradley o Martha Reeves & the Vandellas.

Un artista pujante de la factoría Tucxone Records, JP Bimeni, fue el nombre escogido para abrir la presente edición. El músico originario de Burundi y curtido en el circuito de salas londinense aprovechó la ocasión para ir desgranando, en compañía de sus Black Belts, el grueso de las canciones que verán la luz en su debut allá por los meses otoño. Canciones rezumantes de soul añejo como “Free me” o “I miss you” compensaron a aquellos que decidieron dejarse caer pronto por el recinto del festival, a pesar de la tremenda calorina reinante a la caída de la tarde.

Tras ellos, la gran novedad de esta edición: la incorporación del ska como un ingrediente más en su coctelera de ritmo. La formación británica The Selecter alternó clásicos de su repertorio mejor acogidos por los presentes (“Three minutes hero”, “On my radio”, “Missing words”, “James Bond”) con piezas más desconocidas para el público (“Daylight”), logrando sendos propósitos: hacer bailar al personal y seguir removiendo conciencias -mención especial para un aplaudido alegato antirracista dirigido a la atención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump-, con una Pauline Black que no ha perdido un ápice de su atractivo, personal y escénico. Acompañándolos en esta gira, otra formación emblemática de la era 2tone (1978-1985), The Beat (la sucursal que lleva a Ranking Roger al frente, no confundir con la que dirige Dave Wakeling bajo el nombre The English Beat), que en un concierto enérgico y revivalista, pero algo menos efectista que sus compañeros de sello, se aventuró con éxitos de su repertorio como “I can´t get used to losing you”, “Tears of a clown” o “Mirror in the bathroom”.

Pero, sin lugar a duda, fue el afrofilipino universal procedente del Spanish Harlem neoyorquino, Joe Bataan, un cantante que ha dejado impronta en buena parte de los géneros que ha abordado a lo largo de su prolífica carrera (salsa, latin soul, boogaloo, rap, funk), el artista que dejó un mejor recuerdo de entre los que comparecieron en la jornada del viernes. Con una formación, The Barrio Boys, reunida para la ocasión sobre la base de la banda madrileña de salsa Los Chocolatinos, Bataan rescató episodios heroicos de su trayectoria como “Gipsy woman” -bien diferente a la interpretada por The Impressions seis años atrás-, “Rap-O Clap-O”, “Mestizo”, “El avión”, “Ordinary Guy” o “Call me name”.

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Anaut fue la banda escogida para batirse el cobre a primera hora del sábado, con un sol imponente y, pese a las inclemencias veraniegas, demostraron que, aunque más alejadas de la negritud que en anteriores trabajos, las composiciones que nutren su tercer álbum (“Hello There”) bien pueden encajar en un evento de este calibre. Su relevo fue tomado por Gaspar Royant, un soulman francés con aspecto de greaser que sabe extraer todo el jugo a versiones archiconocidas del calibre de “Heatwave” (Martha Reeves & the Vandellas) o “(Your love keeps lifting me) higher and higher” (Jackie Wilson), sin desentonar con temas de su cosecha como “Marty McFly”, “Hard times”, o “New religion”.

Nadie pone en duda que la propuesta de rhythm&blues y soul primerizo de The Excitements se encuentra perfectamente engrasada y avalada por sus constantes giras o por su capacidad para involucrar al público sin importar el foro en el que actúen. Si bien siempre habrá quien considere, como el que suscribe, que su espectáculo está falto de cierta espontaneidad -todas sus actuaciones parecen calcadas entre sí- o que Koko Jean-Davis teatraliza en exceso, en detrimento de un mayor desarrollo del potencial que ofrece su voz.

Quien sí supo extraer todo su potencial fue PP Arnold, una cantante a la que deberían nombrar hija adoptiva de la localidad granadina de Almuñécar por llevar residiendo allí más de 20 años. Con un álbum recién publicado, aunque registrado entre 1968 y 1970 -“The Turning Tide” (Kundalini Music, 2017)-, y otro a punto de ver la luz, Patricia Ann se dedicó a rescatar apenas una ínfima porción de su trayectoria al recordar canciones de su etapa como Ikette de Ike & Tina Turner -“River deep, mountain high”, “What´cha gonna do”-, como corista de The Small Faces -“If you think you´re groovy”- o The Rolling Stones -“You can´t always get what you want”-, a las que añadió clásicos de su repertorio editados con la marca de Immediate Records como “The first cut is the deepest” o “Angel of the morning”. Con el bagaje de haber vivido todas las ediciones del evento, me atrevería a aseverar que su actuación se ubicaría en un hipotético “top 5” de las celebradas hasta la fecha junto a las dee The Impressions (2012), Eli Paperboy Reed (2014), Charles Bradley (2016) e Irma Thomas (2013).

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Pero a nadie se le escapa que la presencia que ha atraído a los asistentes no habituales al festival -eso descarta a buena parte del público, acostumbrado a marcar en rojo la cita en sus respectivas agendas- fue la de Ronnie Spector, la carismática líder de The Ronettes, de la que muchos esperaban, como agua de mayo, escuchar ese himno del imaginario popular en que se ha convertido el doo woop “Be my baby”. Sin embargo, la espera no se hizo larga considerando que su directo se encuentra planteado como una historia de la que Ronnie se proclama narradora y en la que va cautivando al público con emisiones televisivas de su época de máximo esplendor, regadas con un buen puñado de anécdotas y alternadas con himnos atemporales como “Do I love you”, “Don´t worry baby”, “You can’t put your arms around a memory”, o una reivindicación sin ambages de la difunta Amy Winehouse en su versión de “Back to black”. Un fin de fiesta que dejó a los asistentes con un gran sabor de boca y a la expectativa de futuras ediciones.

 

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