Texto: Leonardo Dondi Jiménez
El trío que lidera Delvon Lamarr ofrece esa mezcla de jazz, funk y soul tan característica de los combos liderados por organistas que conocieron su apogeo desde la segunda mitad de los años cincuenta, publicando multitud de álbumes destacados en los principales sellos de la época como Blue Note, Prestige o Argo, entre otros.
La banda surge en el año 2015 en la escena musical de Seattle y se especializa en el arte perdido de “sentirse bien con la música”. Esta disposición repercute en los directos que ensalzan su figura, que son precisamente los que les otorgan mayor reconocimiento. Su química en directo es la mayor de sus virtudes. De hecho, su grabación en directo Live At KEXP! publicada en 2016 por el sello Colemine Records, les dio más fama que su anterior, y primer trabajo discográfico, Close But No Cigar, publicado en 2016 en un CD casero por la propia banda, y reeditado, en vinilo y en CD, en 2018 por el antes mencionado Colemine Records. Aclamado por su composición espontánea, Close But No Cigar sólo nos deja entrever una parte del potencial que ofrece la banda que cobro fama a la antigua usanza, de boca en boca, gracias a sus giras por Estados Unidos y Europa.
Su fórmula contiene un amplio abanico de influencias que devienen en los siguientes elementos distintivos: por un lado, los estilos de órgano (el mítico Hammond B-3) de Baby Face Willette y Jimmy Smith conviviendo con la atmósfera propia de los Booker T & the Mgs o The Meters. Una guitarra que resbala entre el estilo de Steve Cropper y el más jazzístico de Grant Green. Los dos pilares de la banda, son su líder Delvon Lamarr (multi-instrumentista autodidacta) y el guitarrista Jimmy James. Grant Schroff es quien toca la batería en las grabaciones pero es Dan Weiss el que ejecuta sus composiciones en directo a día de hoy.
En este nuevo trabajo la presencia de Lamarr es menos explícita que la de su predecesor: su papel queda mermado en temas como From the street, pero sus deseos de desplegar una atmósfera distintiva y genuina siguen igual de presentes. Se trata de un proyecto conciso, económico en el que los solos no priman, pero los que brotan son impredecibles. El sonido funk es la tónica salvo en un par de composiciones, pero su amplitud de miras nos muestra una suculenta mezcla de Jazz, Soul, Blues, Rhythm & Blues y Rock.
La primera pista, Hole in one, es tan certera y dinámica como su nombre indica. A lo largo de la canción la guitarra, que a veces suena como un bajo, es la harina, mientras que el teclado es la levadura. Cuando suena como bajo marca la dirección y se siente carnoso y cuando opera como guitarra la acentúa con mordacidad. En Call Your Mom (que parece inspirada en el inmortal Cissy Strut de The Meters) el bajo parece insistir en el mensaje que da nombre a la canción: debes llamar a tu madre, que ya va siendo hora. La tensión entre los dos sonidos del instrumento permite vislumbrar al consejero (cuando suena como un bajo) y al aconsejado (cuando lo hace como una guitarra).
La tercera canción, Girly Face, genera una cándida atmósfera propia de Minnie Riperton, pero con una melodía que recuerda el tema Let’s Stay Together que versionaba Jimmy Smith en su álbum en directo Root Down. Un agradable paseo en el que el teclado suaviza las asperezas del ritmo que siguen el resto de instrumentos. Esto sucede al principio, pero precisamente este mismo órgano que parecía traer la calma en un primer momento enriquece la segunda parte haciéndola más emocionante, llenándola de sorpresas.
From The Streets parece dibujar las calles desoladas por la cuarentena. La canción más raquítica del álbum. Un ritmo de batería que se mantiene imperturbable a lo largo de toda la pista, el teclado casi imperceptible sonando como un bajo y una guitarra que aparece y desaparece como si de un espejismo se tratase. En Fo Sho parecen volver al punto de partida, pero con la guitarra tocada al estilo surf y empapada de reverberación. De nuevo, nos remiten a la tensión entre teclado y guitarra-bajo, sólo que en esta canción contemplamos una mayor exhibición de virtuosismo y un mayor protagonismo de la guitarra en detrimento del bajo. En Aces podemos hallar quizá el riff de teclado más pegadizo de todo el álbum, profundamente hipnótico, rozando algunos de esos acordes que encontramos en el Afrobeat.
El lirismo de Careless Whisper se lo debemos a George Michael por crear una de las baladas bailongas más poderosas con las que podemos toparnos. Lo que también es cierto es que el trio la dilata, la engrandece tanto rítmica como armónicamente. La sustitución de la voz por las melodías del Hammond B-3 sirve como pretexto para hacer un despliegue más sosegado de su capacidad compositiva. Sin embargo, si ésta nos trajo una armonía anómala en la banda, la siguiente sirve de contrapunto: Right time, right place, la más convulsa de las canciones del disco. Dos guitarras juguetonas y acordes de teclado mediando entre ellas. Hacia la segunda mitad de la canción cobra protagonismo la segunda guitarra, que se aventura por derroteros más ambiciosos. I Don’t Know supone un broche idóneo para acabar con el Lp. Aquí la improvisación parece más viva, más auténtica, recordándonos sus ardientes actuaciones en vivo. Al contrario de la claridad y certeza que se intuía del título en el primer corte (hole in one), del nombre de la última se extrae lo opuesto: pura ambigüedad.
I Told You So es breve y conciso como el anterior disco de la banda. Durante todo el álbum prima el sentimiento sobre el despliegue técnico. Es su álbum menos pretencioso pero, al mismo tiempo, es deslumbrante en su modestia. I Told You So es más valiente, más vivido que su anterior trabajo, por lo que la energía cinética de su directo se saborea mucho mejor. El desparpajo magnético y la frescura del álbum reman a contracorriente en un periodo en el que la quietud se hace insufrible.