Jorge Pardo y Jaques Morelembaum en Café Berlín

Texto: Pedro Andrade

@pedroandradecifu

Fotos: Chema Muñoz Rosa

@chema_munoz_rosa

 

Real Madrid 2 – Borusia de Dortmund 0. En ese contexto futbolero se dio por segundo día consecutivo el sonado sold out en el mítico Café Berlín de Madrid, que se convirtió en el santuario del jazz y la fusión con la presentación de dos gigantes de la música: Jorge Pardo, leyenda viva de nuestra música nacional y Jaques Morelembaum, arreglista, compositor y colaborador habitual de nombres tan célebres como: Antonio Carlos Jobim, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Ryuichi Sakamoto, Sting o David Byrne. El ambiente en el local era eléctrico, con una audiencia expectante y entusiasta, preparada para una experiencia musical sin precedentes.

El personal técnico del Berlín había situado con muy buen criterio el escenario en el centro del recinto, dando así un enfoque aún más íntimo al concierto que estaba por empezar. Finalmente, las luces se atenuaron y el público recibió con una ruidosa ovación a Jorge Pardo, maestro del saxofón y la flauta travesera, mientras se acercaba al escenario acompañado por el virtuoso violonchelista carioca Jaques Morelenbaum, Melón Jiménez a la guitarra, José Ruíz – Bandolero a la percusión y Javier Colina al contrabajo.

Desde el primer momento, la química entre los músicos fue palpable. Abrieron con la interpretación de un chorinho de Jacob do Mandolín, “Receita do Samba”, una pieza que combinaba la sensibilidad melódica del jazz con los matices armónicos de este palo brasileño tan representativo de la cultura de los regionais, comandado por un Morelembaum en su salsa, ágil, preciso, sosteniendo un arco como si fuera una batuta y con una extrema facilidad para ponernos los pelos de punta cada 2×3.

Una anécdota interesante del concierto fue la presencia ilustre de grandísimos músicos de la escena madrileña que no perdieron detalle durante toda la velada. Por ahí vimos a Nacho Mastretta, Josemi y Juan Carmona, Lucía Rey, Antonio Lizana, Michael Olivera, Lara Wong, entre otros, saboreando, maravillados, la música que emanaba de este proyecto de ida y vuelta entre Pardo y Morelembaum. Ambos músicos habían compartido ya parcería musical en la última visita del saxofonista a Río de Janeiro el invierno pasado. En el primer corte hubo palabras de agradecimiento para Reginaldo, manager de Pardo, que había sido el celestino de esta unión musical y el organizador de los conciertos programados en el Berlín.

Jorge Pardo, con su característico estilo fluido y lleno de matices, alternaba entre la flauta y el saxofón, desplegando una gama de sonidos vibrantes, limpios, evocadores, que iban combinándose desde lo melódico hasta lo rítmico, Jaques Morelenbaum, por su parte, aportaba la riqueza armónica y la profundidad de su violonchelo, creando un contrapunto perfecto. La interpretación de “Casa Branca Brincadeira” fue un claro homenaje a la música que, como diría Pardo en una de sus intervenciones “aunque con diferentes acentos, comparte siempre la misma esencia”.

Excelentes cada uno de los músicos integrantes del conjunto, cada uno asumiendo su rol y desplegando todo su arte en los momentos de protagonismo. Grandioso Javier Colina con su toque y el abrazo profundo con el que arropa y da pauta a cada uno de los temas, excelente Melón y su capacidad de escucha, versatilidad y virtuosismo a la guitarra y encomiable la visión musical panorámica de Bandolero que sabe adaptar con naturalidad su creatividad rítmica a cualquier género que se le presente.

Uno de los momentos más memorables de la noche fue la interpretación de “Voce e eu” composición de los maestros Carlos Lyra y Vinicius de Moraes, una composición delicada y llena de emotividad que dejó a la audiencia en un silencio reverente, seguido de un aplauso prolongado. La conexión entre Pardo y Morelenbaum se hizo aún más evidente en este tema, con pasajes improvisados que mostraron su maestría y capacidad para comunicarse sin palabras.

Otro punto álgido de la velada fue la ejecución de “Moriscos de Brasil”, donde Pardo se adentró en terrenos más experimentales con su saxofón, mientras Morelenbaum respondía con su violonchelo en un diálogo musical que llevó al público en un viaje sonoro impredecible y emocionante, acentuando aun más las infinitas influencias sonoras y culturales que comparten ambos músicos.

Para cerrar la velada, eligieron “Corcovado”, una pieza muy conocida que encapsula la esencia de la fusión entre el jazz y las raíces de la bossa nova. La pieza finalizó con un diminuendo que dejó a todos los presentes con el corazón acelerado y una sensación de haber presenciado algo realmente especial. Le siguió “Nesse tren que eu vou”, composición de Morelembaum en el que resuena la samba que recorre la sangre de uno de los chelistas más reconocidos del Brasil, el tema destaca por proyectar el lenguaje universal, que, a partir de la samba, enlaza a la perfección con otros géneros como el jazz y el flamenco.

La actuación de Jorge Pardo y Jaques Morelenbaum en el Café Berlín no fue solo un concierto, sino una experiencia sensorial que trascendió géneros y fronteras. La combinación de sus estilos y la interacción en el escenario crearon una atmósfera mágica que difícilmente será olvidada por aquellos que tuvieron la suerte de estar allí. El bis final fue una fiesta por bulerías en la que todos los músicos se fueron cediendo el protagonismo a modo de agradecimiento prolongado a un público que se retiró del Café Berlín con una mezcla de satisfacción y asombro, comentando entre sí los momentos más impactantes y la habilidad inigualable de cada uno de los músicos. Fue una celebración de la música en su forma más pura, un recordatorio del poder del arte para unir y emocionar.

¡Comparte tus comentarios!

Deja un comentario