Texto y fotos: Daniel Glückmann
Las palmeras que adornan la barra central de La Riviera terminaron de adornar el sueño caribeño al que nos transportó Elíades Ochoa en su concierto del domingo pasado. El cantante y guitarrista cubano de nada menos que 78 años, sigue desplegando su gran voz y mucho humor en un concierto donde flotó el sonido de “Buenavista Social Club”, BSC, de la que Ochoa formó parte durante años.
“¿Hombres que no quieren que su mujer tenga amigos? ¡Qué es eso!?”, dijo en la introducción de “Pajarito voló” y así fue comentando mucho de sus temas, algunos de ellos, de los más famosos de “Buenavista” como “Chan Chan”, “El cuarto de Tula” o “El carretero”.
Él no deja de decir que “si estoy bien es gracias a esta gran familia” y el público le devuelve el cariño con sus ovaciones y bailando en todos los huecos que, una muy buena entrada, quedaban en la enorme sala de La Riviera.
El “gran rumbón” se formó básicamente con los temas de su último álbum “Guajiro” publicado el año pasado. Junto al hombre del típico sombrero negro y guitarra de ocho cuerdas, la banda la componen instrumentos que no pueden faltar en la musica popular cubana: percusión de todo tipo, una trompeta, un saxo, el bajo y los teclados, formados por un grupo de músicos que lleva a Don Elíades en volandas, sabiendo que tienen el privilegio de tocar con toda una leyenda.
El otro día, la cantante Omara Portuondo, quien tiene 93 años y también formó parte de la BSC, tuvo que abandonar el escenario nada más empezar su concierto en Barcelona y luego anunció que tristemente, no volvería a actuar en vivo debido a su edad.
Los músicos de Buenavista se han hecho mayores y por eso, disfrutar del concierto de Elíades Ochoa tuvo un sabor especial. Para él, todos los temas “llevan un mensaje profundo” y gracias a su fuerza, seguro que podremos seguir viéndole y bailando el son con su música durante mucho tiempo.
