Texto: Alicia Población / Fotografías: Ernesto Cortijo
Este año 2021, por el aniversario de Emilia Pardo Bazán, el Festival Ellas Crean ha decidido dedicar la 17ª edición a una de las pioneras en el cuestionamiento de la condición de las mujeres y la reivindicación de sus derechos.
Organizado por el Instituto de las Mujeres, el festival continúa con el propósito de dar visibilidad al trabajo de las artistas y creadoras en el mundo de la cultura. En lo musical es la primera vez que se propone un trabajo especialmente concebido para Ellas Crean, en colaboración con Casa América.
El pasado miércoles 17 de marzo el Auditorio de Casa América acogió el proyecto conjunto de la flautaora Trinidad Jiménez y el saxofonista Ernesto Aurignac. Bitácoras nos mostraba un viaje conjunto de ida y vuelta a América mezclando sonoridades flamencas y jazzísticas que nos llevaban de un continente a otro. Les acompañaban en el escenario David Sancho, al piano, Lila Horovitz al contrabajo, Joe Sturges en la batería y Andrea Salcedo con la guitarra flamenca.
Tuvimos la oportunidad de hablar con los protagonistas de la noche después del concierto. Trinidad Jiménez es musicóloga, instrumentista y compositora. Presentó su último proyecto, Eléctrica, en el Festival Internacional de Jazz de Madrid. Ernesto Aurignac es uno de los saxofonistas más destacados a nivel internacional. Hace algunos años empezó con la composición y actualmente trabaja con artistas como Marco Mezquida, Ramón Prats o Moisés P. Sánchez.
¿Cómo os conocisteis y cómo surgió el proyecto Bitácoras?
Trinidad Jiménez: La verdad es que nos conocimos por las redes. Yo a Ernesto lo conocía del mundo del jazz. Veía que hacía mil cosas, mil versiones con formatos diferentes, a cual más arriesgado. Un buen día nos escribimos. Luego coincidimos en el Festival de Jazz de Madrid y, cuando la directora del Festival Ellas Crean, que nos conocía a ambos, nos dio la oportunidad de venir a Casa América con algo conjunto, nos tiramos de cabeza a por algo intercontinental y nos figuramos este viaje.
En el concierto había dos partes bien diferenciadas dentro de cualquier viaje, la ida y la vuelta, ¿qué queríais mostrar con esta idea?
Ernesto Aurignac: Lo del viaje de ida y vuelta fue una cosa que me propuso Trini y me encantó. Lo que hemos hecho es una composición distinta cada uno pero pensando en la misma formación y trabajando con los mismos músicos. Nos fuimos inspirando el uno en el otro
Trinidad Jiménez: Había una forma figurada de fusión jazz-flamenco. Pretendíamos que se viera la evolución a través de los instrumentos. En un viaje pasan mil cosas y, como en cualquier evolución, hay tráfico. En mi caso partimos del mar, que recreo con la pedalera, y evoluciono desde unos tanguillos a una bulería más arrebatada. La llegada a la gran ciudad está ambientada en América del Norte, por eso en el último tema es Ernesto quien lleva la melodía, por lo icónico que es el saxo, que te lleva directamente al jazz.
¿Cómo imagináis que sale el público después del concierto?
Ernesto Aurignac: Yo creo que es muy divertido para la gente, porque pocas veces se hace algo así: dos compositores que compongan dos partes en una obra en común. Es como si el público pudiera escuchar el cerebro de uno y el de otro.
Trinidad Jiménez: Sí, además, el que lee, el que escucha, es el que manda. Cada uno tiene diferentes bagajes y experiencias y es bonito que haya diversas lecturas y emociones.
Esta es la 17ª edición del Festival Ellas Crean, que surgió por la necesidad de dar visibilidad a mujeres artistas y creadoras de cultura, ¿por qué pensáis que en los ámbitos del jazz y el flamenco hay menos mujeres en general?
Trinidad Jiménez: Yo no lo sé. En mi caso la única vez que he parado de tocar fue en los dos primeros años de ser mamá. Toqué hasta con un bombo de ocho meses. Pero sí es verdad que si eres madre tienes que parar, y el sistema está orientado para que quien tenga que hacerlo sea la mujer, la madre, y no el padre. Hay cuatro meses de baja para la madre y solo cuatro semanas para el padre. Yo creo que esa es la única diferencia, todo lo demás ya lo han luchado, y mucho, antes. En la escena de ahora hay muchas mujeres músicas, el panorama ha cambiado. A mí me gustó mucho lo que dijo Concha Hernández en la presentación del festival. Festival viene de fiesta, de celebrar. Igual que hay un homenaje a Paco de Lucía, hoy en la cita las que celebramos somos nosotras. Eso también da visibilidad y nos pone en común a mujeres creadoras y artistas.
Trinidad en la Escuela Creativa de Madrid y Ernesto, varios meses, en el Taller de Musics de Barcelona, pero con previo paso por el conservatorio clásico. ¿Qué diferencias existen entre una educación clásica reglada y la educación jazzística?
Ernesto Aurignac: Bueno, yo creo que a una le faltan cosas que tiene la otra y viceversa. Pienso que, en general, deberíamos ser más abiertos, tanto en una como en otra. Es verdad que en la movida del jazz hay un poco más de apertura, no es tan cerrado. A nivel de formación hay posibilidad de aprender música de muchas maneras distintas. Pero también es cierto que en el clásico hay cosas que no se imparten en el jazz y darían mucha calidad a los músicos. Por ejemplo, yo veo a un violinista leyendo una partitura difícil, compleja y alucino. A veces es lo que busco, y nadie más que esa persona puede hacerlo. En definitiva, estaría bien que se juntara todo porque al final todo está muy unido. De hecho, yo creo que el futuro de la música está ahí, en la fusión de todas las músicas.
Trinidad Jiménez: Que no esté reglada no significa que no sea valiosísima. Hay otras formas de aprendizaje y hay que nutrirse de ellas también. Yo creo que el jazz se ha academizado mucho y se está pareciendo cada vez más al clásico, y el flamenco cada vez más al jazz. Hay muchos jazzeros que tocan flamenco y muchos flamencos que miran al jazz para coger sus armonías.
Ernesto Aurignac: También te digo que la música y el aprendizaje están en la calle. Cuando sales de los sitios reglados y te pones a tocar con gente y a compartir música con otras personas, ya sea clásica, jazz… la música está ahí, la búsqueda está ahí. Está muy bien coger conocimientos y conocer a los maestros, pero el crecer y el formarse no está tanto en lo libros como en tu experiencia personal.
Trinidad Jiménez: Yo he aprendido más con las cejillas de los flamencos que en las clases de transporte, para que te hagas una idea. Porque lo tienes que salvar en el momento.
Ambos componéis, ¿habéis sentido alguna vez la presión de la página en blanco? ¿De dónde viene la inspiración?
Ernesto Aurignac: A mí lo de la página en blanco no me ha pasado, y la inspiración es algo relativo. A veces te sientes raro, de repente lo ves todo claro, a una velocidad muy loca. Entonces es cuando yo digo, bueno, igual esto significa que estoy inspirado. Yo en mi caso cuando me pongo a escribir coloco las manos sobre el piano y a partir de ahí tiro. Lo bueno de los músicos modernos es que tenemos cierto control de lo melódico-rítmico sobre lo armónico, de manera que con nada que tengamos ya generamos millones de ideas casi instantáneamente.
Trinidad Jiménez: En mi caso tampoco he sentido esa presión. Es verdad que tenemos una visión armónica de la melodía, y a la inversa. A mí en particular me ayuda saber para quién compongo, para qué. Imaginarme una historia, pensar cómo puede sonar, me ayuda mucho a atrapar, a estructurar el relato de lo que quiero contar.
¿Cómo veis el panorama musical? ¿Qué necesita la cultura?
Ernesto Aurignac: Yo creo que el nivel cultural de ahora mismo es espectacular. Lo que se necesitaría es poner más música en la tele. Que se sustituyeran programas de Telecinco o Antena Tres por cultura. Si en vez de poner reguetón a todas horas pones Vivaldi todos los días, a una hora determinada durante dos años, al cabo de ese tiempo la gente lo estará flipando con Vivaldi.