Introducción: Redacción
Entrevista: Jorge de los Santos
Fotos: Daniel Gluckmann
La fiebre por el jazz y la música latina en España comenzó allá por la década de los noventa. Desde entonces forma parte del ecosistema musical nacional, con algunos epicentros en los que destacados músicos de toda índole han recalado y todavía a día de hoy viven. Las influencias del latin jazz son prácticamente ineludibles en regiones como Madrid o Andalucía, entre otras muchas.
Por otro lado, cada vez más, la influencia de las redes sociales y los medios de difusión digitales han facilitado el contacto con muchos músicos y músicas. Uno de los fenómenos más interesantes y polémicos a día de hoy son aquellos que han hecho uso de la tecnología para visibilizarse y viralizarse en las redes. Un recurso que ha demostrado un potencial de alcance sin igual y que muchos explotan a su favor. Este es el caso de Alfredo Rodríguez, el pianista cubano afincado en Estados Unidos que ha transformado radicalmente su carrera gracias a estos medios, en los que pueden encontrarse multitud de versiones de sobra conocidas como “Fur Elise”, “La Pantera Rosa”, “Hotel California” o la cabecera de la película Misión Imposible. Por esto, aunque su estilo puede presentarse bajo la etiqueta de latin jazz, es mucho más. El éxito que ha cosechado en los últimos años se debe, asimismo, a un acercamiento del lenguaje jazzístico al público general, además de introducir un fuerte componente performativo en sus presentaciones en directo, haciendo de cada concierto un auténtico show. Acompañado por Michael Olivera a la batería y por Yarel Hernández al bajo, ha conseguido un genial equilibrio entre el jazz y una música abiertamente popular —perdónenme los académicos—, aunque también tiene sus detractores.
De un modo u otro, Rodríguez ha demostrado ser un pianista excepcional con una gran sensibilidad para la industria musical y para la música en sí misma. Para conocer más sobre él y su música, recibe a Más Jazz Magazine en la sala Villanos de Madrid, donde recaló recientemente con su actual gira mundial:
Vamos a empezar un poco por el principio, saber quién es Alfredo Rodríguez, más allá de lo que vemos en las redes.
Yo nací en Cuba, en la Habana, y vengo de una familia de músicos. Mi papá era cantante, productor y conductor de programas de televisión, siempre estuvo vinculado al mundo del arte de alguna manera. Empecé a estudiar música clásica a los siete años y, a partir de ahí, me enamoré de muchos estilos de música. Fue cuando mi tío quien me regaló un disco de Keith Jarrett, que es una de mis mayores influencias, que empecé a improvisar y a escuchar música que está relacionada con el jazz.
Si mal no recuerdo, hubo un encuentro que te cambió la vida, un encuentro con uno de los grandes, Quincy Jones. ¿Cómo se fraguó aquello? ¿Sigues manteniendo contacto con él?
Sí, en aquel momento tenía diecinueve o veinte años, estaba en la Universidad de Música de la Habana y se dio una convocatoria desde Suiza —del festival de Montreaux—. Muchos de mis amigos y yo mandamos nuestra música y, para fortuna mía, fui seleccionado. Toqué en el festival y allí conocí a Quincy, entre otras celebridades. Me acuerdo que en aquel momento estaba George Benson o Herbie Hancock, personas que siempre he admirado. A raíz de ese encuentro mi relación empezó a desarrollarse mucho más con Quincy. Volví a Cuba y su manager me escribió un email diciéndome que estaban interesados en ayudarme de alguna manera. Después de esto estuve en Mexico por una oportunidad de trabajo que tuve y crucé la frontera a Estados Unidos y llevo allí viviendo desde 2009, siendo Quincy el productor de casi todos mis álbumes.
Estoy muy contento de que la vida me haya dado una oportunidad tan importante.
Qué bueno, ¿Tú qué le dirías a los jóvenes músicos que están empezando ahora, que están estudiando clásico y, como a ti, les interesa el jazz y demás? ¿O qué te dirías a ti mismo? ¿Qué te gustaría haber sabido cuando empezaste?
Para mi la respuesta es simple, porque no trato de dividir o encasillar a un músico. Me refiero a que se trata de no quedarse en una sola cosa. Vivimos en un mundo versátil y globalizado, en el que podemos ser muchas cosas, podemos sentirnos identificados con casi todo. Los músicos estamos viajando y experimentando situaciones diferentes. Todas estas cosas influyen a lo que somos y, por tanto, a la música. En mi caso, mi música no solo va a sonar a Cuba, sino a otras muchas cosas, incluyendo experiencias como la de hoy.
Creo que lo más importante, entonces, es no pensar tanto en música clásica, jazz, etc. sino en escuchar y que las cosas que me gustan y que vivo entren en mi música. Se trata de ponerle pasión, hacer las cosas de una manera positiva —vivimos en un mundo donde las cosas virales pueden tender a hacer cosas negativas—. Diría que el objetivo es aportar nuestro granito de arena a la sociedad y encontrar cosas que nos hagan felices y aporten mientras las hagamos.
El tiempo es de lo más importante, es algo que hay que valorar, por eso hay que enfocarse en invertirlo en algo que nos llene, mucho más que en cosas materiales. A los que quieran ser músicos, decirles que se lancen, que sean ellos mismos y que traten de expresarse a través de las herramientas que tenemos. El resultado es incierto, claro, pero si hacemos las cosas con pasión y con amor van a resultar mucho mejor que si se hace de otra manera.
Qué bonito eso que dices. Dirías entonces que se trata de romper con etiquetas que nos limitan…
Sí, como te decía no me gusta etiquetar la música, es como etiquetar mis raíces, lo que soy. Te diría que puedo ser esto y lo otro, pero puedo sentir, tocar y expresar muchas cosas, soy una venturero en ese sentido. No me interesa mucho la opinión de otros si lo que va a hacer es romper mi barrera y mis fronteras, es decir de una manera negativa. Quiero ser yo y quiero intentarlo todo, nutrirme de cosas nuevas, que es una cosa importante para mi.
¿Si eres músico uno nunca deja de aprender?
Es infinito, el ser humano nunca deja de aprender. Debemos valorar el tiempo que tenemos este mundo, por eso hay que aprender de todo todo el tiempo, no solamente música. Nosotros venimos al mundo con un talento, una idiosincrasia, y todas estas cosas se expresan a través de la música.
A mi me gusta pensar que mi música sirve para expresar que todos tenemos algo especial en cuanto a unirnos, en hacer cosas que puedan crear lazos entre tu cultura y la mía.
Has mencionado que has vivido en varios países, pero cómo es vivir en un tour, en estar cada noche en un lugar, ¿qué echas de menos y qué es lo positivo?
Lo que echo de menos es a mi hija de cuatro años, tengo familia y todos están en Estado Unidos y Cuba. Eso es lo que más; pero también tengo seres queridos con los que viajo y toco, con los que llevo muchos años y que siento parte de mi familia. Hemos creado mucho vínculo, no solo musical, son muchos años tocando. Este tipo de cosas enriquecen mucho lo que es tocar o hacer una gira. Como dijiste, pasamos mucho tiempo en hoteles, tocando, en salas, etc. y hace falta rodearse de personas que están en la misma página que uno para poder vivir con esa familia musical todo el tiempo. Obviamente es bonito poder llegar a escenarios diferentes, en distintos países, compartir lo que somos, pero también muchas veces es difícil estar lejos de nuestra familia, durmiendo fuera, en aviones… pero bueno, es lo que a nosotros nos gusta y aquí estamos.
A parte de ser un músico puntero a nivel mundial, eres muy activo en redes sociales, ¿cómo se gestan todos estos videos en las pruebas de sonido?
Jajaja…Muchos de ellos han surgido porque estamos aburridos. Terminamos la prueba y no tenemos mucho que hacer, al principio surgió así. Muchos de esos videos se hicieron virales y tuvieron millones de reproducciones, entonces a partir de ahí decidimos hacer sesiones, porque a la gente le gusta mucho esos videos. También te voy a ser sincero, los hacemos porque como promoción nos ha funcionado muy bien. Mucha gente viene a nuestros conciertos también; es una herramienta esencial para la juventud o para cualquier persona que quiera promocionar algo. Es trabajoso, requiere tiempo y dedicación, pero a mi me ha funcionado. Cada uno tiene que ver lo que le funciona y tiene que tomar su camino. A mi me apasiona.
¿Cuánto de improvisación y de trabajo hay en estos arreglos?
A ver, realmente llegamos a las pruebas de sonido y no sabemos qué vamos a hacer. Entre los tres empezamos a buscar canciones y decidimos. No importa, puede ser la canción que esté sonando por los altavoces, una canción clásico, de una serie de televisión… A partir de ahí empezamos de cero y nos echamos veinte o treinta minutos para grabarlo.
¿Nos puedes contar un poco sobre tu proceso compositivo?
Muchas veces empieza con la improvisación. Cuando estoy solo en casa lo hago delante del piano y cuando estoy por ahí lo hago en el teléfono. Tengo las notas de voz repletas de disparates. De estas, algunas se convierten en canciones y otras se quedan ahí, pero sí, así es como trabajo.
¿Nos podrías decir tres influencias tuyas?
Mi familia, mis amigos y mis profesores.
¿En cuanto a músicos?
También ellos…jajaja…Digo esas tres cosas porque yo siempre digo que toco lo que vivo, de lo que me estoy rodeando. Antes escuchaba mucha más música y componía a través de la música que escuchaba, pero desde hace tiempo que compongo únicamente desde mis experiencias, de lo que vivo, cosas que no son estrictamente musicales.
Si tengo que mencionar músicos diría que Keith Jarrett, Johan Sebastian Bach, Thelonius Monk… En cuanto a músicos cubanos diría a Ernesto Lecuona, Bola de Nieve, Beni Moré…
Por último, ¿nos puedes contar qué le depara a Alfredo Rodríguez en el futuro?
Bueno, en el futuro cercano vamos a estar tocando más de cincuenta conciertos en todo el mundo. Además, estamos grabando un disco nuevo. Hay muchos proyectos, muchas cosas musicales. Espero que la vida me de la oportunidad de seguir aquí, disfrutando de la vida, de mi familia, de mis amigos, de la música y de la gente, para seguir compartiendo mi cultura y mi música. Me siento una persona muy afortunada.