Entrevista a Carlos J. López, director de Summum Music: Summum Concert Series.

Texto: Adrián Besada

@besagartha

El pasado mes de octubre dio comienzo una nueva edición de Summum Concert Series, una iniciativa de la compañía Summum Music, dirigida por Carlos J. López, que busca crear una actividad continuada de música en directo a través de conciertos de soul, funk, jazz o fado, entre otros. Esta serie de espectáculos se dilata hasta la primavera y ha contado y contará con la presencia de artistas tan eclécticos como interesantes como Eliades Ochoa, Cimafunk, Al Di Meola, Egberto Gismonti, Ana Moura, Mariza, Sara Correia, Kenny Garrett, o Ambrose Akinmusire, entre otros. El próximo día 21 de enero tendrá lugar la presentación de la banda Irreversible Entanglements en la Sala Villanos, un concierto que, en cierto modo, define la línea sonora y conceptual del ciclo promovido por Summum Music.

Summum Music es una compañía de producción y promotora que lleva en activo más de veinticinco años dedicada únicamente a músicas como el soul, el funk, el r&b o el jazz. Con motivo de esta nueva edición de Summum Concert Series, el equipo de Más Jazz se ha presentado en sus oficinas de Sol para conocer más acerca de ellos.

En primer lugar, ¿cómo definirías Summum Concert Series?

Es un proyecto muy variado, con músicas de géneros que, si bien no son alternativos, tampoco son mayoritarios: soul, jazz, fado, funk, cantautores, etc. géneros que no se programan en grandes espacios y que de otro modo sería muy difícil tener en Madrid.

Supongo que es una apuesta arriesgada, ¿trabajáis con pronósticos de asistencia o se hace ciegamente?

Sí. Primero buscamos la calidad, pero también tenemos en cuenta el público al que puede atraer un artista. Entonces vemos en qué emplazamiento puede encajar mejor y vemos qué necesidades en este sentido podemos tener.

¿Tendéis a la música “especializada”, por llamarla de alguna manera?

No, intentamos que sea atractivo para un espectro grande de gente, que coexistan diferentes músicas y que resulte interesante, siempre con la premisa de que sea música de calidad y en directo. Hay un grupo, que es Irreversible Entanglements, que es un grupo de free jazz muy interesante junto a una poetisa, que es un grupo protesta que sí es cierto que pueden resultar un poco de nicho, pero hay que tener en cuenta que esta banda fue una de las más aclamadas en el festival de jazz North Sea, en Países Bajos.

Entonces no hay un criterio de unidad musical ni conceptual como tal, ¿cierto?

La apuesta es por la música, en su concepto más amplio. Es un poco reivindicar la creatividad y el buen hacer, sea del género que sea.

¿Cual es el mayor riesgo y el mayor desafío al programar este tipo de música?

Es una auténtica locura, porque además trabajamos sin patrocinios ni apoyos. El año pasado tuvimos uno y al final estos quieren cosas mayoritarias, recintos grandes, cosas fáciles de escuchar, etc. ellos no quieren tomar riesgos. Los que llevamos muchos años dedicándonos a esto somos un poco románticos.

El tema de los precios puede que sea de las gestiones más difíciles. Me refiero a que todo ha subido mucho: los viajes son muy caros, los hoteles son muy caros, el backline es caro, etc.  Los cachés no han subido tanto, pero en realidad toda esa suma de cosas hace que se pueda complicar mucho una producción. Después de la pandemia los gastos hacen que sea muy difícil programar, los márgenes se estrechan más.

Otra cuestión es la difusión, cuesta muchísimo. Es cierto que están las redes sociales, la publicidad digital, etc. pero no hay emisoras de radio especializadas, ni siquiera en Radio 3, que los tuvo en su momento. Es extraño porque en Portugal y Francia sí existe.

¿Crees que esto que dices respecto a los medios puede ser un termómetro para medir el interés del público o son fenómenos independientes?

Yo creo que sí hay interés. A la gente sí le gusta buena música y se ve en que hay grupos como Vulfpeck que vendieron cuatro mil entradas este verano en el Botánico. Lo que pasa es que depende la plataforma puedes llegar a más o menos gente, porque es un factor que resulta importantísimo y que si no tienes recursos económicos específicos para dedicarle se hace muy difícil. Hay un fenómeno y es que las compañías con más recursos para llegar al público, con publicidades y campañas más amplias se dedican músicas masivas como el pop, reggaeton u otras músicas urbanas. Por eso digo que las radios y medios públicos deberían dar voz a proyectos de calidad que no tienen las posibilidad de visibilizarse tanto ni llegar a tanta gente.

Ya se ha convertido en un cliché, pero ¿crees que es cierto ese cliché de que en España todo lo de afuera es mejor?

Sí, creo que existe ese complejo. Lo digo porque aquí existe una escena brutal, ha subido muchísimo el nivel, hay proyectos, músicos y grupos fantásticos, hay medios de comunicación como Más Jazz y hay una red de festivales muy buena. No sé por qué siempre vemos hacia afuera cuando la realidad es que no tenemos nada que envidiar.

Me gustaría apuntar aquí la importancia que han tenido los músicos cubanos en el desarrollo de la escena musical española. No sé si somos conscientes del talento e influencia que han aportado.

Volviendo a la marca de Summum, ¿está ligada a este tipo de música, al soul, jazz, funk, blues, etc. desde el principio?

Llevamos desde el año 1998. Es cierto que al principio no hacíamos de promotores, pero ya van veinte años con eso. Respecto a los géneros, es por un interés personal, es lo que me ha gustado siempre, lo que he escuchado y he tenido la suerte de poder dedicarme a ello, de poder conocer a mucha de la gente que admiro, como es el caso de Earth, Wind and Fire, Kool and the Gang, Al Di Meola, etc.

¿Y respecto al interés por el fado y la música de cantautores?

Yo soy un gran amante de Portugal, eso en primer lugar. Luego creo que el fado es una música muy bonita que es muy escuchable y que creo que conecta muy bien con cualquier tipo de público. Allí se están haciendo cosas muy buenas en general, también a nivel de jazz.

En este sentido, este tipo de ciclos son una buena herramienta educativa, por decirlo de alguna manera, pues sirve para conocer y acercarse a manifestaciones que de otro modo resultaría imposible.

El problema es que, como decíamos, estos ciclos que no cuentan con patrocinios, ni subvenciones, etc. tienen unos precios que no son para todo el mundo, y es un factor muchas veces insalvable, es decir, que no se puede hacer más barato sin perder dinero. A mi me gustaría hacer muchos más artistas y aun precio mucho más barato.

Ya sé que es una pregunta un poco idealista, pero ¿cuál crees que sería una buena solución para esto?

La solución más clara es la de crear una ley de mecenazgo que no tenemos, de modo que a los sponsors les merezca la pena apoyar a iniciativas privadas. Aunque suene a lo de siempre, el apoyo por parte de las instituciones es necesario, no hablo de ayuda económica, sino respecto a lo que hablábamos, a la difusión y otras cuestiones.

¿Alguna cosa que nos hayamos dejado en el tintero?

No, creo que hemos hablado de cosas muy interesantes. Simplemente apuntar que creo que el jazz está muy vivo, que tiene muchísimo futuro y que cuidemos la música en vivo, que hay que cuidar también a los clubs, que van desapareciendo cada vez más en todas las ciudades.

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