Texto: Daniel Glückmann
Fotos: Lili Bonmatí, Alba Morera, Ayano Hisa y de la colección de J.A. Cararach, cedidas por el Festival de Jazz de Barcelona.
Ser director artístico de un festival como el de Barcelona que dura desde octubre a marzo, con una programación de cerca de 70 artistas en 19 locales diferentes y una quincena de clases magistrales, es sin duda, un enorme trabajo. Sin embargo, en plena temporada, conozco a Joan Anton Cararach no en Barcelona sino en Madrid mientras acompañaba a Andrea Motis, quien junto a su hermana Carla y al bajista Giuseppe Campisi, actuaban un par de noches en Recoletos Jazz. Cararach “vio nacer” a la Motis y no quiere perderse nada de ella y menos días antes de que, junto a invitados estelares como Pascuala Ilabaca, Michael League y Jaques Morelenbaum, presente “Temblor” en el Palau de la Música Catalana en el marco de “su” festival. El director es un torrente de energía, necesaria sin duda para gestionar un evento como el Festival de Jazz de Barcelona que, fundado en 1966, celebra este año su 56ª edición.
En ese contexto accede a conversar por teléfono con MasJazz en los próximos días y la media hora programada termina siendo más del doble en la que Joan Anton Cararach se explaya sobre un trabajo que sin duda le apasiona. Incluso pide revisar la transcripción de la entrevista por si es necesario “matizar algo” aunque finalmente renuncia al comprobar la cantidad de folios que salen después de más de una hora de charla. “Yo fui periodista y cuando me pedían las entrevistas antes de publicarlas, las pasaba sin ningún problema. Claro que lo que no aceptaba es un retoque de algo que me han dicho, salvo que alguien, en un momento de enajenación, hubiera dicho una tontería”, apunta.
MasJazz: ¿Cómo llegaste en 2003 a ser director del festival?
J.A. Cararach: Bueno, un poco por casualidad y un poco por amistades. Verás, yo soy filólogo en filología catalana, pero hice el doctorado sin terminarlo, con lo que yo soy doctorando, no soy político del PP y por lo tanto no me considero doctor -bromea-, soy doctorando. Hice un doctorado en literaturas románicas e hispánicas, y literatura comparada pero, ay, la tesis no la terminé.
Frustrada mi carrera universitaria, enseguida empecé a trabajar como traductor, traduciendo del francés, del inglés, del castellano, del italiano y obviamente del catalán. Y de ahí pasé a la prensa como editor en el catalán Diari de Barcelona, haciendo lo que en inglés se llama “fact-checking”, o sea, revisando textos antes de su publicación. Allí, un crítico de música del periódico me dijo, “coño, pero si tú sabes más de música clásica que yo” y me ofreció hacer las críticas de música clásica. Luego me pasó lo mismo con el jazz y con la ópera, y a partir de allí estuve muchos años trabajando en medios de Barcelona, de hecho con 19 años ya publicaba entrevistas sesudas para el Suplemento de Cultura de La Vanguardia. Después de muchos años de hacer de periodista tengo el músculo de corregir, de escribir rápido, de intentar extractar buenas conversaciones y ese trabajo me permitió no solo conocer a muchos músicos, sino también salir con ellos. Una de mis universidades fue Tete Montoliu, con quien compartí muchos ratos, muchos conciertos juntos, mucho acompañarle a él y a su esposa.
Entonces, en 2003, fueron Tito Ramoneda y Joan Roselló, fundadores de TheProject –una de las mayores productoras de conciertos de Barcelona y de las más importantes de Europa- quienes me dijeron “queremos aportarle algo más al festival y hemos pensado en ti”. Yo me quedé un poco patidifuso, porque jamás en la vida se me había ocurrido. Fue un enorme golpe de suerte.
MasJazz: ¿Así, sin ninguna experiencia en organizar conciertos o festivales?
J.A. Cararach: Yo no sabía lo que significaban las palabras rider, backline, etcétera, es decir, no tenía ni la más remota idea de montar un concierto, de trabajar con un Excel o ponerme a mirar precios. Yo estaba en el otro lado de la barrera, como periodista, como amigo de los músicos y como aficionado, y de repente entré en la locura de estimar costes, de poner precios a las entradas. Además, tuve una suerte maravillosa ya que mi primer concierto como director artístico del festival, que en aquel momento todavía se llamaba Festival Internacional de Jazz de Barcelona (aunque lo de internacional nos lo quitamos de encima hace 6 o 7 años, porque nos pareció un poco ridículo, a estas alturas, llamar “internacional” al festival), fuera con Bebo Valdés, de quien años después me convertí en mánager y él en un segundo padre para mí. Tuve esa suerte de estar bendecido desde el inicio. Siempre digo que mi carrera empezó en lo alto con Bebo Valdés, y desde entonces no ha sido sino un paulatino descenso.
MasJazz: ¿En qué sentido?
J.A. Cararach: Me refiero a que empecé arriba de todo. Trabajar con Bebo Valdés era trabajar con un gigante. Era como en el 66, cuando nace el festival, cuando adoraban tanto a Duke Ellington, que le veían un aura, como si fuera un ángel. Yo no pude trabajar con Duke Ellington, pero sí lo hice con Bebo Valdés, con Wayne Shorter, con Keith Jarrett, con Chick Corea y tantos otros.
MasJazz: ¿También les veías un aura?
J.A. Cararach: A Sonny Rollins, desde luego, sí. Los músicos tienen algo más. Además de la técnica, del oficio y todo eso, hay músicos que tienen en su música esa espiritualidad, ese ir más allá de la propia música, algo que sólo estos gigantes consiguen. Trabajar con ellos es un alimento espiritual muy inmenso. Una vez, sólo una, pude trabajar con Quincy Jones y eso fue como un alimento para toda la vida. Es como leer una gran obra que te va a acompañar siempre, hasta el final. Como escribió Quevedo:
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.
MasJazz: Hay músicos que, gracias a sus múltiples actuaciones, marcan un poco la trayectoria de un festival. ¿Quién o quiénes son en vuestro caso?
J.A. Cararach: Yo siempre me jacto de que el Festival de Jazz de Barcelona es el único, que yo sepa, en el que María Schneider ha actuado tantas veces, 7 en total de las que 4 han sido con su propia orquesta. Aunque el público quizás no corresponde a lo que se merecería esa música maravillosa, nosotros insistimos. A veces se nos critica porque otra vez programamos a tal o cual artista. Incluso un medio criticó en los inicios a TheProject por volver a programar a Miles Davis. Es como si un crítico de música clásica se quejara porque Ibermúsica trajera de nuevo a la Filarmónica de Berlín.
MasJazz: Si ahora, después de 20 años haciéndolo, tuvieras que fichar a un director artístico de un festival, ¿qué es lo más importante que buscarías en esa persona?
J.A. Cararach: Lo primero, pasión. Pasión por la música que ofrecemos que no es una música fácil de vender. Tiene el sinsabor de que casi el 85-90% de los conciertos son a pérdidas y tiene que ser muy hábil negociando, buscando patrocinios, mecenazgos… y también encontrar esos conciertos, a menudo fuera del jazz, que te ayudan a subvencionar el festival.
MasJazz: ¿Teniendo eso en cuenta, cómo hacéis que el festival sea rentable?
J.A. Cararach: El festival no es un gran negocio pero es sostenible y me gusta recalcar que somos el único festival privado de España. Montado por una empresa privada que no depende en absoluto de un político o de una administración y eso te da una cierta independencia aunque no podamos hacer locuras económicas como pagar las millonadas que se han pagado en festivales con dinero público. Al mismo tiempo que puedo quejarme de eso, es verdad que trabajo en una empresa de una solidez brutal.
TheProject es la empresa que organizó la última gira de Serrat, la empresa que estuvo detrás de la última gira de Sabina, de los conciertos de Estopa, Mecano, El Ultimo de la Fila y de los conciertos de tantos y tantos artistas con miles y miles de espectadores. Eso me aporta una solidez y me da una cierta paz de espíritu para saber que cuando con mis cosas del jazz yo pierdo dinero, la empresa es robusta y lo admite.
Por otro lado también tenemos unos patrocinadores y mecenas que son imprescindibles para la existencia del festival. En el caso de los mecenas, por ejemplo, la Fundación de Música Ferrer-Salat y el Conservatorio del Liceu, que nos cede sus espacios.
MasJazz: En algunos festivales de jazz, a veces cuesta encontrar suficiente cantidad de conciertos de jazz para que el festival lleve ese nombre. Desde mi punto de vista, no es el caso de Barcelona pero quería saber tu punto de vista sobre incorporar otros estilos a la programación.
J.A. Cararach: Tenemos algunos “haters” que no estarán de acuerdo contigo (ríe). Pero en primer lugar, yo diría que el jazz es una música omnívora, que lo devora todo. Ya desde hace años, los festivales se abrieron a otros artistas a los que no se puede colocar bajo la etiqueta “jazz” a pesar de que estamos hablando de una música que tiene tantas ramificaciones que hasta cuesta definir sus fronteras, lo que ciertamente es una bendición.
Nosotros, por ejemplo, tenemos una serie flamenca de la que me siento muy orgulloso. Se llama De Cajón. Fue un festival independiente pero desde el 2016 es una serie con personalidad propia de nuestro festival. Y luego sí que hay unos conciertos que no son ni flamenco ni jazz que cumplen la función de ir a buscar a otros públicos y sobre todo de ser un apoyo desde el punto de vista financiero. Por ejemplo, hemos programado a Ludovico Einaudi (músico italiano conocido por su musica introspectiva, atmosférica, con influencias del rock, del pop, de músicas africanas y del Medio Oriente), que evidentemente no hace jazz pero se siente orgulloso de compartir cartel con el resto de artistas del festival. Éste es un concierto de “números negros” que nos ayuda a programar a otros artistas alrededor suyo. Un ejemplo: el mismo día que teníamos a Ludovico Einaudi en el Gran Teatre del Liceu, también habíamos programado a Chief Adjuah en la sala Apolo y al dúo Albert Marquès-Gonzalo del Val en el Jamboree.
Algo que me impacta mucho del Festival de Barcelona son sus clases magistrales bajo el sello del “LiceuJazz” del Conservatorio de Música del Liceu auspiciadas por la Fundación Ferrer-Salat. Creo que éstas justifican que la web del festival afirme que sea “un festival único en el mundo”. Su programación es sobresaliente como las de muchos otros festivales. Pero las “masterclasses” merecen por sí solas distinguir a Barcelona con ese adjetivo de “único”. Pensemos que este año ofrecieron y ofrecerán este formato artistas de talla mundial como Christian Sands, Melissa Aldana, Fred Hersch, Anat Cohen, Maria Schneider, Michael League, Joe Lovano, Andrea Motis, Cyrus Chestnut, Cucurucho Valdés con Javier Colina, Egberto Gismonti, Antonio Sánchez, Paquito D’Rivera junto a Pepe Rivero y también del pianista Nduduzo Makhathini. Esto sí que es único!
MasJazz: ¿Cómo conseguís “enganchar” a estas enormes figuras para una clase magistral en medio de sus giras?
J.A. Cararach: Estamos desde luego muy felices con nuestro ciclo de clases magistrales, que es posible gracias a la calidad de la relación que tenemos con los artistas, aunque sabemos que para ellos no es fácil. Nosotros les ofrecemos dos noches de hotel para que puedan llegar el día antes y descansar pero a veces tienen un concierto el día anterior, llegan el mismo día con muy poco tiempo y la clase magistral les da una pereza tremenda. Pero al final soy yo quien la tiene que cortar porque ellos también disfrutan mucho y, una vez en el escenario, se pasan del tiempo pactado.
MasJazz: ¿Cómo funcionan las clases?
J.A. Cararach: El público de las clases está compuesto por un lado, por los estudiantes del Conservatorio del Liceu, que tienen acceso gratuito, no solo a las clases magistrales, sino también a los conciertos. Y por otro lado, están abiertas tanto a estudiantes de música de cualquier escuela a un precio reducidísimo como, sin cargo, a cualquier persona que haya comprado una entrada para el concierto de ese artista en concreto.
En las clases, básicamente los músicos nos cuentan su experiencia, su vida. Y por otro lado, grupos de músicos del conservatorio salen a tocar para que estos profesores los conozcan, lo que crea situaciones muy especiales como ocurrió este año en la de Christian Sands, un tipo joven, pero muy vieja escuela. El detalle fue que cuando estos chicos salieron a tocar sin presentarse, Christian los paró y les dijo “todo el público que está aquí y yo queremos saber cómo os llamáis, quiénes sois”. Después de ese detalle tan tonto, el segundo grupo ya había aprendido la “lección”. Ese tipo de detalles, esos toques dan mucho de sí. En estas sesiones es muy fácil detectar entre los estudiantes del Liceu, quienes despuntarán.
Otra anécdota buenísima de este año: un joven trompetista de primer curso, Gerard Peñaranda (a quien conocemos como miembro de la Sant Andreu Jazz Band), salió a tocar en la clase magistral de Paquito D’Rivera y Pepe Rivero. A Paquito le gustó tanto que le invitó a tocar horas después en su concierto. Son momentos únicos, de verdad.
MasJazz: ¿Cómo se maneja el Festival de Barcelona en el contexto del boom de programación de jazz que hay actualmente en España?
J.A. Cararach: No es fácil. Ahora mismo, por ejemplo, nosotros tenemos una competencia feroz en Barcelona, incluso con soporte de dinero público. Teníamos miedo, pero está siendo un año muy bueno para nosotros desde el punto de vista de la venta de las entradas – estiman vender más de 50 mil, alrededor del 85% del total disponible -. Naturalmente, sabiendo que estamos hablando de conciertos de jazz, que atrae a un público minoritario. Pero eso a mí no me preocupa. No sé cuánta gente está leyendo a James Joyce, a Dante o a Cervantes ahora mismo en España. Lo que sí sé es que de aquí a 50 años seguirán leyéndolos igual que seguirán escuchando al 80% de los músicos que están tocando en mi festival. Pero a veces yo también caigo en la desesperanza porque haces cosas muy bonitas, música muy preciosa, y no llenas los auditorios.
MasJazz: El entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti decía el otro día que si por él fuera y si no le echan; se quedaría allí toda la vida. ¿Es también el caso de Joan Anton Cararach después de más de 20 años de director artístico?
J.A. Cararach: Es interesante porque justo lo hablaba el otro día con Joe Lovano. “Keep going, keep going”, me decía. Yo me veo con muchos ánimos. Estamos pensando ya en proyectos para el año que viene, en nuevas ideas y sí, yo me veo con muchísimo ánimo. Es la fuerza que te da haber visto crecer a tanta gente como Andrea Motis, Christian Sands, Melissa Aldana, Rita Payés, a Lucia Fumero, Víctor Carrascosa, a Camil Alcarazo y comprobar año tras año cuánta música hermosa existe en el universo.
Te voy a contar una anécdota. Este año programamos el concierto de “Elipsis”, el cuarteto de Michael League (líder de Snarky Puppy), el batería Antonio Sánchez, el percusionista Pedrito Martínez y la cantante y tecladista Glenda Del E. Varios de ellos viven cerca de aquí así que al final es un grupo “casi” catalán/ español. Querían probar el repertorio de “Elipsis” en directo y con la gente de Piñata sumamos también al Teatro Pavón de Madrid. Ver el estreno de ese cuarteto fue brutal y yo era la única persona de las 350 que llenaban el Auditorio del Conservatorio de Liceu que los había escuchado antes. Para entendernos, los demás fueron al concierto a ciegas. Poder dar cabida a esos proyectos es para mí un orgullo muy grande. Dan respuesta a uno de nuestros lemas de siempre: esperad lo inesperado.
Igual me ha pasado con Andrea Motis, un estandarte de nuestro festival, Marco Mezquida y Michel Camilo, que en 2023 nos ofrecieron un dúo inédito. Esa confianza con los músicos te permite proponerles muchas ideas locas y que ellos se sumen a tus ideas locas. En fin, en algún momento habrá un relevo, claro, pero ahora yo sigo con fuerzas para seguir disfrutando de este trabajo.
MasJazz: Entre festivales, sea en España o a nivel internacional, ¿os coordináis de alguna manera?
J.A. Cararach: En España muy poco, la verdad. Cada uno hace la guerra por su cuenta. Yo, sin embargo, tengo muchísimo contacto con festivales de Estados Unidos y con muchos programadores europeos con los que hablo muy a menudo. A nivel internacional formé parte del Board of Advisors del Newport Jazz Festival, creado por el mítico George Wein. Falleció en 2021 y le he echo mucho de menos. También tenía mucho contacto con Lorraine Gordon, la fallecida propietaria del Village Vanguard. Me iba muy bien hablar con ella, claro. Para mí el Village Vanguard ya es un festival en sí mismo y si te fijas, muchos de los artistas que tocan en el Vanguard están tocando en mi festival: Fred Hersch, Melissa Aldana, Joe Lovano…
La “Plataforma Jazz España” es una asociación que agrupa a muchos festivales y productores de jazz españoles y de asociaciones internacionales como la “Europe Jazz Network” y “Better Live” así como proyectos de proyección del jazz español como “Focus Jazz from Spain” pero aunque lo estuvo en el pasado, el Festival de Jazz de Barcelona no pertenece actualmente a esta red.
Nosotros somos bastante independientes, incide Cararach. Hace un tiempo formamos parte de la plataforma pero nos tuvimos que salir por falta de tiempo. Y luego, es que nosotros vamos muy por delante. Muchas de las giras que tú ves en España en otoño las hemos cerrado nosotros. Es decir, la primera fecha la hemos cerrado nosotros en febrero o marzo y a partir de ahí ya construyen el resto. Para nosotros, esa coordinación es difícil porque somos una empresa privada que tiene que mantener vivo el negocio. Pero no me entiendas mal. Aunque quizás no tome como modelo a muchos de los festivales españoles, sí que estoy muy pendiente de lo que hacen y me gustan mucho algunas programaciones como lo que hace Clasijazz con Pablo Mazuecos en Almería. Su fuerza y capacidad de convencimiento son tremendas. También me encanta el proyecto de Recoletos Jazz, el de Villanos del Jazz y muchos otros. Tampoco puedo olvidarme de que Barcelona, con clubs como el Jamboree, tiene una vida propia muy poderosa más allá de nuestro festival.
MasJazz: Otra característica que hace especial al Festival de Barcelona es que dura 5 meses, de octubre a marzo. ¿Como es planificar un evento tan largo?
J.A. Cararach: En 2002, antes de que yo llegara, el Festival de Jazz de Barcelona tuvo 13 conciertos. En 2003, que ya era mi festival, tuvo 27. Y desde entonces la progresión ha sido radical. Ahora ya estamos en 70, 80 conciertos anuales y eso tiene que ver con el modelo de festival. Nosotros no somos un festival para el turismo. Nos parece bien que vengan turistas a los conciertos pero no es nuestro primer cometido. Nosotros somos un festival para la gente de Barcelona. Es ofrecer música preciosa para los ciudadanos de Barcelona que no pueden ir cuatro días seguidos a cuatro conciertos.
Y por eso, poco a poco, fuimos extendiendo en el tiempo hasta el formato actual, con añadidos en 2025 para poder acompasarnos con las giras de los artistas como para el “Retrato de Artista”, este año a cargo de Rita Payés, o el de Brad Mehldau, cuya gira es en febrero. Y por fin, el concierto de clausura en marzo, con Kamasi Washington, que debía de haber sido el concierto inaugural, pero Kamasi tuvo que posponer su gira de otoño por motivos médicos.
Pero el festival básicamente dura dos meses más los conciertos extraordinarios que hacemos por razones de calendario. Evidentemente es agotador, pero insisto, no es un festival de verano, de fin de semana. Los festivales en los que vas 20 minutos a un sitio, 20 minutos a otro, para pillar un poco de aquí, un poco de allá, a mí no me convencen.
MasJazz: ¿Existe un Madrid- Barça en el mundo de los festivales de jazz?
J.A. Cararach: (ríe) No, la verdad es que estamos en dos ligas paralelas. Somos festivales muy distintos pero lo que es seguro es que en Barcelona y en Madrid, los músicos se la juegan. Y ya como curiosidad futbolera, sí que me atrevería a decir que hay más músicos de jazz del Barça que del Madrid (más risas), arriesga Cararach.
Cararach destaca frecuentemente a lo largo de la conversación lo diferente que es organizar un festival desde una empresa privada y al despedirnos no puede resistirse y dice: “Te voy a dar una frase polémica, Daniel. Hay mucho festival de jazz en el que se invierte mucho dinero público, cosa que yo no sé hasta qué punto es lícita. Por eso nosotros estamos tan orgullosos de no depender de una administración y de que nuestro principal patrocinador, de largo, es el público que paga las entradas.” Ahí queda eso.
Toda la información acerca del Festival de Jazz de Barcelona en: www.jazz.barcelona