El pasado 6 de marzo, unos días antes de decretarse el estado de alarma, la formación Four Women Quartet ofreció su última actuación antes del confinamiento y encontraron un momento previo para conversar con nuestra colaboradora Marta Alfonso. Nos parece interesante ofreceros esta entrevista donde las componentes de la banda desgranan su visión y sus opiniones sobre, entre otros asuntos, las aportaciones de las mujeres en el ámbito del Jazz.
Texto: Marta Alfonso Caballero / Fotografías: Ane ALC & Antonio Torres Olivera
Granada 6 de marzo de 2020
Justo al terminar de ensayar y antes de su actuación en la Casa de la Cultura de Albolote (Granada), las integrantes de Four Women Quartet, con raíces andaluzas y extremeñas, nos dedican unos minutos para hablar de su agrupación y del proyecto que surge de sus partituras en este momento. Natalia Ruciero (voz y percusión), Virginia Moreno (clarinete), Laura Domínguez (piano) y Blanca Barranco (contrabajo) se dedican a hacer jazz de manera profesional y tienen como objetivo disfrutar de su música y de hacerla llegar cada vez más a un público que suele ser minoritario. En su primer disco, Una Historia de Mujeres en el Jazz, que presentaron en Granada los días 5 y 6 de marzo de 2020 con motivo del Día Internacional de la Mujer, dan visibilidad a la labor musical de una tradición de mujeres artistas olvidadas a lo largo de la historia del jazz.
¿Cómo estáis? ¿Qué tal estáis llevando estos días de conciertos por Granada?
Muy bien, muy divertidos. Ayer, jueves 5 de marzo, actuamos en el espacio V Centenario de la UGR y nos pareció un sitio espectacular con un escenario increíble. Además contábamos con piano de cola, algo muy poco frecuente. El público nos arropó mucho en el concierto de ayer. Hubo más gente de la que esperábamos, la sala estaba llena y nos llamó la atención que gran parte de ese público eran personas universitarias y gente joven que no suelen ser nuestro público habitual. Recibimos mucho cariño, respeto y agradecimiento por su parte. Además se agotaron todos los discos que nos llevamos para poner a la venta. Nuestro proyecto despierta mucho interés por estar englobado dentro de la serie de actos que la universidad ha organizado por motivo del 8M, así como por la curiosidad de descubrir qué es esto de las mujeres en el jazz. El espacio que hoy tenemos disponible en la Casa de la Cultura de Albolote también es enorme. Ya habíamos venido más veces a Granada y siempre nos ha acogido de una forma muy especial. La última vez fue en enero, en la sala Lux, con la asociación de Jazz de Granada, Ool-Ya-Koo. Granada es realmente una ciudad que enamora y nos encanta venir a tocar aquí.
Es un placer que os llevéis esa impresión tan buena de Granada y del público. ¿Qué pensáis acerca del público habitual del jazz? ¿Creéis que suele ser minoritario al estar, generalmente, asociado a unos determinados parámetros culturales?
El jazz en términos de público es difícil, tiene un público minoritario, aunque el hecho de que tenga un público con un determinado nivel cultural es un falso mito muy extendido. Estos prejuicios se deben al desconocimiento ya que en España no escuchamos jazz de forma natural, como ocurre en Estados Unidos. No hay un contacto directo con esta música como pasa con el flamenco, que es parte de nuestra cultura, y tampoco es un género popular como el pop. Estos mitos también existen alrededor de la música clásica. Creemos que el público que asiste a un concierto de música clásica tiene un nivel cultural muy alto, como se cree que sucede en un concierto de jazz, y no tiene por qué ser así. Simplemente hay que ir a una actuación con la mente abierta y escuchar porque si el público escucha seguramente le gustará. Hay ciertos tipos de jazz que sí que son difíciles, como el Jazz Contemporáneo que tiene un sonido novedoso y armonías complicadas. Haciendo autocrítica desde el lado intérprete, nuestra obligación es facilitar su escucha y acercar el jazz al público introduciéndolo en las ideas que queremos transmitir para que entiendan el significado de esta música. Por eso este proyecto está gustando mucho, porque lo introducimos de una forma clara y con tan solo tocar el primer tema demostramos que el público disfruta y se entrega a la actuación.
¿Qué tipo de jazz hace Four Women Quartet y con qué objetivos iniciales surgió vuestra agrupación, así como el proyecto que ahora mismo estáis desarrollando?
Four Women Quartet se dedica a hacer un jazz más tradicional aunque también incluye ritmos contemporáneos. Desarrollamos sonidos de orígenes africanos, moviéndonos por el Blues, el Hot Jazz, la era del Swing y el Bebop, hasta llegar al Jazz Contemporáneo. La gente suele calificar nuestra música como un tipo de jazz “sensible” porque les llega fácilmente. Al presentar nuestra música lo hacemos de una forma en la que estamos facilitando al público su escucha y entendimiento y por tanto la gente conecta con la música de una forma más íntima. Respecto a la formación de nuestro cuarteto, por propia experiencia en el mundo del jazz, somos conscientes de la falta de proyectos como el nuestro en las programaciones, festivales y carteles. Hay una necesidad vital de dar a la mujer un papel protagonista en el jazz y por eso quisimos desarrollar una formación hecha por mujeres que toquen jazz en el escenario y que puedan entrar en programaciones que, en muchos casos, están desiertas de mujeres que aparezcan liderando agrupaciones musicales. Su presencia en el escenario suele ser comúnmente como cantantes porque los modelos femeninos conocidos que existen en la historia del jazz son cantantes como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan o Billie Holiday, entre otras. Hablar de mujeres trombonistas, trompetistas o pianistas es más difícil pues estas figuras son más difíciles de identificar.
Con vuestro disco, Una Historia de Mujeres en el Jazz, queréis disfrutar y compartir vuestra música pero también visibilizar a la mujer y a las barreras con las que se ha encontrado a lo largo de la historia.
En 2019 grabamos nuestro primer disco, Una Historia de Mujeres en el Jazz, que acabamos de lanzar con el sello Blue Asteroid Records. Nuestra intención es mostrar a la mujer haciendo jazz en un escenario de manera profesional y excelente. El disco recoge nueve temas que han sido escritos, producidos o compuestos por mujeres que han quedado ensombrecidas a lo largo de la historia del jazz. Lilian Hardin, Betty Carter, Nina Simone, Ann Ronell o Maria Schneider son algunas de las mujeres que hacemos protagonistas en nuestro disco. Queremos hacer referencia a toda esa tradición de artistas femeninas que no han sido incluidas en los manuales como modelos o como figuras importantes de la música, ya que la mayoría de las veces no eran conocidas por su trabajo sino por acompañar o estar avaladas por músicos famosos.
Visibilizar a estas mujeres artistas es esencial por su contribución a la música al igual que por la importancia de tener mujeres de referencia que inspiren a otras mujeres a hacer música. ¿Qué pensáis sobre la existencia de modelos femeninos en la escena de jazz actual?
Es muy importante para las mujeres tener a modelos femeninos cerca a la hora de empezar a hacer jazz, sobre todo en términos instrumentales. El imaginario existente del jazz a día de hoy sigue estando lleno de figuras y épica masculina en su mayoría: Charlie Parker, John Coltrane, Miles Davis, Chet Baker… Por ello. cuando una mujer se sube al escenario sigue habiendo una comparación inevitable con todos estos pilares históricos del jazz. La ausencia de modelos femeninos es lo que hace que haya una mayor presión y un sentido de responsabilidad que surge del hecho de que falta confianza en el talento de una mujer. Lo que nos gusta de este proyecto es que somos cuatro mujeres desconocidas que venimos a hacer nuestra música sin necesidad de acompañar a ningún gran saxofonista, clarinetista o pianista. Subimos al escenario con la seguridad de que vamos a hacerlo lo mejor que podamos, disfrutando siempre y evitando comparaciones. Demostrar eso también es liberador. Hemos visitado algunos colegios e institutos donde hemos visto cómo niñas que estaban interesadas en la música empezaban a tener más confianza y motivación cuando nos veían tocar. Esto es fundamental para que cada vez haya más mujeres haciendo música y que los escenarios, carteles y programaciones sean equitativos. Cada vez hay más mujeres en los escenarios y acudiendo o impartiendo clases magistrales, pero todavía es un número reducido o menor. Estamos en un momento en que podemos y queremos revertir la situación de discriminación que ha existido.
Esta discriminación se ha visto además incrementada por los prejuicios raciales que han caracterizado al jazz desde sus orígenes, acentuando e incluso normalizando esta discriminación.
La segregación racial está enraizada en el jazz, pues forma parte de los orígenes de este género musical y es una condición que ha causado grandes estragos para la mayoría de los músicos de origen afroamericano, también en el caso de los artistas masculinos. Una de las anécdotas más sonadas, relatada por el propio Miles Davis en algunas entrevistas que ha concedido, fue que él mismo presenció cómo a dos grandes músicos como Charlie Parker y Dizzy Gillespie se les prohibía entrar por la puerta principal de un local sureño por su color de piel. Lo mismo que le sucedió a Billie Holiday, que incluso llegaba a ser insultada por cantar con una big band de hombres blancos, y a otras muchas cantantes, como Ella Fitzgerald o Nina Simone, que sufrían constantes episodios de discriminación debido a estos sesgos de raza y género. La propia forma lingüística de identificar a hombres y mujeres dentro del jazz mostraba como ellos eran los crooners, a los que se les asociaba rasgos seductores y poderosos, mientras que ellas eran las divas, un término que se utilizaba con otras connotaciones más altivas y sexuales.
Afortunadamente este sesgo de género irá disminuyendo progresivamente gracias a programaciones como las de esta semana que ponen el foco de atención en proyectos encabezados por mujeres y que contribuirán a eliminar la creencia de que a veces se está haciendo un favor a las mujeres por incluirlas en una programación.
Efectivamente, sigue habiendo programas en los que se busca contratar a mujeres por algún tipo de obligación o términos, entonces se interpreta como que se las está haciendo un favor. Sin embargo, la tarea de los programadores y los agentes culturales es asegurarse de que su escenario es justo, diverso y que no discrimina. Nosotras no estamos mendigando un espacio. Estamos recuperando el espacio que se nos quitó por una serie de factores culturales relacionados con la discriminación. Queremos dejar esto atrás y que se visibilice a la mujer como una artista en sí misma, con iniciativa, con talento y que lidera proyectos. El 8M nos ayuda a impulsar lo que hacemos pero, precisamente, ese día es cuando paramos como señal de apoyo y reivindicación. Esta semana hemos tenido más demanda porque encajamos dentro del programa de visualización de la mujer que se quiere desarrollar pero no queremos dejar de reivindicar que, como todos los artistas, nosotras tocamos y hacemos nuestro trabajo durante todo el año.
¿Qué proyectos y actuaciones tenéis programadas a lo largo del año? ¿Qué planes tiene Four Women Quartet en el futuro?
Hay un festival de jazz organizado por mujeres en Madrid en el que tocan tanto hombres como mujeres artistas que se llama FeminaJazz y que abrimos en octubre. Esa es la fecha más señalada que tenemos en el calendario. En estas próximas semanas tenemos algunos bolos cerrados en Cádiz, dónde también vamos a tocar con grupos y asociaciones de swing que ofrecen música en directo. También tenemos una actuación preparada en quinteto con la guitarrista Juana Gaitán. Inicialmente, nuestra intención es empezar a difundir y presentar el proyecto por Andalucía, ya que dispone de muchos lugares donde aun tiene que llegar esta música, aunque también hemos estado en Extremadura y en Portugal. De momento tenemos unos mínimos según los cuales nos movemos porque, siendo honestas, la situación de los artistas musicales en España es, en general, ciertamente precaria. Nosotras tenemos nuestros trabajos a parte porque no se puede vivir únicamente de esto. Nos movemos en un circuito de espacios pequeñitos, de programadores culturales menores, que tenemos que compaginar con nuestros respectivos trabajos y ocupaciones, en nuestro caso impartir clase en conservatorios o escuelas, terminar los estudios o estar con la familia. Actualmente estamos en el proceso de labrarnos nuestro espacio, disfrutarlo y promocionarlo. Nos encantaría que este proyecto se prolongara en el futuro y que hubiese infinitas partes de Una Historia de Mujeres en el Jazz que pudiéramos compatibilizar también con nuestros proyectos personales.
Tras finalizar esta hora de charla tan inspiradora, las integrantes de Four Women Quartet subieron al escenario a presentarnos un número musical lleno de jazz e historia en el que sus voces e instrumentos comunicaron toda la determinación, energía y compromiso que nos habían transmitido en la entrevista.