Texto y Fotos: Daniel Glückmann
“Músico alemán afincado en España” fue lo que puse en Google y el resultado dio dos nombres. El de Michael Volker Kogel conocido como “Mike Kennedy”, quien fuera líder de “Los Bravos” y el del músico que hoy nos ocupa, Andreas Prittwitz (64 años), compositor, productor y virtuoso en muchos instrumentos de viento como la flauta de pico, el clarinete y prácticamente todos los tipos de saxos.
“Casualmente lo acabo de descubrir esta misma mañana porque para una programación del Ayuntamiento de Madrid sobre Alemania me preguntaron si conocía más músicos alemanes que vivan aquí. Me quedé pensando y no, no se me ocurre más que uno en la isla de El Hierro. Es curioso, muy curioso teniendo en cuenta que España es un país que gusta mucho a los alemanes para vivir”, dice, también un poco sorprendido y añade que, quizás pueda influir que “en Alemania hay un mercado musical muy grande y los músicos tienen mucho trabajo”.
Prittwitz actúa con su quinteto el próximo día 29 de noviembre en el ciclo “Jazz Círculo” que organiza el Círculo de Bellas Artes de Madrid, unos días más tarde del magnífico concierto que dio en la Casa de América junto al bandoneonista peruano Claudio Constantini (ver foto). La conversación se desarrolla en un soleado despacho del Círculo presidida por la franca sonrisa y empatía que despliega el músico, que se explica en un castellano perfecto.
Siendo muy joven, cuando con veinte años decidió quedarse a vivir en Madrid, tomó una decisión importante: “Decidí que quería hacer muchas cosas dentro de la música” y hoy en día se puede decir que cumplió su deseo ya que en todos estos años ha desarrollado una actividad incesante en muchos y diversos caminos. Además de papeles de actor y de una importante actividad educativa; como músico, su carrera le ha llevado a tocar música antigua y barroca, a ser parte de las bandas de numerosos cantautores españoles como Javier Krahe, Miguel Ríos, Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Ana Belén, Manolo Tena y a liderar proyectos propios donde esas músicas y también el jazz se fusionan. “Se puede decir que en mi vida musical todo gira en torno a la fusión”, confirma.
“Cuando mi padre se jubiló y ellos se volvieron a Alemania, yo que llevaba ya una vida de bastantes viajes y de una actividad musical muy intensa, de mucha música barroca y de pocas novias, decidí quedarme ya que estaba muy a gusto aquí. Un poco cansado de la presión de la música clásica, empecé a tocar el clarinete, el saxo, a salir por las noches, cosa que no hacía antes, y a tocar en Malasaña, en el -mítico- “Whisky Jazz” de la calle Diego de León, y empezar a improvisar me abrió un camino completamente nuevo que me marcado hasta hoy en día”.
Esa época de descubrimiento, de empezar a tocar el clarinete y el saxo, de aprender los estándares del jazz y “subirse a las jam sessions” con músicos que no conocía duró unos cinco años y le abrió la puerta al mundo de la música “comercial”, del rock y los cantautores, una etapa que fue muy importante para él pero que actualmente ya no centra su interés. “Esa etapa me abrió una nueva visión de la música y sobre todo del espectáculo. Yo venía de teatros pequeños y de repente me ví tocando con Luis Eduardo Aute delante de 500 mil personas en la fiesta del PCE de la Casa de Campo. Fueron unos años muy felices porque pude aprender muchísimas cosas sobre cómo hay que dirigirse al público, como moverte en un escenario actuando para una gran audiencia. En fin, todo lo que tiene la música comercial y que la clásica carece por completo. Pero, sin ningún ánimo peyorativo, ya no creo que vuelva a trabajar en el mundo comercial aunque todas las demás facetas me interesan por igual, y si pudiera aparecer alguna nueva, sería estupendo. Uno está en esta profesión porque se quiere divertir, ser feliz y hacer tantas cosas diferentes aporta un enriquecimiento personal y una diversión enormes!”, destaca, subrayando su insaciable curiosidad por experimentar en nuevos terrenos.
Esa interacción con el público que le aportó tocar ante grandes audiencias sigue siendo muy importante para Prittwitz y se pone también de manifiesto en el dorado y recoleto Salón Embajadores del Palacio de Linares, donde se vuelca en empatizar con la reducida audiencia que llena ese antiguo salón de baile de la Casa de América. Prittwitz es claramente un hombre seductor que genuinamente aprecia a su público. No en vano, ha hecho también una carrera en el cine y el teatro con Julio Medem, Ignacio Mercero José Carlos Plaza y muchos más. Durante la conversación, recuerda con humor uno de sus primeros papeles, esa vez como científico nazi, que hizo junto a Victoria Vera y L.E. Aute en “El vivo retrato”, película “un poco surrealista que ha generado una audiencia muy friki”, dirigida por Mario Menéndez en 1986.
MasJazz: Ahora presentas tu música en un festival de jazz. ¿Como ves al jazz actualmente?
Andreas Prittwitz: La fusión ha entrado de lleno y el jazz como lo hemos entendido siempre, ya no existe como tal. Le sucede como a la música barroca que igual que existe gente que ahora que se dedica a tocar a Bach, hay otra que toca a Charlie Parker. A partir de allí, de la apertura a otras culturas, otros timbres, otros instrumentos y al salirnos un poco de lo que es el swing, se ha hecho una música nueva, que podemos llamar fusión o de muchas otras maneras. Estamos en un momento que todo se mezcla y ya no existen cosas muy puristas. La palabra jazz que es tan hermosa, significa tantas cosas y es tan generosa, acoge todos estos nuevos caminos.
MasJazz: ¿Qué verá el público que asista al concierto de “Jazz Círculo”?
Andreas Prittwitz: Va a ver básicamente lo que yo sé hacer, que es fusión. El grupo está formado por dos músicos de jazz puro que son maravillosos, Jacobo de Miguel al piano y Ton Risco, un vibrafonista gallego que toca mucho con Jorge Pardo. En el contrabajo estará Pablo Martín, que es muy jazzista, pero también experto en música clásica. Y en lugar de unir esa banda con una batería al uso, he elegido un percusionista muy bueno de música antigua, David Mayoral, un virtuoso. Va a sonar mucho más cercano al jazz que mis proyectos habituales, pero con referencias a la musica barroca y a la música antigua. Además haremos un homenaje a Jan Garbarek, quien ha sido el único ídolo de verdad que he tenido en mi vida.
En esa trayectoria de fusión que Andreas Prittwitz transita desde su juventud, hay entre todos, un proyecto que centra su atención desde 2009, llamado “Looking Back” (Mirando atrás), un proyecto que por ahora consta de 4 álbumes sobre el Renacimiento, el Barroco, Chopin y “El Siglo de Oro”, que busca “mirar a la música hecha hace tiempo desde un punto de vista de hoy. Sobre la música original, con sus timbres originales y utilizando instrumentos de época, se añaden instrumentos modernos como los míos o como la guitarra española que aportan nuevos timbres e improvisaciones que se mueven entre como se hacía en la propia música original, el barroco por ejemplo, hasta las del jazz más moderno”.
Prittwitz se considera un músico autodidacta y con esa perspectiva ha desarrollado también una importante actividad educativa interesándose especialmente por la búsqueda del “propio camino”, en palabras suyas. “Esa búsqueda me interesa mucho, como alternativa al sistema de los conservatorios, buscando un espacio donde puedas improvisar, donde puedas liberarte y donde nadie te pueda criticar por una improvisación de tu propia creación. Una enseñanza muy reglada y rígida de tener que hacer todos los cursos hasta el final te encasilla mucho”, explica. Resulta interesante que la mayoría de los que acuden a sus talleres y masterclass son profesores y alumnos de conservatorios que seguramente buscan una visión sin prejuicios como la que puede aportar un autodidacta.
MasJazz: ¿Cómo encajó la cultura musical que viviste en Alemania con la que te encontraste aquí?
Andreas Prittwitz: Una cosa que me chocó mucho al principio, es que en España había muchas más escuelas de música que en Alemania, donde la música ya se enseña bastante bien en el colegio. Luego si tenías talento tu familia te apoyaba con clases particulares y luego, los conservatorios sólo están para hacer una especialización y no una carrera de 10 años. Son modelos diferentes. También me chocó que en España no hubiera lo que en Alemania llamamos “Hausmusik”, que es la música que haces en casa, con los amigos, con la familia. La tradición, al menos antes, porque muchas cosas han cambiado, era que todo el mundo tocaba un instrumento, sabía leer música y entonces los domingos te reunías a tomar algo y tocando a primera vista, hacías música de cámara en casa a un nivel aficionado bastante aceptable. Eso lo eché mucho de menos y de hecho aquí no existe. En España si alguien toca bien, es profesional pero yo creo que la barrera entre la música profesional y aficionada no debería prácticamente existir.
MasJazz: Tu, que también has sido productor y has creado tu propio sello discográfico; como ves actualmente la situación de la industria?
Andreas Prittwitz: Actualmente yo vivo un 90% de mis actuaciones y sólo un 10% de la venta de los discos. Pero cuando, hace años, produje el primer disco con el armonicista Antonio Serrano y Joshua Edelman en el Café Central pensé que era un sistema que iba a sobrevivir y que nos haríamos de oro -bromea-. Pero ya de los siguiente 5 o 6 discos que grabé, no se vendió ni uno y tuve unas perdidas muy grandes. Desde entonces mantengo el sello para mis propias producciones y nada más. Vendes mil veces menos pero la integridad de lo que vendes es tuya. Y luego te abre unas puertas maravillosas al tener acceso y contacto directo con tu público. Muchos me escriben y acabas teniendo una relación humana que te produce satisfacción y placer.
Es difícil encontrar muchos artistas tan poliédricos y fructíferos como Andreas Prittwitz y es también singular que la práctica totalidad de sus actuaciones sean en España. “Si, es verdad, esa es la asignatura pendiente”, reconoce.
Discografía como líder:
- Colección Terra (12 discos) (2000)
- Y (Con José Antonio Ramos) (2005)
- Looking Back Over The Renaissance (2009)
- Looking Back Over The Baroque (2011)
- Flauta, dulce flauta (2011)
- Looking Back Over Chopin (2012)
- Beau Soir (2016)
- Looking back Over “El Siglo de Oro” (2018)
Entre colaboraciones y producciones ha grabado otros cuarenta y seis álbumes.