Entrevista con Antonio Sánchez: Tus villanos favoritos

Entrevista: Pedro Andrade

@pedroandradecifu

Fotos: Daniel Gluckmann

@gluckjazz

 

Si las paredes de la Sala Villanos pudieran hablar —o escribir— contarían algunas de las historias más fascinantes de la música española de los últimos cuarenta años. Pocos sitios en Madrid pueden atestar una lista de nombres tan completa y variopinta como esta sala: Suede, Placebo, Morcheeba, Radiohead, José Mercé, Parrita, Diego el Cigala, Lole Montoya, Estrella Morente, Raimundo Amador, Radio Tarifa, Barbería del Sur, Kiko Veneno, Bebe, El Bicho, Amparanoia, Martires del Compas, Tomasito, Juanito Makandé, Jarabe de Palo, Andrés Calamaro o Manolo García. Asimismo ha albergado conciertos de punk, de rock o de pop, hasta que recientemente ha comenzado a girar, principalmente, sobre el jazz y las músicas que lo circunscriben.

El proyecto, nacido de la mano del festival Villanos del Jazz sobre los cimientos de la icónica Sala Caracol, ha comenzado su andadura hace un año y, desde entonces, ha ofrecido al público de la capital a algunos de los artistas más destacados de la escena jazzística —entre otras muchas cosas— internacional.

Conocer en profundidad el funcionamiento y trabajo que hay detrás de un proyecto como este requeriría de un arduo trabajo de descripción y análisis, sin embargo, Antonio Sánchez (@antonio_villanos), programador y socio de la sala, recibe a Más Jazz Magazine para contarnos un poco más acerca de lo que sucede en este templo de la música, además de hablar del ciclo Villanos del Jazz, que dará comienzo el próximo día 13 de septiembre y se dilatará hasta el 29 de diciembre.

¿Cómo surgió este proyecto? ¿Cómo ha sido este año de trabajo?

La sala Villanos la abrimos el pasado octubre, con un pequeño retraso por el tema de la reforma. Cuando nos metimos en lo que era la antigua sala Caracol había un montón de carencias, incluso algunos problemas de insonorización. El proyecto lo comenzamos para hacer una sala de conciertos con una alta calidad musical.

Antes de existir Villanos ya existía Villanos del Jazz, que acompañaba al Festival de Jazz de Madrid, ¿la filosofía que sigue la sala es el mismo que el de este ciclo en cuanto a programación?

Originalmente, a la hora de poner un nombre, y por determinadas circunstancias, no se pudo usar el de Caracol. Entonces tuvimos que buscar un nombre y nos pareció el más apropiado el de Sala Villanos, que efectivamente venía de este festival que llevaba ya tres años en activo. De cierta manera también representaba nuestras intenciones musicales, que es una apertura sobre el jazz.

Hay un manifiesto en vuestra web, ¿qué significa este?

Es un criterio de excelencia musical que esperemos que tenga un impacto también por estar fuera del mainstream sin perder poder de convocatoria.

Claro, al final el jazz es un género “pequeño” que tiene que hacer frente a los grandes gigantes de la industria…

Sí, y el jazz al final es una fuente de inspiración, incluso para los géneros de música urbana. Es un buen epicentro. Cualquier músico que quiere meterse en la música a fondo, en cualquier género, termina estudiando jazz.

En cuanto a la programación, ¿a qué tipo de propuestas está abierta la sala?

En realidad a cualquier género, siempre y cuando haya un principio de calidad musical. Es cierto que fluye mucho por el jazz, pero bueno, el flamenco, por ejemplo, es una cosa que nos interesa mucho. Las músicas negras y las músicas urbanas en general. Hay cosas de mucha calidad y estamos abiertos a ellas.

De hecho, los fantasmas que pululan por esta sala dan crédito de importantes figuras importantes de muchos estilos diferentes. Ha tocado desde Paco de Lucía a Calamaro.

Sí, Aquí tocó Radiohead en el año 1998. También C Tangana se movía mucho por este ambiente, o Rosalía. Ha pasado recientemente algún artista que probablemente se haga famoso en breves.

Recibís propuestas de muchos sitios, pero, en cuanto a Madrid, ¿ves que las propuestas que recibís cumplen con esa calidad para poder materializarlas en vuestro escenario?

Sí, la tendencia es esa. Puede ocurrir que se cuele algo, pero independientemente del lugar, la tendencia es que haya una excelencia musical.

¿Quién pasa ese filtro de calidad musical? ¿Hay discusiones sobre qué se hace y qué no?

Somos diferentes programadores y todo el mundo tiene esa visión. Va por orden de llegada, tenemos un calendario y el que llegue ahí pone, hay confianza en lo que los demás programan y nunca ha habido ningún problema en ese aspecto.

Además de la programación mensual tenéis diferentes tipos de ciclos, ¿cómo los organizáis y con quién os asociáis para llevarlos a cabo?

La idea de los ciclos es que haya un leitmotiv para aglutinar varios conciertos. Es algo que tiene un valor publicitario también, además de ser un concepto creativo, porque se programa bajo un criterio concreto, aunque pueda ser más o menos ecléctico, como es el caso de Villanos del Jazz.

La sala ya tiene una historia desde la sala Caracol…

Sí, desde el año 1991. Esto lo fundó Orellana, la mujer de Antonio Carmona junto a las hermanas Aguirre y estuvieron dos años. Tenía originariamente otro nombre, La Navefenix, pero apareció Lola Flores y lo rebautizó y se llevó el nombre de Caracol, por Manolo Caracol. Estaba mucho más orientada al flamenco. Hubo muchos cambios como el techo, esto la altura que tiene ahora antiguamente era la mitad, hubo una reforma fuerte.

¿Cómo ves la respuesta del público?

Es complicado. Los grandes referentes del jazz funcionan muy bien, como pasó el otro día con Victor Wooten, que entraron más de setecientas personas. Los grandes nombres funcionan muy bien y los ciclos también, fuera de eso hay un poquito de guerra. Hay un contraste entre que hoy en día hay mucho estudiante y cada vez menos público. La noche madrileña ha cambiado un poco también, se ha perdido un poco la subcultura de las jams o esa energía que hubo cuando fue el boom del latin jazz. Aun así, hay artistas muy prometedores en activo que funcionan y que tienen mucha proyección. Sea como sea, el poder de convocatoria es limitado en el jazz… no sé si está bien decirlo en esta entrevista…jajaj

Sí, claro, para eso estamos.

Es algo complicado, pero nos gusta mucho y nos parece importante.

¿Se le podría pedir algo a los músicos, más allá de lo musical, para hacer que los conciertos sean un éxito?

Claro, es fundamental la promoción del artista, salvo que sean artistas muy potentes, que se promocionan solos. Eso que pasaba antes, ese romanticismo de entrar a una sala a ver qué pasa ha dejado de pasar. Alguna gente entra a ver lo que hay sabiendo que es una sala referente de buena música, pero no es lo habitual.

En cuanto a los planes de futuro de la sala, ¿qué proyectos tenéis en mente?

Van a venir figuras importantes y nos gustaría también hacer residencias de artistas con cierto nombre, tenerlos una semana entera y que tengan una experiencia estando cinco días en Madrid, contacto con otros músicos, etc.

También tenemos en mente hacer ciclos, que funcionan muy bien, alguno de música urbana, de flamenco, de jazz, etc.

¿Qué se va a llevar a cabo próximamente?

Tuvimos a grandes figuras y va a seguir continuando esa dinámica […], habrá muchas sorpresas a partir de septiembre con el festival (Villanos del Jazz).

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