El pasado mes de marzo dio comienzo el Festival de Jazz de Menorca, una cita que con veintisiete ediciones ya forma parte de los eventos consolidados del jazz nacional.
Texto: Adrián Besada
La propuesta parte del buen hacer de la asociación Jazz Obert, dirigida por Bernat Casanovas, y plantea un festival ecléctico que trasciende lo puramente musical, con un cartel compuesto por conciertos, masterclass, picnic jazz, proyección de películas y documentales, y un largo etcétera de actividades relacionadas con el género, entre las que destaca un encuentro de lindy hop internacional.
Para conocer más acerca de este, Más Jazz conversa con Casanovas, que explica en profundidad la filosofía y recorrido de esta cita imperdible.
Antes de nada, quiero preguntarte por vuestra asociación, ya que organizáis el festival desde ahí.
Sí, nosotros somos la asociación D’Al.Ligators, Jazz Obert, que es una asociación sin ánimo de lucro, un grupo de amigos que nos hemos juntado para hacer este festival. De hecho, este año haremos la 27 edición. Al principio nos encontrábamos en un bar en el que hacían música en directo, pero fue el interés por traer a la isla a los músicos que nos gustaban y que escuchábamos que decidimos hacer esta asociación. Empezamos en el año 1999 a hacer el primer festival, que fue algo pequeño, en la siguiente edición fue cuando lo ampliamos a todo Menorca.
También hacéis otras actividades, ¿verdad? La asociación está bastante ligada también al tema del swing y del baile.
Después de varios años se nos unió un grupo de gente que eran amantes del lindy hop y del swing, se acercaron a la asociación y finalmente nos fusionamos. Fue una inflación en la asociación, porque entraron muchos ocios y empezaron a crecer el número de actividades. Ya veníamos haciendo algunos pasacalles, un pequeño festival de dixie, pero fue a partir de aquí que esto comenzó a formar parte de forma habitual.
Claro, entonces se metió de lleno el tema del baile y demás en el festival…
Claro, lo que es el Menorca Lindy Exchange es como un evento aparte, aunque forma parte de la programación del festival. Tenemos un buen afán de colaboración y que sumar es lo suyo.
En una isla como Menorca, ¿cuál es el público objetivo?
Sí, no es la isla más turística, pero es que nosotros empezamos a hacer un festival para la gente local, por eso hacemos un festival que empieza en marzo y termina en mayo. Es un evento que está pensado para la gente de aquí y que, a lo largo del tiempo, la gente que visita la isla tenga una programación continuada de conciertos.
La idea es que el festival abarque toda la isla, tenéis múltiples ubicaciones.
Como te decía antes, en el segundo año ya vimos que lo que mejor funcionaba era probar diferentes escenarios y localidades, porque nosotros no tenemos un lugar propio.
La programación es bastante ecléctica, hay nombres como Gramophone All Stars, Daahoud Salim, Cecile McLoryn, etc.
Sí, al haber muchos espacios podemos permitirnos diversificar. Por ejemplo, los Gramophone actúan en un picnic que hacemos. Desde un inicio no nos cerramos a ninguna concepción de jazz. En Menorca el jazz era un poco de cueva, y desde el inicio de la asociación queríamos poner el granito de arena para que el jazz saliese fuera.
¿Cuáles son las dificultades más grandes a la hora de llevar a cabo un festival como este?
Siempre está el hándicap de que estamos en una isla. Esto se traduce en un pequeño problema económico: por ejemplo, todos los artistas tienen que venir en avión obligatoriamente. Al hacerlo en primavera es un poco mejor, de hecho probamos en diferentes momentos, en un un principio lo hacíamos en otoño. La cosa es encontrar un balance entre lo que podemos hacer, lo que nos gusta, y lo que puede gustarle al público.
¿Cuales dirías que son los puntos fuertes?
Sin duda el público, que responde muy bien. Por otro lado, las instituciones que nos apoyan, como la Fundación Fomento de Turismo. Sin el público y estas instituciones desapareceríamos. Otro punto fuerte es hacerlo en primavera. Como te decía, al hacerlo en esta época escapamos un poco de la sobreexplotación de actividades que hay en verano. También que, después de tantos años, la gente confía en nosotros y podemos arriesgar más en las propuestas.
¿Qué dirías que diferencia a este festival de otros?
Es difícil, a día de hoy se hacen muchas cosas, pero sí que albergamos muchas actividades, los lugares, también hacer actividades de cine, el picnic, el fin de semana dedicado exclusivamente al lindy hop y al baile. También reservamos un espacio y tiempo únicamente para grupos locales, que es algo que nos parece muy necesario. Hacemos algunas masterclass con músicos, también charlas, etc.
Ya empezamos con el concurso de carteles. La imagen del festival parte de un concurso nacional y es otra forma de participación que tenemos abierta.
Claro, al final se trata de crear comunidad…
Exacto. También estamos cada vez más sensibles con la sostenibilidad. Este año estamos con un proyecto europeo en el que escogemos una banda y hace una gira por todo España promoviendo cuestiones como esta. Es una forma de hacer ver que puede haber una movilidad ecológica y sostenible.
En ese sentido está muy bien, porque ya no se trata solo de promover la comunidad jazzística de Menorca, sino de todo el territorio, que es todavía una tarea pendiente.
Claro, por eso lo que te decía. Es un festival que está pensado para la gente local, pero al hacerlo en un período extenso permite una gran visibilidad para todos los visitantes de la isla, permite crear un ambiente de jazz que va más allá de un fin de semana o un par de días, de crear un interés.
Sí, la gente suele ser muy agradecida con este tipo de propuestas, que se hacen con honestidad y cariño.
Eso se nota. También el hecho de ser miembros de Plataforma Jazz España, de la que somos fundadores, ayuda a fomentar estas actividades, estamos muy contentos de ser parte de esto.
Más información en: https://www.menorcajazzfestival.com/es