Entrevista con Lluís Capdevila, director del máster de jazz de UNIR

Introducción: Adrián Besada

@besagartha

Fotografías de Josh Goleman

@joshgoleman

La educación musical ha sufrido grandes cambios en los últimos diez años, transformando por completo el ámbito de la enseñanza, los hábitos, el currículum y las competencias. Sin embargo, cabe aquí reseñar brevemente el periplo de la educación jazzística en España, que dio comienzo en el año 1978, cuando abrió sus puertas el Aula de Música Moderna y Jazz de Barcelona, dependiente del Centre D’Estudis Musicals, una iniciativa de Enric Herrera y Antonio Peral; dos años después comenzó, en la misma ciudad, el Taller de Músics, dirigido por Lluís Cabrera. Por su parte, en Madrid se inauguró la Escuela de Música Creativa en 1985, a raíz del Aula de Música Moderna, dos años después de la escuela Baio de Vigo y dos antes que Escola Estudio en Santiago de Compostela; finalmente, en el año 1994 abrió en Valencia la escuela privada Taller de Música Jove. Sin embargo, no fue hasta el año 1995, gracias al Real Decreto 617/1995, se hizo una reforma que introdujo el jazz, el flamenco y las músicas tradicionales a los planes de estudios de los conservatorios superiores. Aun así, el jazz tardó en implantarse en los centros superiores de enseñanza musical: en primer lugar, la Escuela Superior de Música de Catalunya (ESMUC) en 2001, seguida de el Conservatorio Superior del País Vasco (Musikene), el Conservatorio Superior de Música de Navarra y el Conservatorio Superior de Música del Liceu, en 2002, y, por último, el Conservatorio Superior de Música da Coruña, en el año 2006. Todo este proceso, desde el inicio de la transición, sirvió para, poco a poco, estandarizar y equiparar el nivel jazzístico de toda la escena española.

A día de hoy el jazz ha entrado en las universidades y, bien sea en su rama de interpretación o en la de investigación, la oferta es rica y con unos estándares de calidad excelentes, que permiten a los jóvenes músicos y musicólogos especializarse en un estilo de música que no ha gozado de mucho respaldo desde este área. Actualmente, en España, se han leído únicamente doce tesis doctorales sobre jazz, de las cuales diez están enfocadas a monográficos sobre obras de músicos y dos parten del análisis social y político, las de Iván Iglesias, sobre el jazz en la guerra civil española y la dictadura política posterior, y la del que suscribe estas líneas, sobre el jazz en Galicia en el último cuarto del siglo XX y sus implicaciones políticas e identitarias.

Uno de los másters que comienzan oficialmente su andadura este 2024, gracias a la nueva Ley de Enseñanzas Artísticas, es el que ofrece UNIR, de forma completamente remota y enfocado a ampliar la formación académica de intérpretes interesados en este género. Su director es el pianista y compositor Lluís Capdevila, que atiende a Más Jazz Magazine para conocer en profundidad qué se encontrarán los alumnos interesados en cursar esta especialidad.

¿Cuál fue el punto de partida de este máster y dónde se encuentra ahora mismo?

Es un máster que surgió durante la pandemia. Siempre había tenido ganas de montarlo y la pandemia provocó que se acelerase un poco el proceso, aunque ya estaba trabajado desde dentro de la UNIR. En un principio fue un título propio de treinta y seis créditos con la denominación de máster, tenía seis asignaturas y, a día de hoy, han pasado por él ciento cincuenta alumnos en seis convocatorias.

Nació con la idea de ser un recurso útil para músicos que querían adentrarse en el jazz o para músicos que ya estaban pero querían adentrarse más y ampliar su formación. En el título propio tenía un enfoque muy práctico, tanto a la interpretación como a la composición. Realmente es muy completo porque se aborda desde temas de tecnología musical, producción, interpretación, repertorio, armonía, improvisación, transcripción, arreglos, etc.

Ahora, al ser máster oficial, se incluye lo mismo que antes, ampliando algunos contenidos haciéndolo un poco más completo. Son cinco asignaturas en el primer cuatrimestre y tres en el segundo más el trabajo de fin de máster, siguiendo el patrón de máster oficial. También hemos desglosado algunas asignaturas, como la de composición y arreglos, que ahora son dos diferentes (taller de composición y arreglos avanzados de jazz); por otro lado, hemos incorporado la asignatura de técnicas de orquestación moderna, que nos parece muy interesante.

Por lo que dices está enfocado a músicos, ¿cuáles son los requisitos para poder acceder?

Sí, es un máster que en su memoria consta una prueba de acceso para todo aquel que no tenga un título superior en interpretación. Como cualquier máster los contenidos son avanzados, por lo que si una persona viene del clásico, por ejemplo, tiene que tener un mínimo nivel en jazz, porque si no le va a resultar difícil. Por otro lado, la gente que tiene títulos o carreras universitarias que no son de interpretación, como decía, tienen que pasar una prueba de acceso, que comienza con el envío de un conjunto de grabaciones. Hay un filtro.

¿Hay algún tipo de ayuda por parte del centro para cursar este máster?

La UNIR siempre tiene muy buena campaña de promociones. Los primero que se matriculan se benefician de importantes descuentos que pueden superar el 40% de la matrícula. Beca como tal no existen desde la universidad, pero al ser un máster oficial los alumnos pueden optar a cualquier tipo de beca externa, tanto privada como del Gobierno, igual que cualquier titulación oficial.

Al ser oficial, ¿da acceso a programas de doctorado también?

Sí, es una titulación que cumple con los créditos, es oficial y para obtener el título de máster el alumno tiene que hacer su trabajo final (TFM).

Respecto al profesorado, ¿son todos músicos o hay otro tipo de especialistas?, ¿las clases son individuales?

Las clases son grupales y el personal docente está compuesto por músicos. Un poco la excepción a la norma es el profesor de la asignatura de sonido y herramientas tecnológicas, que es técnico de sonido, pero también es guitarrista.

La atención al estudiante es personalizada, los alumnos tienen que entregar individualmente sus trabajos y se les evalúa uno a uno. Es una titulación cien por cien online y se trabaja mucho con herramientas de video, tienen que seguir unas pautas y luego tienen que hacer sus exámenes.

¿Sería una opción para alguien que quiera dedicarse a la investigación?

En UNIR hay un máster, en el que yo mismo soy profesor, dedicado a la investigación musical en el que salen muchos trabajos finales dedicados al jazz. Este es el máster de investigación musical por excelencia y está dirigido por Manuel Tizón. El máster de jazz tiene el distintivo que está enfocado a la interpretación, los alumnos tienen que improvisar, tienen que tocar y tienen que entregar composiciones, arreglos y análisis, además del trabajo final.

Dentro de lo que es el jazz, ¿está enfocado a algún estilo en particular o abarca de lo más clásico a lo más moderno?

Donde el alumno va a tener más opciones es en el TFM, porque es el espacio de más libertad y originalidad. Nuestro TFM es como el del máster en composición, aunque más reducido en páginas, compensándolo con más tiempo de música, que tiene que ser original del alumno o alumna.

En el resto de asignaturas hay un balance y una selección a nivel teórico y práctico respecto a diferentes estilos, quizás con un énfasis mayor en la parte del swing, pero no es exclusivo. En la asignatura de improvisación, por ejemplo, se comienza con el swing en el primer cuatrimestre y, en el segundo, se empieza a tocar el free jazz, la fusión con el flamenco, etc.

¿Cuántas convocatorias anuales hay de este máster? ¿Cuál es su cronología? ¿Hay prácticas?

Respecto a esto último, no, no hay prácticas. Los plazos de matriculación son de una única convocatoria para cada curso, en un futuro puede que salga otra convocatoria en primavera, pero por ahora no está en el horizonte. El máster comenzará el día 21 de octubre y los alumnos pueden inscribirse hasta la fecha.

Para terminar, ¿hay alguna cosa que te gustaría destacar especialmente de este máster?

Es un máster que tiene el espíritu de fomentar la opinión personal del músico, la narrativa improvisatoria y compositiva. No se trata tanto de emular estilos o músicos, sino de primar el discurso del alumno, de cómo se usa el material, que está pensado para estar entrelazado. Se puede decir que el objetivo es que los alumnos salgan del máster pudiendo concebir su música desde cero hasta materializarla en diferentes formatos, a poder grabar con un mínimo de calidad y a que sean capaces de defender lo que hacen, de hacerlos conscientes de lo que hacen.

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