Entrevista con Moisés P. Sánchez: “Los conciertos se están convirtiendo en algo para ricos”

Texto y fotos: Daniel Glückmann

@gluckjazz

Moisés P. Sánchez no para. Está metido en tres proyectos a la vez al tiempo que gira por festivales en verano. Pero a pesar de ello, encuentra tiempo para recibir a Mas Jazz no una, sino dos veces. La primera, en Camaleón Music Studio en el barrio de Vallecas de Madrid, para hacerle el retrato que ilustra esta entrevista junto a un hermoso piano de cola.

Allí estaba terminando de grabar un corte para su próximo proyecto Cancionero junto a su compañera, la extraordinaria cantante Cristina Mora quien con su voz “instrumental”, también participa en muchos de sus otros álbumes. En este caso, se trata de una renovación de su propio cancionero incluyendo esos temas que siempre les han marcado, desde “Asturiana” de Manuel de Falla hasta “El tonto Simón” de Radio Futura. Lo presentan el día del cumpleaños de Moisés P., el 5 de diciembre en la Sala Recoletos Jazz de Madrid.

“¿Has venido desde tu casa sólo para hacerme una foto?” pregunta el músico al fotógrafo, que vive en el extrarradio de la ciudad. Con esto ya sabemos que Moisés P. Sánchez no es precisamente una persona arrogante, sino que desprende calidez y cercanía desde el primer momento.

Para los curiosos, la P. que aparece intercalada en su nombre, corresponde a Patricio, su segundo nombre. La añadió, siguiendo una sugerencia de su padre que una vez, después de tocar en el Café Central como Moisés Sánchez, le dijo: “Te estás equivocando, tienes que añadir la P porque Sánchez es un apellido demasiado común y si le añades la P, a la gente se le va a quedar grabado”. Su padre, que como luego veremos, no sólo le dio buenos consejos, tenía razón y hasta hoy.

La segunda vez que nos vimos fue para charlar mientras disfrutamos de una excelente tortilla de patatas en un bar tranquilo de la calle Goya de Madrid. A la hora que nos encontramos, en pleno agosto, la ola de calor aún no había caído, pero al marcharnos estaba en su apogeo, lo que da una idea de que nos entretuvimos un rato antes de que Moisés se perdiera por las escaleras mecánicas de un centro comercial.

Moisés P. Sánchez ha publicado nueve álbumes como líder, siendo el último, Dedication II en 2024, catorce años después de que grabara el primer Dedication quiso ver el efecto del paso del tiempo sobre su banda de siempre, compuesta por el contrabajista Toño Miguel, el saxo de Javier Vercher, la batería de Borja Barrueta, la voz de Cristina Mora y la colaboración de la percusionista María Arranz. Y el efecto, os aseguro que emociona. El título del primer e imprescindible tema del álbum es una palabra inventada por él basada en un concepto que define bien a su música. Se llama “Dodecatónico” y es una hermosa muestra del alcance de la creatividad de Sánchez y su banda. Merece la pena escucharlo una y otra vez.

La conversación surge un poco desordenada al olor de la tortilla, comentando la temporada de festivales que aún colea, pero deriva enseguida en algo bastante sustancial sobre el momento de la industria: “Para hacer caja, los festivales ya no pueden programar un típico festival de jazz, sólo con Pat Metheny, Chick Corea y Brad Mehldau, por ejemplo. Antes habría funcionado, pero hoy ni siquiera esos nombres te llenan un pabellón porque la gente que consumía esa música se ha hecho mayor. Hay una nueva generación que ya no escucha el jazz de antes y se ha producido una desconexión. El jazz es una música que vive de ser escuchada con atención y eso es un reto para un chaval que sobre todo quiere pasárselo bien”, afirma Sánchez.

MasJazz: ¿Se plantea el compositor esta situación a la hora de crear nueva música?

Moisés P. Sánchez: Sí, claro que te lo planteas, porque al final tienes que vender un producto. Yo toda mi vida he sido muy romántico e intento seguir siéndolo, pero para pagar tus facturas tienes que estar en la programación de los festivales.

Actualmente es el músico quien hace la inversión en una nueva producción. Es una inversión enorme y para recuperarla tienes que conseguir que te llamen y que te paguen cachés decentes. Y para que nos paguen razonablemente bien, los precios de las entradas son desorbitados y los conciertos se están convirtiendo en algo para ricos que dejan fuera a los estudiantes, a la gente que se ha ido de su casa para estudiar jazz, a quién las pasa putas para llegar a fin de mes y se termina creando un entorno de élite, que es todo lo contrario a lo que es el jazz que es una música para compartir con la gente.

MasJazz: ¿Qué otros condicionantes creativos plantea esta situación?

Moisés P. Sánchez: Uno siempre está pensando en que la música funcione, que al final a la gente le guste y que la industria lo acepte. Pero es algo muy sutil. Cuando tú estás componiendo, no estás pensando en eso todo el rato porque, además, cuando las cosas han funcionado, muchas veces ni yo he entendido porqué. Pero sí que es cierto que, como creador, pienso en lo que va a funcionar mejor de cara a los programadores de los festivales.

Cuando uno es muy joven, uno cree que se va a comer el mundo y te sientes más libre al igual que cuando ya eres mayor. Yo, que, aunque tengo ya veinticinco años como líder de proyectos, estoy todavía en el medio y los condicionantes de los que hablamos están allí.

Los que estáis del otro lado, melómanos, audiencia, periodistas, apasionados por la música; nos tenéis un poco idealizados y creo que hace falta que los músicos hablemos claro del momento que vivimos, de lo que cuesta mover las cosas a nivel económico, a nivel de business, de lo que cuesta estar presente en los circuitos. No es un camino de rosas ni muchísimo menos.

Además, no importa lo que seas, sino lo que la gente cree que eres. Hoy en día es así.

A ti te programan porque hay una corriente energética favorable. O porque hay una corriente positiva acerca de tu música en ese momento. Pero hay muchos músicos que hacen muy buena música y no se los conoce, no están en las programaciones y no van a estar. La profesión y el arte están muy corrompidos y eso condiciona mucho al artista, condiciona mucho el dinero que se ingresa, condiciona mucho a los programadores y condiciona mucho al público.

MasJazz: En ese contexto, recuerdo lo que te costó grabar tu álbum Unbalanced en 2019 con tu grupo y un ensamble de once músicos.

Moisés P. Sánchez: Ese proyecto partió como un homenaje a Leonard Bernstein que me encargó el Festival italiano de Stessa. Ellos me encargaron la composición y un concierto, pero luego, junto a Estudio Uno, decidimos grabarlo y allí perdí la salud, sí, sí, la perdí (ríe). Son proyectos muy grandes que cuestan miles y miles de euros con una tirada en vinilo, también muy cara que sólo se tocó tres veces en directo y que por suerte se vio recompensado con una nominación a las Grammy, que si no igual sólo lo escuchaban cuatro….

MasJazz: Y tu primer álbum, “Adam the Carpenter” lo grabaste con toda una orquesta sinfónica (la de Bratislava). No estuvo mal para empezar, ¿no?

Moisés P. Sánchez: Si alguien me preguntara ahora cómo empezar una carrera musical, no les recomendaría empezar así, ni muchísimo menos. Aquello fue de kamikaze. Fue un proyecto que hice cuando sólo tenía veinticinco años basado en una historia que había escrito (el DVD incluye el libreto) inspirado por el disco The Lamb Lies Down on Broadway de Génesis que cuenta la historia de un joven llamado Rael. Siempre me ha encantado el rock sinfónico e inspirado por Génesis, yo cuento la historia de Adam, el Carpintero. Una historia de ensoñación, típica de cuando eres joven.

Me acuerdo escribiendo todas las partituras, haciendo las copias y llevando a Bratislava una carpeta con quinientas hojas para toda la orquesta, todo con veinticinco años cuando no sabía ni cómo se hacían los discos. No tenía ninguna experiencia y fue una locura, pero lo volví a escuchar hace poco y me sigo sintiendo identificado con él.  Esa inocencia que tiene es la que le da el encanto al escucharlo hoy.

Pero al final, el disco no fue nada bien y todo junto me sumió en una depresión de la que me costó salir tres o cuatro años. No aconsejaría a nadie empezar así sino con algo más tranquilo que le sirva para empezar a buscar a partir de allí, su propio sonido.

MasJazz: ¿Cuál es la clave para encontrar tu propio sonido, tu propio estilo?

Moisés P. Sánchez: ¡Sonar auténtico! Sonar con un sonido que sea tu propia voz. Para mí ese es el cáliz. Ese es el quid de la cuestión de porqué nos dedicamos a lo que nos dedicamos. Eso es toda una vida y seguramente una vida no te da. Pero desde luego, importa mucho tenerlo en la cabeza. Si tú lo tienes en la cabeza, tu cerebro ya está conectando desde otro nivel.

Otra clave para mí ha sido escuchar infinidad de música. No sólo Coltrane sino también Mozart, Björk, Radiohead, Peter Gabriel, The Beatles, Shostakóvich… Escuchar toda esa música para luego intentar despojarte de ella y ver qué hay de ti en ella. En mi caso no me quedaría con un paso armónico o con un ritmo de los grupos o en las personas que han sido referencia para mí, sino con la intensidad de las emociones, las que me han desarmado frente a la vida.

Y por supuesto, hay que estudiar mucho, muchísimo. Como Beethoven decía, se trata de aprender todo para luego despojarte de ello y que no te importe. Conocer todas las reglas para romperlas como hizo Bártok en quien yo me he inspirado mucho. Ese es el fin último.

MasJazz: ¿Cómo se conjuga todo esto con lo que hablábamos antes acerca de la industria y de la rentabilidad? Parecen alejados en principio.

Moisés P. Sánchez: Pues ahí está la gran lucha. Si yo tuviera que decantarme por algo, al final siempre me decanto por lo que a mí me desgarra emocionalmente. Y luego ya, si me programan, que me programen.

MasJazz: Nadie diría que tu música es comercial. Para mí es una música a veces compleja que hay que sentarse a escuchar más de una vez, prestándole atención.

Moisés P. Sánchez: Aprecio que lo digas porque para mí hay una premisa muy clara y es que yo exijo del oyente. Mi objetivo es establecer un contrato con el oyente: yo me he dejado la vida en esto y quiero que tu te la dejes escuchándolo. Quiero que me prestes la atención que requiere este tema de doce minutos. No hay concesión.

Mis discos están cargados de una simbología compositiva que no se advierte en una escucha efímera o somera. Esa es mi personalidad y también un peaje que pagas. Evidentemente no a todo el mundo le apetece dedicar ese tiempo a escuchar.

En última instancia, yo me dedico a la música para provocar en los demás lo que a mí me han provocado otros. Si yo soy una persona soñadora, es porque Pat Metheny en su momento me hizo soñar. No hay sensación más indescriptible en la vida que cuando se produce ese momento de descubrimiento con una música, con una obra. Ese momento, ese primer momento, es único.

MasJazz: Dijiste una vez que lo que más te gustaba de tu trabajo era tocar la musica frente al público.

Moisés P. Sánchez: Es cuando cobra sentido. Al final, y sobre todo en los últimos años he ido desarrollando esta teoría, porque viene también dado por una evolución personal hacia la meditación y hacia un tipo de cosas y demás, que yo creo que la música, la creación, tiene sentido cuando se da, no cuando se recibe. Es decir, el fin último realmente debería ser hacer mejor la vida de las personas.

Luego, cuando te viene la gente a decir que lo que tú les has propuesto, les ha servido como una chispa para iniciar un movimiento o una emoción, te das cuenta de que eso es lo sublime. Ahí es cuando todo cobra sentido.

MasJazz: Tu obra transmite una sensación muy fuerte de consistencia. ¿Me puedes contar un poco acerca de ese proceso creativo?

Moisés P. Sánchez: Lo primero que necesito es una historia. Necesito un concepto, una emoción. Por ejemplo, en Soliloquio, álbum a piano sólo publicado en 2014 hay una conexión entre uno de los primeros temas “Un gran futuro a tus espaldas” y el último llamado “Un pasado por delante”. La historia va de la relación que yo he tenido con el aprendizaje del piano, lo que se esperaba de mí, el aprendizaje con mi padre desde los tres años, de la carga que mi padre puso en mí sobre lo que yo debería ser, de las expectativas que se generan sobre lo que tienes que conseguir con tu música o con tu manera de tocar. “Un gran futuro a tus espaldas” habla de que todos los traumas que a ti te crean de pequeño, a nivel de regañinas, o a nivel de imposiciones, o a nivel de educación, luego los cargas en las expectativas, los llevas en tu espalda. El futuro que se te presupone es una mochila condicionada por lo que has recibido. Y “Un pasado por delante” se refiere a la importancia que los traumas de tu pasado tienen en el futuro que te espera. Este es el concepto, la idea que quise desarrollar.

Luego viene la melodía. Para mí la melodía lo es todo. Es el leitmotiv en el que gira todas mis composiciones, de donde salen la rítmica y la armonía, pero siempre desde una melodía que te lleve en volandas. Necesito un discurso que evolucione, que me cuente una historia, ya que soy muy cinematográfico. Necesito ver una película delante mío, “leer un libro” cuando estoy escuchando algo, tener una historia. Y luego esa historia la hago mía.

MasJazz: Leyendo los títulos de los temas de tus álbumes, uno puede leer la historia.

Moisés P. Sánchez: Efectivamente esa es la idea. Nunca nadie me lo había dicho. La coherencia de la obra es una señal de respeto a la gente que se vaya a acercar a ello y una señal de respeto también hacia mí.

MasJazz: ¿Qué importancia tiene un mentor en una carrera musical? Por un lado, tuviste una influencia muy fuerte de tu padre y por otro la del guitarrista y compositor Chema Vilches, quien acompañó el inicio de tu carrera.

Moisés P. Sánchez: Para mí toda. Por decirlo de alguna manera, las garras en las que caigas conforman absolutamente el espíritu de lo que vas a ser.

Mi padre era una persona que amaba la música, no supo o no pudo dedicarse a ella y vivió toda su vida frustrado por eso, frustración que luego me transmitió a mí hasta el punto de hacerme dudar. ¿Soy músico porque a mí mi padre me obligó, o yo soy músico porque a mí me gusta lo que hago y me gusta la música? Y vivir con esa idea en la cabeza, te puedo asegurar, es una auténtica putada. Me costó un trabajo muy importante resolver esa duda.

El caso de Chema es muy diferente. Tuve la gran suerte de que él me metiera con sólo diecisiete años en un proyecto con el percusionista Peter Erskine, con Richard Bona y John Patitucci… O sea, con gente muy potente. Él confió en mí, pero lo más importante fue que me dio amor. En aquel momento tú no te das cuenta, pero lo primero que recibí fue amor y confianza. “Yo quiero que toques como tú eres porque veo en ti algo que es la hostia. Quiero que toques mi música, pero quiero que seas tú”, me dijo y fue realmente muy especial. “Uno toca lo que es” es el concepto que él manejaba y que ha marcado mi vida ayudándome a creer en un camino.

Relacionarme con músicos jóvenes, a mis cuarenta y cuatro años, es algo que me apetece mucho hacer y siempre que puedo invito a tocar, por ejemplo, a la baterista Naima Acuña o al saxofonista Daniel Juárez.

MasJazz: ¿Te sientes cómodo con el que la gente diga que eres un músico de jazz?

Moisés P. Sánchez: Pues la verdad es que no. No me considero un músico de jazz. Improviso, he estudiado jazz, por supuesto, y mi lenguaje se acerca mucho al jazz, pero yo veo la música de una manera global. Me siento un músico totalmente ecléctico. Me gusta el pop, me gusta el rock, me gusta la clásica, me gusta el rap.

Lo que pasa es que el ser humano necesita catalogar absolutamente todo para encontrarse en una zona de confort, para estar tranquilos situando a las cosas aquí o allá. Yo lo entiendo, pero creo que el arte debe escapar de eso.

MasJazz: ¿Qué opinas del futuro del jazz?

Moisés P. Sánchez: Pues el jazz ya puede tener cuidado porque como se descuide, le pasa como al latín, es lengua muerta. El tiempo ha cambiado, la educación ha cambiado, el oyente ha cambiado, y estamos en un momento muy crítico a nivel de atención, de escucha.

La música profunda necesita atención. Y el jazz no tiene la infraestructura que tiene la música clásica con auditorios, abonados y de más cosas para perpetuar una tradición. El jazz tiene que vivir de la calle. El reto del jazz en estos tiempos es escuchar lo que está pasando en la calle y a partir de allí hacer una música con profundidad y con mensaje.

El jazz creció como una protesta social y ahora la protesta social está precisamente en exigir al oyente que te escuche. La revolución hoy en día es no voy a caer en el Instagram de un minuto y medio, sino que te voy a presentar arte que requiere algo de ti. Y si tú no estás dispuesto a dármelo, que pase el siguiente.

¿Aguanta económicamente un planteamiento así? Esa es la cuestión.

MasJazz: De lo que has escuchado últimamente, ¿hay algo que realmente te haya impactado?

Moisés P. Sánchez: Tigran Hamasyan, el pianista y compositor armenio. Sin lugar a duda me parece una de las irrupciones más preciosas que ha tenido la música en los últimos años. Es un genio en lo que hace y lo hace con una libertad de mente y una falta de prejuicios impresionante. Su música es hermanadora, integradora.

Otro es el pianista Brad Mehldau. Cuando hace discos como Finding Gabriel y de repente hace After Bach y este año su nuevo álbum Après Fauré, nos pone las cosas un poco más fáciles a toda la gente, a todos los músicos, porque justifica todos nuestros sueños.

Luego, están Darcy James Argue’s Secret Society, John Hollenbeck y podría seguir con muchos más que también me han impactado.

MasJazz: ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

Moisés P. Sánchez: Por una parte, está el Cancionero que ya mencionamos y que estamos haciendo a dúo con Cristina Mora. Y de verdad, no es porque sea mi pareja, pero quisiera alzar una copa por el trabajo que hace Cristina para integrarse en la maraña que tocamos y por resolver las cosas tan difíciles que yo le escribo en nuestros temas. Pocas vocalistas pueden integrarse de esa manera en un jazz tan complicado, con unas composiciones tan salvajes como en las que la meto.

También Estoy en un proyecto a piano solo con partes de electrónica que se va a estrenar el 9 de noviembre en el Teatro Fernán Gómez, dentro del Festival de Jazz de Madrid producido con Carles Campón, productor de Jorge Drexler, Vetusta Morla y otros. ¡Un mago del sonido!

Por último, estoy con la composición de un concierto para piano y orquesta que me han encargado. Todavía no puedo dar más detalles, pero bueno, son bastantes cosas.

A la salida el sol ya quema y a pesar de eso decido dar un paseo para comenzar a asimilar todo lo que salió de la conversación con uno de los músicos españoles más brillantes de esta época.

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