Entrevista con Rubén Salvador: “tocamos más palos y nos salimos un poco del hard bop y estos estilos más tradicionales”

Texto y fotos: Adrián Besada

@besagartha

Una de las grandes virtudes de los festivales es conocer y escuchar propuestas a las que, de otro modo, no llegarías. Rubén Salvador y su R.S. Basque Faktor ha sido una de esas grandes sorpresas. El proyecto se presentó en la X edición de Jazz Eñe, la feria de jazz nacional enfocada a la internacionalización de proyectos autóctonos promovida por Fundación SGAE.

El grupo, conformado por Rubén Salvador a la trompeta, Julen Izarra al saxofón, Satxa Soriazu al piano, Aritz Luzuriaga al bajo eléctrico y el gallego Hilario Rodeiro a la batería, es un ensamblaje de personalidades musicales diferentes pero compatibles, que comparten una visión conjunta de la música y el jazz.

Para conocer un poco más qué hay detrás de este heterogéneo grupo de músicos hablamos con parte de la formación en el Hotel Silken Amara Plaza de San Sebastián un día antes de su actuación en el Teatro Victoria Eugenia:

Lo primero, el nombre, no puedo evitar relacionarlo con el RH Factor, de Roy Hargrove…

Rubén Salvador: Sí, puede sonar a eso, realmente es un trompetista del cual bebí mucho en su momento. En un primer momento sí que quise acercarme un poco a eso, pero no directamente.

Lo de Basque Faktor hace referencia explícita a tus raíces, al País Vasco, ¿musicalmente tiene algo que ver?

Rubén Salvador: No es por eso. Yo viví en Coruña durante tres años y allí creé como mi parte atlántica, para diferenciar un poco aquellos proyectos con lo que estoy haciendo aquí hice esa denominación: Atlantic y Basque.

¿Cuales son esas diferencias?

Rubén Salvador: Pues esta misma mañana hablábamos sobre ello. Estuve en Semana Santa haciendo gira por Galicia con la vertiente atlántica y es una manera de tratar la música super diferente a como lo hacemos aquí. Allí lo hacemos de una manera super respetuosa pero con mucha energía, y aquí es un poco lo mismo, con el mismo respeto, pero desde un punto de vista de ir más atrás, de ir creando, de dar espacios a los solistas, etc. Allí es con muchísima energía desde el principio.

¿Quieres decir que lo que haces aquí es más libre?

Rubén Salvador: No, las composiciones pueden ser las mismas, pero se trata desde otro punto de vista. Allí las melodías y los solos siempre están muy arriba, es una forma más agresiva de tratar estos aspectos, que no es nada negativo, sino todo lo contrario.

Me decía una buena amiga que vio varias veces estos proyectos, en Galicia y país Vasco, y alucinaba, porque decía que no tenía nada que ver.

Teniendo estas dos vertientes y estos dos proyectos, ¿compones para músicos en concreto o simplemente haces las composiciones para un instrumento en particular?

Rubén Salvador: Tanto en este último disco, que está grabado en Euskadi, como en el anterior, que lo hice en Galicia, compuse pensando en los músicos que iban a estar en ellos. Las de Galicia un poco más, por ejemplo, Nani garcía grabó dos temas, Miguel Cabana hizo toda la parte de baterías, Iago Mourinho, Pablo Añón, y otros.

Vi que tu proyecto salió un poco de Musikene…

Rubén Salvador: Sí, en 2007 tenía que hacer el proyecto final de carrera, lo hice con la gente con la que sigo tocando y todavía no se han cansado de mi… jaja.

Ya suponía que tendría algo que ver con el proyecto final, pero lo que me estaba preguntando es si Musikene, como institución, tiene algo que ver en que esto haya sido posible, ¿tenéis algo así en País Vasco, alguna institución que apoye la creación?

Rubén Salvador: Alguna ayuda y demás, pero no hay ningún tipo de espacio para crear ni instituciones que apuesten por esto. Musikene lo que hizo fue darnos formación y en cuanto salimos de allí no hemos vuelto a entrar ni a tener contacto. No sé si Julen quiere aportar algo…

Julen Izarra: No, simplemente es una realidad. A veces puede funcionar como una marca lo de Musikene, pero no hay mucho más una vez que terminas. Sitios como este lo que sí permiten es que mientras estás allí conoces a gente afín, de ahí surgen infinidad de proyectos.

Este es tu proyecto más longevo, ya van tres discos, ¿la tendencia siempre fue la misma en cuanto a sonido y formato?

Rubén Salvador: En cuanto al formato seguro que no, porque siempre he utilizado el quinteto como referencia y es un poco en lo que he creído y lo que he querido plasmar. En la vertiente atlántica igual cambio un poco la instrumentación, pero con el mismo formato. Algo más grande tampoco me veo haciéndolo.

Has hablado varias veces de este proyecto atlántico, pero ¿cuál es tu relación con Galicia?

Rubén Salvador: En principio me fui haciendo una oposición o pruebas para la escuela municipal de allí, me acompañó Pablo Añón pero al piano. Saqué para dos años y después renové por otros dos, aunque me tuve que volver al tercero por cuestiones familiares.

Estuve super a gusto, tocaba todos los meses un par de veces en el Garufa y en el Filloa. Allí tengo a Miguel Cabana, que es como un hermano y me abrió las puertas de su casa y la posibilidad de poder optar a esas pruebas de las que te hablaba. Fue un poco de casualidad pero enseguida me hice mi sitio y empecé a tocar con mucha de la gente que hacía jazz. Poco a poco fui moviéndome por Santiago también y ya fui metiéndome un poco más en la escena. Llegué a grabar un disco, pero ya estaba entre Galicia y País Vasco y no pude estar mucho más.

¿Qué opinión tienes acerca de eventos y plataformas como esta, como Jazz Eñe?

Rubén Salvador: La verdad es que es la segunda vez que aporto toda la información sin ningún tipo de pretensión y ha sonado la trompeta. Tiene un punto discriminatorio porque hay muchos proyectos que se quedan fuera, pero al final es normal, asumo que estás compitiendo con muchos grupos a nivel nacional, hay cosas muy interesantes. Nosotros realmente no estamos saliendo del norte de España y mucha gente no conoce lo que hacemos. Sí que tengo mucha relación de músicos que se mueve, por ejemplo, por Madrid, pero el proyecto no sale del norte.

¿Qué hay de diferente entre este disco y los anteriores?

Rubén Salvador: Pues más o menos va en la misma línea de los discos anteriores, aunque igual tiene un poco más de contacto con la música urbana.

¿En qué sentido?

Rubén Salvador: Bueno, tocamos más palos y nos salimos un poco del hard bop y estos estilos más tradicionales, hay algo de afrobeat y demás.

Fotografía de José Luis Luna

Como compositor tiene que ser difícil asimilar todas las influencias y tendencias que hay día a día…

Rubén Salvador: Sí, hay muchas cosas y hay que interiorizarlas. No me pondría a trabajar con algo con lo que no estoy conectado. La escena que hay en Nueva York, por ejemplo, me sobrepasa.

Cambiando de tema, ¿qué pasa con País Vasco respecto a la escena, a los clubes y salas?

Julen Izarra: Tristemente, durante el curso escolar, digamos, no hay nada, aunque ahora en verano sí que salen algunos festivales, de mayor o menor tamaño.

Hilario Rodeiro: Han ido cerrando lugares que no han tenido relevo. Cuesta ver a hosteleros con ánimo para realizar actividades en general. Creo que el colectivo está poco unido en general.

¿No es rentable? ¿Cómo puede ser eso con una escuela como Musikene en la comunidad, además de los festivales, que son los más antiguos del país?

Hilario Rodeiro: Hay muchas cuestiones ahí y se mezclan todas. La solución creo que pasa por ser proactivos desde la hostelería y desde las instituciones públicas. Hay que entender también qué son los festivales, porque estos no es que creen mucha cultura de jazz, sino que es algo muy puntual para atraer turismo. La realidad es que la gente se está yendo, los músicos que terminan el conservatorio no se quedan en País Vasco, falta tejido. Hay muchas cosas por hacer y gran parte de ellas deberían partir de los músicos también. Los músicos tenemos que ayudar a crear escena, el problema es que cuando lo intentamos muchas veces nos encontramos muchas trabas.

Hace no tantos años sí que hubo un circuito, pero ha ido deteriorándose y no creo que todo sea culpa de la hostelería…

Hilario Rodeiro: Hay una entrevista muy interesante que le hicieron hace tiempo a Iñaki Salvador. Él ya hablaba hace años de que las casas de cultura ya no están mediando en las escenas musicales. Se van perdiendo escenarios y espacios. Antes este tipo de infraestructuras permitían tener un recorrido en diferentes pueblos y ciudades.

¿Diríais que es un tema político entonces?

Hilario Rodeiro: No sé si político. De disposición diría. Es una oportunidad perdida. Por ejemplo, Donosti o Vitoria son ciudades conocidas por el jazz, ¿por qué no se potencia eso? También entran en juego muchos temas de normativas y demás. Cada vez hay más festivales, más escuelas, más estudiantes y más calidad interpretativa que nunca, pero cada vez los músicos lo tenemos más difícil. Creo que deberíamos remar todos los que estamos dentro de la escena en la misma dirección, pero es algo que está pendiente.

Julen Izarra: Siempre ha sido difícil, pero parece que ahora hemos perdido lo poco que teníamos. Nuestras grandes referencias en País Vasco se han ido prácticamente todas a Barcelona. Aquí tenemos unos pequeños oasis de jazz y los festivales, pero en el día a día no se ve interés.

Rubén Salvador: Puede que sea una cuestión cultural también. Ahora estamos con el tema de los macro festivales, los grandes eventos, etc. y parece que lo musical siempre se queda en el segundo plano, es una excusa.

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