Texto, entrevista & fotografía: Rosa García
El Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid (FIAS) incorpora una propuesta diferente en su XXXI edición. El pianista cubano afincado en la capital, Pepe Rivero, ofrecerá su particular homenaje al compositor, también de la isla, Ernesto Lecuona. Los arreglos del pianista han sido pensado para los músicos Román Filiú (al saxo alto y la flauta), Javier Colina al contrabajo, Georvis Pico a la batería y Alfredo Chacón al vibráfono. Las influencias africanas, cubanas y también españolas, tan evidentes en la obra del compositor cubano, serán claves para entender la música de este proyecto que podremos disfrutar mañana domingo 21 en el Real Coliseo Carlos III de El Escorial, y en los Teatros del Canal de Madrid el próximo jueves 25 de febrero.
Aprovechando los ensayos del quinteto, que tienen lugar en la Universidad Alfonso X El Sabio, nos acercamos a entrevistar a Pepe Rivero, acompañado de Román Filiú, Georvis Pico y Javier Colina.
– ¿Nos podrías contar cómo surgió este encargo del FIAS?
La verdad es que esta fue una idea de Pepe Mompeán y mía. Él organiza el FIAS y siempre tiene ideas muy frescas y claras. Yo estuve ya en el festival en el año 2018 con la orquesta de la universidad, con Yoruba Suite. Pepe volvió a hablar conmigo y me preguntó qué me parecía Ernesto Lecuona, algo que puede verse como fuera de lugar en un festival de arte sacro. Sin embargo, Lecuona es uno de los pocos compositores que se sepa que haya creado algo para el Escorial, o para la Iglesia de San Francisco El Grande, ambos monumentos de aquí de Madrid. Los cubanos, como tenemos raíces africanas, también llevamos influencia de la religión yoruba. El catálogo de Lecuona es muy amplio: hay mucho de esta religión en sus melodías, que se parecen a estos cánticos. Ha sido un verdadero reto, porque Lecuona es para mí uno de los mejores compositores y abarcó casi todos los géneros: clásico, popular… Incluso zarzuelas que son muy conocidas aquí, o canciones como “Siboney”, no se asocian a este compositor. Su música es universal. Su relación con el festival de arte sacro tiene que ver, sobre todo, con sus homenajes a monumentos religiosos, pero también a España. Su música tiene influencias de Isaac Albéniz o Manuel de Falla.
– ¿Por qué elegiste a estos músicos para el proyecto?
En mi caso no fue una elección complicada. Son músicos con los que llevo trabajando mucho tiempo. He tenido la suerte de contar con el gran maestro Javier Colina, que es de Pamplona, pero tiene influencias de Cuba y de todo el mundo. Para mí, él es ideal para esta música. Llevamos ya años trabajando juntos, tocando a Lecuona, a Cervantes… Es mejor ni decir cuántos años llevo trabajando con Georvis Pico. Después de tanto tiempo, tengo confianza con que llevará el proyecto como a mí me gustaría. Román Filiú viene tocando el saxo alto y la flauta con otra sonoridad. Con el vibráfono pretendía explorar un camino diferente al que se suele hacer. Además, es un instrumento muy habitual en la música latina. Alfredo Chacón es uno de los grandes vibrafonistas y percusionistas del momento.
– ¿Nos puedes hablar sobre los arreglos que has hecho para quinteto de la música de Lecuona?
Bueno, yo los llamo “desarreglos”. A veces decimos “he arreglado…” como si lo que había antes estuviese mal, como si estuviera roto. Ha sido bastante complicado. Hasta ahora, yo he estado realizando adaptaciones de Chopin o Beethoven, llevándolos más hacia la música cubana. En el caso de Lecuona, tenía que darle una vuelta para adaptarlo al formato de jazz sin perder la esencia de su música.
– ¿Cuáles han sido los criterios a la hora de elegir el repertorio?
Lo he tenido bastante difícil. Según dicen los musicólogos, Lecuona tiene una parte de danzas criollas que son mucho más rurales, cubanas. Cuenta también con danzas africanas, negras. También hay un lado español, como la “Malagueña” o la de “Dos Córdoba”. Y finalmente, tiene una parte popular, de canciones, como el tema “Siempre en mi Corazón”, nominado incluso a los Oscar. Hay muchas películas de Hollywood que adoptaron sus obras, y fue de los primeros en llevar a Estados Unidos el formato de música latina, con Lecuona Cuban Boys, grupo bastante famoso y del cual hemos cogido la pieza “Tabou”, que era de una pariente suya también compositora, Margarita Lecuona.
– ¿Tiene algún significado particular tocar la composición de Ernesto Lecuona “Ante el Escorial” en el mismo lugar que la inspiró?
Pepe Rivero: es un privilegio poder tocar una obra que el dedicó a ese monumento. Es uno de los mayores retos que me han podido encargar.
Román Filiú: Esa música ha resonado con nosotros desde siempre. En mi caso, mucho antes de que empezase a estudiar música. En casa se ponían discos con sus composiciones, y yo me sabía muchas de esas melodías. Para mí, esta experiencia tiene algo de profético. Cuando yo era niño y escuchaba esa música, pensaba: “algún día voy a tocar eso”. Tener esa oportunidad ahora y además en el lugar que inspiró a Lecuona tiene una carga emocional muy grande. Hacerlo con Pepe es muy especial. El primer día que nos vimos, hice “click”. Él ya sabía improvisar y me decía “mira, me gusta esto, yo toco así”. Tuvimos una conexión instantánea. Esto significa mucho para mí.
Javier Colina: Yo soy el que más suerte tengo de todos. Mi gran maestro de esta música, con quien he compartido muchos años, ha sido Bebo Valdés. Y él siempre decía que su maestro era Ernesto Lecuona, lo que me hace a mí como su nieto o algo así. Algún parentesco musical tengo (risas). Y esto es una oportunidad de ponerlo en práctica y de disfrutar. La música de Lecuona es maravillosa, y con Pepe dirigiendo aquí el cañón y haciéndolo todo, yo estoy encantadísimo.
Georvis Pico: En mi caso, integrar la batería en esta música que es tan tradicional y clásica es un reto. Tengo que mezclarme bien, no molestar y poder aportar alguna cosa rítmica diferente, otros colores. Además, hacerlo con mis amigos me encanta.
– ¿Cómo integráis vuestro lenguaje de improvisación en estas piezas tan personales?
Pepe Rivero: Un poco como decía Filiú. Desde que nacimos hemos estado escuchando su música. Es fácil porque lo tenemos asimilado, pero sí que resulta difícil conseguir tocar en ese estilo y que suene a Lecuona. Aunque nosotros lo llevaremos a donde nos lleve cada día, porque en El Escorial haremos un concierto, y en el Teatro Canal haremos otro concierto.
Román Filiú: Yo creo también que, como el lenguaje de Lecuona es tan rico y diverso, porque tiene música africana, española, cubana, etc. A la hora de improvisar es como un lenguaje común, no es como si se tratase de música turca o eslava. Esto es algo que bebemos desde niños, y al tocar con artistas que escuchen esta estética de forma habitual, es un lenguaje que entendemos con facilidad.
– Como cubano que lleva muchos años residiendo en España, ¿te sientes conectado con el compositor en los temas sobre los que versan sus piezas?
Pepe Rivero: Sí, indudablemente. También es cierto que todos nosotros somos compositores. El artista, al final, refleja el lugar en el que vive o la cultura con la que se identifica. Algunos incluso tenemos familia española. Nosotros hemos escuchado siempre a Albéniz o a Falla. Al final, esas influencias salen en los temas en forma de melodías o ideas. Por ejemplo, España se suele identificar mucho con el flamenco, una música con la cual nosotros tenemos muchos vínculos también, porque la música cubana se parece en muchos aspectos. Esto es algo que acabamos plasmando en nuestra música. El padre de Lecuona era de Tenerife, y él, en su casa, escuchaba esa música y también la tocaba, porque era un gran concertista. Tuvimos la suerte de que abandonó la interpretación y se dedicó a componer. Imagino que a él le salió como algo natural. A nosotros nos ocurre igual, al haber tocado eso, sin querer, introducimos giros o acordes que vienen de la música española.
Román Filiú: Es verdad. Mis abuelos, por ejemplo, que no eran músicos, escuchaban era música española y argentina y bailaban danzones. Toda esa música, nosotros la bebimos, y está en nuestro ADN. Como compositor, uno se siente identificado. Aquí, tocar con músicos españoles que tocan todo tipo de música termina influenciándote. Hay un paralelismo con la experiencia de Lecuona. Cuando te fijas en todos los músicos cubanos que han emigrado, todos tienen influencias de aquí y de allí.
Javier Colina: Yo quería destacar el punto de vista que tiene Lecuona de la música española. Qué es lo que destaca, qué le parece importante y característico, mezclado con las músicas cubanas y africanas. Lecuona trabaja la música española como si fuera una música natural para él. Eso es importantísimo, porque podemos ver, después, la influencia que tiene un cubano en la propia música española. No es la importación de la música española, sino esos valores que existen y que sirven, y se plasman así. Y eso es tan cierto como decía Pepe. Mucha gente conoce temas de Lecuona y cree que es música española.
– ¿Qué es lo que más te ha inspirado de la música de Lecuona?
Javier Colina: A mí me inspira momento a momento. No de forma continua, pero me inspira esa visión y poder compartirla. Cuando me libero y lo toco, intento ponerme en la postura del compositor, me gusta entender su punto de vista y extrapolarlo a la música.
– ¿Habéis pensado en presentar este homenaje en otras ciudades a lo largo de este año?
Todos: Ojalá, nos encantaría. Pero con la situación actual, no sabemos si podremos. Esperaremos a después de estos dos conciertos a ver cómo se presenta la temporada.
Puedes consultar la programación completa del FIAS 2021 en este enlace