Texto: Adrián Besada
No conozco a Pablo Patiño personalmente, aunque sí tengo algunas de sus obras colgadas de las paredes de mi piso. Además de contrabajista, Patiño es dibujante e ilustrador —artista, dirían algunos—, algo que, sin lugar a dudas, ha influido en su concepción musical. Flor es el primer álbum que el joven contrabajista gallego firma a su nombre, un trabajo planteado conceptualmente como una suerte de diario o carta abierta a su familia, sus amigos y su vida en general. Musicalmente tiene momentos de brillantez, siguiendo una narrativa consistente que se apoya en el jazz que se ha desarrollado en Galicia los últimos quince años.
Otro acierto de Patiño ha sido juntarse con Diego Alonso al saxofón, Alfonso Traficante al vibráfono y Esteban Lavigne a la batería, un combo de músicos jóvenes que se están haciendo un nombre en la escena jazzística gallega y nacional por su buen hacer e inventiva. Flor ofrece una música que está atravesada por la idea de la “escucha”, tal como lo plantea Patiño mediante una introducción grabada en una sola toma que sostiene el discurso de John Cage sobre 4’33’’, incluido en la película Listen (1992), de Miroslav Sebestik. Lo cierto es que la improvisación libre, los efectos sonoros y las disonancias son una constante en este disco, que por momentos se sustenta sobre auténticos pasajes hot; otros, tiende al swing; y en otros, simplemente se dejan espacios amplios de capas sonoras superpuestas que tienden a la experimentación y al juego de la improvisación. El disco, publicado con Tiny Moon Records, fue grabado en octubre de 2023 en Laboratorio Soyuz (Trazo) por Hevi, y masterizado por Cem Oral en Jammin Masters (Berlín).
Si bien no es un disco para todos los públicos, lo recomiendo vehementemente a todos los aficionados al free jazz, la improvisación libre y al jazz experimental. Flor tiene todos los ingredientes para hacerse un lugar en la vanguardia del jazz nacional.
