Texto de Chema G. Martínez / Fotografías cortesía de Errabal Jazz
Lo primero que llama la atención: Gonzalo del Val nació en Miranda de Ebro. No sé cual es el índice de músicos de jazz nacidos o residentes en la muy noble e industrial villa burgalesa, importante nudo de comunicaciones, tengo para mí que, muchos, no deben ser. Luego viajó por el mundo, pasó un tiempo en Dublín y, sea porque la bulliciosa escena jazzística barcelonesa le tira lo suyo, o por lo que sea, terminó sentando sus reales en la Ciudad Condal. O sea que Gonzalo es, básicamente, un culo de mal asiento. Baste decir que, en el tiempo que este humilde cronista tardó en escuchar el disco y ponerse delante del ordenador, ha recorrido la ibérica península de Algeciras a Estambul/Finisterre, dando conciertos, talleres y hasta como jurado de alguna cosa. Este es su séptimo disco como líder. El anterior, “Cancionero”, mereció innúmeros honores, todos ellos merecidos.
El título de éste, Tornaviaje (Errabal Jazz 2022), hace alusión al viaje de regreso en términos así como metafóricos, o metafísicos, siendo que la susodicha expresión suele asociarse a la era de los descubrimientos, las vueltas al globo y las exposiciones lustrosas en el Museo del Prado. En el caso del mirandés, viene a significar su regreso al terruño después de años navegando por esos mundos de Dios y Xi Jinping.
Este tornaviaje, que es metafórico y autobiográfico, o eso se supone, arranca en una recoleta cala menorquina – “es Bo” – y termina 8.529 kilómetros río abajo, en Rio de Janeiro, donde vive el autor de “Gota d’água” – Chico Buarque – y quien suscribe (hace tiempo uno hizo su tornaviaje). La primera es un frenesí, con la caballería – del Val & Fortià – marchando a galope tendido y Raynald Colom llamando a las barricadas por el triunfo de la confederación. La última, hay quien pueda opinar que resulta desnecesaria visto el conjunto de la obra, y hasta puede que sea así. Uno ha aprendido a respetar siempre el criterio del artista, que para algo es el que paga.
Y lo que queda entremedias: los momentos de reposo relativo – “Agrio de limón” – que el oyente agradece, alternándose con la épica sinuosa/ brumosa de “Galeón” y “Los tres mulatos de esmeraldas”, en alusión al cuadro homónimo, con del Val sacando el mayor partido a la proverbial desnudez del formato elegido para la ocasión. Romain Pilon aporta una pieza propia – “Azur” – y una manera de abrir espacios al espacio. Manel Fortià, nos regala un pequeño chef d’oeuvre que es, a un tiempo, una declaración de principios: “Simple”. Raynald Colom no aporta composición alguna, ni falta que hace. El trompetista (poco más que un niño la última vez que le entrevisté, antes de tornaviajar) está ahí, omnipresente, haciendo gala de una inteligencia musical infrecuente/una inventiva aparentemente inagotable. La impresión de que, en él, nada queda al azar (cuando todo, en el jazz, como en la vida, es producto del azar).
Y, como fin del tornaviaje, las versiones: “Big Nick” (en origen, una suerte de divertimento compuesto por John Coltrane a partir del “Improptu n.º 3” de Francis Poulenc, en homenaje al también saxofonista “Big Nick” Nicholas) y “Gota d’água”, de la pieza teatral homónima, original de Chico Buarque y Paulo Pontes, basada, a su vez, en la “Medea” de Eurípides, la cual pone la guinda glamourosa y un punto desconcertante al disco. La cosa, que a Chico se le toca mucho últimamente, y no siempre bien. La versión de del Val/Carme Canela/Colom tiene la virtud de apartarse del modelo original para acentuar el dramatismo implícito en la letra, lo que viene a ser una especie de tornaviaje dentro del tornaviaje general, un empezar en Chico Buarque para llegarse hasta Eurípides, y vuelta a empezar. Por donde, Canela consigue hacernos olvidar que hubo un tiempo en que algunos amenazamos con prender fuego a todos los clubes de jazz existentes como modo de respuesta a la invasión de la bossa nova y derivados. Eran otros tiempos, claro.
Con esto, que “Tornaviaje” es muchas cosas:
. Un antídoto luminoso frente al jazz taciturno de los nuevos líderes de opinión temerosos de Dios (véase al respecto masjazzdigital.com/longgone-joshua-redman-quartet-los-consejos-de-mr-adams ).
. La confirmación de que hay vida inteligente en el Planeta Jazz (había dudas).
. La demostración de que, incluso en tiempos como los actuales, es posible un jazz entendido como “el sonido de la sorpresa” (Steve Lacy dixit).
La próxima vez que me lo cruce (a Chico) le preguntaré sobre esta nueva versión de su “Gota d’água”.
1 comentario en «Gonzalo del Val “Tornaviaje”: volando vengo»
Estimado Chema G. Martinez.
Informarte que en Miranda de Ebro han nacido, aparte de Gonzalo, Los siguientes músicos: Rubén Salvador, Alvaro Pérez, Alex Fraile, David Fernández, Adrián Royo, Isaac Kilian y Lara Vizuete. Todos ellos titulados superiores en Jazz y Música moderna. Espero no haberme dejado a nadie.
Así que, teniendo en cuenta que Miranda de Ebro tiene una población aproximada de 36000 habitantes, proporcionalmente, estamos muy bien.
Simplemente para que tengas esa información.
Un saludo.
Fernando Royo.