Texto: Federico Ocaña
Oímos las sirenas de los barcos, las señales de marcha de los trenes, el vaivén de las olas, una gaviota, y por encima de ese retablo sonoro que evoca el olor a humedad, el frío, los edificios empañados por el humo de una (permanente) revolución industrial, las calles de letreros rojos que desembocan en calles de carteles luminosos, la perspectiva trágica de la vida junto a su imitación, la prostitución y el burlesque, por encima de todo eso, el Hammond B-3. Suena el mismo acorde que abría “It’s All Too Much” en Yellow Submarine de los Beatles -sirva. No estamos, sin embargo, en Liverpool, sino en el mítico barrio de Sankt Pauli, donde se concentra la vida cultural de Hamburgo, ciudad en la que los Fab Four iniciaron su carrera, donde, valdría decir, transformaron su estética al completo.
Skorpion Im Stiefel (Escorpión en la bota), publicado por el sello Asexy-Records/Légère Recordings, es el álbum de debut de Hamburg Spinners, un cuarteto radicado en Hamburgo, y los sonidos a que aludíamos al comienzo nos llegan desde “Pharisäer” (Fariseos), su segundo tema, que luego toma derroteros muy distintos a los de los Beatles, aunque todo el disco mantiene un sonido muy cercano al Groove de los 60’s-70’s. Sirva, de hecho, como curiosidad, que el comienzo del vídeo oficial que el grupo colgó a finales del mes de enero prescinde de aquellos efectos y del acorde a que hacíamos referencia.
“Spinner” significa “hilandero” y el término ha sido utilizado frecuentemente en la historia de la música con una connotación muy precisa. La imagen de Gretchen en el Fausto de Goethe dio pie a que Schubert compusiera “Gretchen am Spinnrade” (Gretchen en la rueca), donde la mano derecha del piano hilaba, metafóricamente, tejía un acompañamiento de semicorcheas que daba la impresión de continuidad, de circularidad, dando vueltas y vueltas, evitando la pesadez que la letra transmitía.
Los Hamburg Spinners, nos atrevemos a decir, recogen esa tradición de la música como un tejido. A cargo de la rueca David Nesselhauf al bajo y Lucas Kochbeck a la batería. Por las síncopas y la acentuación de las melodías, que juega con staccatos, silencios y ligaduras para acortar o alargar las frases a placer, en muchos momentos pensaríamos que sus cuatro manos, a las baquetas y en el pellizcado de las cuerdas, serían suficientes. Pero las arañas, hilanderas por excelencia, como los escorpiones, tienen ocho patas.
Las cuatro restantes las aportan dos músicos excelentes. En el diálogo entre Dennis Rux a la guitarra y Carsten Meyer (Erobique) al Hammond está la clave. Con un sonido, como se ha dicho, con mucho de funk, de soul, de pop-rock de los 60s, la banda define su estilo como mod-jazz y soul contemporáneo e incluso como hammondjazz. Añadamos a esto que en el historial de varios de sus miembros figura la composición de música para películas y series, así Meyer y Kochbeck, y que todos ellos tienen experiencia como productores, particularmente Meyer y Rux. Son los cuatro músicos que provienen de proyectos muy bailables, como el funk puro de Diazpora o la música disco en la que Meyer se ha consagrado como Erobique. Y es que “Spinner” tiene también un segundo sentido: “spinnst du?”, “¿estás loco?”.
Estos locos, flipados, chiflados -como prefieran, pero siempre será mejor y más apropiado que “hilanderos”- de Hamburgo, marcan con Skorpion Im Stiefel una notable diferencia con los proyectos anteriores de sus miembros, en solitario o en conjunto: narratividad y humor. En temas relativamente breves, donde la base más que melódica es rítmica, se presentan historias que podrían funcionar como pequeñas bandas sonoras: así el que da nombre al disco, “Skorpion Im Stiefel” y “Der Kiezpanther” (La pantera del barrio), dos temas especialmente apropiados para esa banda sonora y que invitan a inventar una pequeña aventura a quien oye ese mismo motivo repetido en una octava y en otra del Hammond, esa melodía que se mueve en apenas ocho notas. Podríamos citar de nuevo “Pharisäer” o “Preludin und Benzin” (“Preludina” y bencina), que incorporan comienzos directamente no musicales, con efectos marítimos y automovilísticos respectivamente. Hay una notable carga de humor en los solos de Meyer (“Maries Mexikaner”) y en el modo como Rux combina el garage con un lenguaje bluesy en los suyos.
Skorpion Im Stiefel es ese escorpión que se nos mete en la bota y que hace que pisemos el acelerador y nos dejemos llevar por las marchas de este cuarteto de hammond más guitarras y batería, con un pie más reflexivo, onírico, colgado, como en “Haschrebellen”, con ese punto de extrañamiento que da el intervalo menor que corona la melodía, y un pie más dispuesto a la diversión, como “Der Optimist”, con una rítmica muy funk, donde el órgano establece más diálogo con el bajo que con la guitarra, todos con funciones más limitadas, sin solos, aunque se desquitan en uno de los temas siguientes, “Bambule in der Thadenstrasse” (Barricada o motín en la Thadenstrasse), con solos más agresivos de Meyer y Rux.
Arrancando el motor en la avenida de Palmaille de Hamburgo, lanzando el vehículo para que corra por ella, como reza el primer tema del álbum, “Palmaillrennen”, primero al unísono guitarra, bajo y órgano, luego, a partir del punteado de las dos guitarras, y definitivamente a partir de la melodía en clave de soul del Hammond, el disco crece en buen gusto y nos deja moviendo los pies.
Como si contaran una historia de Tatort, la popular y longeva serie de TV policíaca alemana, y con la imprescindible base de humor, los Hamburg Spinners nos devuelven a las pistas de baile de décadas pasadas en su disco de debut apostando por una acertada combinación de elegancia y entretenimiento.
Skorpion Im Stiefel esta disponible para escucha y compra, en formato digital o en vinilo, en este enlace