Texto de Guillermo Bravo / Fotografías de Fernando Tribiño
El grupo australiano brindó una actuación memorable en la que brillaron Nai Palm y el virtuoso bajista Paul Bender. A la batería, Perrin Moss se lució sin hacer excesivos aspavientos, con esa elegancia habitual que lo caracteriza. Premio de honor a Simon Mavin, que se encargó de construir un muro de sonido perfecto al teclado, sin dejar prácticamente de tocar en las más de dos horas de concierto.
Es un miércoles lluvioso del otoño madrileño. Los aficionados se apiñan contra los muros de la sala La Riviera, tratando de evitar sin éxito las acometidas de las primeras gotas. El concierto empieza tarde, como tratando de dar sentido a aquel famoso mantra que reza “lo bueno se hace esperar”.
Las características palmeras de esta sala sobresalían sobre una multitud tan variopinta como animada. Es curioso cómo el jazz contemporáneo consigue juntar a una amalgama de individuos tan diferentes, tanto en la edad como en el estilo. Escuchar jazz de pie es algo totalmente distinto a hacerlo sentado y en esta sala no podía ser de otra manera.
Hiatus Kaiyote sale al escenario entre aplausos de un público que se muestra entregado desde el minuto uno. Simon Mavin encadena las primeras notas de “Rose water” en su teclado, seguido por la voz de Nai Palm. No hay un tema fácil de cantar en el repertorio de esta banda, pero lanzarse a ejecutar las escalas vocales y las notas agudas sostenidas de esa manera, sin haber calentado un poco más con algún otro título previo, es todo un prodigio. Parece que el público tarda incluso más en calentar que la propia banda porque no es hasta la segunda canción que la multitud se enciende, al reconocer las notas iniciales de “And we go gentle”. La típica canción con un pegadizo estribillo inicial que todos reconocen. El público lo sigue y empieza la magia.
Nai Palm coge su extravagante guitarra blanca mientras el teclado de Mavin despliega una melodía que se instala como un suave y pesado tapiz por toda la sala. Suena “All the words we don’t say” y el ambiente cambia por completo. Las escalas de guitarra, elegantemente interpretadas, fluyen por la sala, en armonía con todo lo que alcanzan. Suena “Get sun”, este es uno de esos temas que cambian por completo en directo y el público lo celebra con fervor. Durante las dos horas y media de concierto, de pie, contoneándonos al ritmo del teclado y vibrando con la voz de Palm, el público entra en comunión con Hiatus, en un trance similar al de devotos extasiados bajo el sermón de un predicador iluminado. Se suceden varias composiciones del “Mood Valiant”, el último disco de la banda, lanzado en 2021. Solo se hecho en falta que sonaran algunos temas icónicos de discos anteriores como “Fingerprints”, que encajaba de maravilla con la idiosincrasia del festival.
El público disfrutó visiblemente con “Sip into something Good”, “Nakamarra” y “Red room”, este último tema fue particularmente agradable, destacando las interpretaciones de Perrin Moss introduciendo pequeños arreglos, muy acertados, que enriquecían los ritmos, ya de por sí complejos de este tema.
Ya en inglés, afirmó que este había sido uno de sus shows favoritos y que deseaba que todo el público de la gira fuera tan animado como el presente. La sala vitoreó y casi sin dar tiempo a nada más, sonó “The world it softly lulls”. Hay pocos grupos en la escena mundial del neo-soul y del nu-jazz tan ecléctico como Hiatus Kaiyote, pero es la sensibilidad con la que se adaptan a cada estilo y la calidad que consiguen imprimir a sus trabajos lo que deja al público atónito. El repertorio de este grupo sienta como un verdadero paseo, pero se vive como una montaña rusa de cambios de ritmos, agudos imposibles y melodías llenas de energía.
Después de terminar “cinnamon”, Nai Palm anunció que se disponían a tocar la última canción. Mientras el público se lamentaba y adelantaba a pedir otra más, esta empezó a tocar las primeras notas de “The lung”, una de los temas más destacados del “Choose your weapon”. Con una luz cálida y un ambiente encendido, la banda terminó su repertorio estándar. Para el encore, solicitado coralmente por toda la multitud, las canciones escogidas fueron “Stone or lavender” y “Borderline with my atoms”.
En conjunto, la actuación de Hiatus Kaiyote fue una suerte de reafirmación del estilo de la propia banda. Aunque el hecho de estar promocionando su último disco puede influir en el resultado final, la banda parece estar dirigiéndose hacia un sonido más parecido al de este último trabajo discográfico . El “Mood valiant” integra ritmos más jazz e influencias de la música electrónica. Esta mezcla es probablemente tan ecléctica que, sin duda, justifica su presencia en el cartel de esta edición de Villanos del jazz.