Texto. José Bolívar Durán / Fotografías: Bernat Casasnovas
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), desde la proclamación del Día Internacional del Jazz, precisó: “La historia del jazz se enmarca en los esfuerzos a favor de la dignidad humana, la democracia y los derechos civiles. Sus ritmos y su diversidad han reforzado la lucha contra todas las formas de discriminación y de racismo. La UNESCO cree en el poder del jazz como motor para la paz, el diálogo y la comprensión mutua…”. Adicionalmente la Organización señala el poder del jazz para fortalecer la tolerancia, la unidad, la integración y el diálogo intercultural.
Con el concierto del pasado 29 de mayo en el Hort d’en Branson, de la Pla de Sant Joan de Ciutadella a cargo de Jazz Didáctic amb Ja Res Té Sentit, el Menorca Jazz Festival demuestra que tiene clara una intención que va más allá de la realización de un ciclo puntual de espectáculos: involucrar activamente a niñas y niños, a sus familias, y a toda la comunidad, en un reflejo de la sostenibilidad que se busca mantener… el hecho de que el evento se haya pensado a partir de un espíritu pedagógico, dinámico y participativo, evidencia que Jazz Obert, entidad organizadora del Festival, entiende que el proceso es más importante que un resultado puntual.
En otro sentido, y gracias al apoyo de la Fundació Foment del Turisme de Menorca, se constata que la finalidad del Festival también invita a la participación de públicos diversos. No sólo por la posibilidad de que extranjeros visiten el lugar por los conciertos ofrecidos, sino por la plural y conmovedora convocatoria que se genera cuando un espectáculo ha tenido en cuenta a la población infantil: aquí vimos cómo familias enteras se movilizaron para disfrutar de un encuentro cargado de alegría, sonrisas e integración comunitaria. Tanto es así que, el concierto, se realizó en el mismo día en tres horarios diferentes: 11:00h, 12:00h y 13:00h… y, a pesar del intenso calor que ya ofrecía la primavera, el público allí, conectado, dinámico y participativo.
Aina Zuazaga en la voz y la narración, Marcos Herrada en el piano, Juanan Torrandell en el contrabajo y Guillem Nadal en la trompeta, ofrecieron un recorrido musical cargado de anécdotas humanas, sociales, culturales y políticas, a partir de datos emblemáticos en la historia del jazz. También se incorporaron reflexiones críticas (y con muy buen humor) en contra de entornos “eruditos” e “intelectuales” del jazz; y, por otra parte, se resaltó el papel de la mujer en la historia de la música. A lo anterior, se acompañaron paisajes sonoros recreados con cadenas para complejizar las épocas de esclavitud, y silbidos que simulaban trenes para situar su importancia en la construcción del blues. Un corto pero intenso viaje por la música negra americana…
Así, en un espacio abierto y soleado que además guarda memoria de las tradicionales fiestas de Sant Joan, en Ciutadella, las familias recibieron una buena clase de los aspectos más trascendentales del jazz: sus orígenes, sus transformaciones y sus ritmos, sus máximos exponentes, los instrumentos utilizados… y todo con un enfoque pedagógico en el que la música, el humor y la alegría fueron protagonistas. Además, los temas interpretados, clásicos infaltables en el mundo del jazz, resonaron con fuerza gracias a la acústica natural del escenario que amplificaba el sonido en varios de los huertos vecinos.
Al final, más JAZZ pudo conversar con algunas de las familias que asistieron al evento: Amaia fue una de las niñas que estuvo, quien además nos contó que interpreta el violín y el piano. Al preguntarle qué había sido lo que más le había gustado del concierto nos respondió: “todo, pero no sabía que el jazz tenía tanta historia, historia de personas tan diferentes, y que a través de la música habían logrado tantas cosas buenas, y tampoco sabía que era tan divertido. Ahora escucharé más jazz y tal vez también busque interpretarlo.” La UNESCO subraya y reconoce, como lo dijimos al inicio, el poder del jazz para fortalecer la integración y el diálogo intercultural. El jazz necesita público y más públicos necesitan jazz.
Por el sentido pedagógico y dinámico, por la buena interpretación musical, por el acertado espacio donde se desarrollaron los conciertos del día y, sobre todo, por la intención de hacer sostenible la cultura del jazz en la infancia y en las familias, un aplauso por la invitación a Jazz Didáctic.