Texto: María Alonso Lozano, Jaime Ussia Martín-Artajo y Pedro Andrade (IES Colegio Madrid) / Fotografías: Pedro Andrade
Con motivo del Festival de Jazz de Madrid, Antonio Serrano y Constanza Lechner ofrecieron en CentroCentro un repaso magistral de algunos de los grandes clásicos españoles y argentinos, desde Manuel de Falla o Enrique Granados hasta Carlos Guastavino o Astor Piazzola
A veces parece que olvidamos las joyas arquitectónicas que tenemos en Madrid, una de ellas es sin duda La Real Casa de Correos, actual sede del Ayuntamiento de Madrid. Llegar con un poco de tiempo, antes del inicio del espectáculo nos sirvió, a los tres redactores de este texto, para poder disfrutar de la belleza de este emblemático edificio y de sus instalaciones. En la actualidad, alguna de sus plantas hospeda exposiciones de fotografía y de arte. Un buen inicio para una velada que, más tarde, confirmaríamos sería de enorme belleza.
Antonio Serrano y Constanza Lechner, forman un dúo musical único, los dos son sin duda unos instrumentistas virtuosos, pero sobre todo, son dos increíbles interpretes que transmiten y hacen llegar su música atravesando la piel del espectador hasta llegar a lo más hondo. En este concierto tenemos que destacar precisamente esto, además de la excelencia musical de sus protagonistas, también el karma espiritual vivido por el visiblemente emocionado público.
Pese a los tiempos de incertidumbre que vivimos debido a la Covid 19, pudimos dar cuenta de que a los madrileños todavía no se nos ha quitado la ilusión de poder asistir a conciertos como este. El auditorio presentaba un aforo completo y un cumplimiento estricto de las normas de seguridad.
El concierto empezó con una interpretación de “Recuerdos de la Alhambra” de Francisco Tárrega por parte de un solitario Antonio Serrano que combinó con una mano el acompañamiento de los sonidos bajos con el piano, mientras que con la otra sujetaba su armónica con la que soplaba la melodía de esta pieza histórica.
Inmediatamente después apareció Constanza, que tomó posesión de su instrumento mientras miraba con complicidad a su compañero de escena. Posteriormente, interpretaron “Andaluza: Danza Española Nº 5” de Enrique Granados.
Este primer contacto nos abría la puerta a algo así como el encuentro de dos amigos que no se ven hace mucho tiempo, que tienen muchas ganas hablarse y fundirse en un abrazo. En este caso el abrazo era la música, los amigos siempre llevan la música consigo, y las historias que habrían de contarse sería un repertorio lleno de piezas musicales claves, obras maestras arregladas para piano y armónica que estábamos a punto de descubrir.
“Zapateado: Op. 23 “ y “Playera : Op.23” del violinista y compositor Pablo de Sarasate serían los siguientes temas que pudimos escuchar, originalmente pensados para piano y violín. Es destacable decir en este sentido que aunque las piezas han sido arregladas para piano y armónica, la adaptación se ha hecho respetando siempre las composiciones originales.
Constanza, de origen argentino y de formación clásica, toca el piano desde los dos años de edad, ha realizado giras con las Orquesta de la Comunidad de Madrid, la Orquesta de Córdoba, la Orquesta Sinfónica de Murcia o la Orquesta Filarmónica de España; así como con la Compañía Ibérica de Danza, el Ballet Nacional de España, o artistas dispares como Ara Malikian, Javier Ruibal, Pablo Carbonell y Javier Krahe.
No es para nada extraño por tanto, según confiesa el mismo Serrano, en su primera intervención ante el público, que quisiera tomar clases de piano con esta experimentada instrumentista. Ha raíz de esta primera colaboración empezarían a trabajar juntos en este proyecto que empezó siendo un encargo de un recital clásico para el Festival de Sarajevo.
Antonio Serrano, es bien conocido por todos; músico español consagrado y reconocido en el panorama del jazz internacional, premiado con el Masters of Mediterranean Music en Jazz Flamenco por el Berklee Mediterranean Music Institute, por su aportación revolucionaría a este estilo. Son destacables también sus colaboraciones con Paco de Lucía y Javier Colina, así como su reciente premio Grammy Latino, en reconocimiento por su participación como artista en la grabación del disco Entre 20 aguas: A la Música de Paco de Lucía.
El concierto continuó con “La vida breve: Danza Española nº1” , “La nana” y “Danza Ritual del Fuego de El Amor Brujo” de Manuel de Falla. Con estos temas se cerro la primera parte del concierto. El armonicista, nuevamente al micrófono explicó que empezaría a partir de ese momento un nuevo bloque, esta vez dedicado a compositores argentinos. En este aspecto recalcó que el espectáculo que presentaban en Centro Centro, no era un concierto de jazz en el sentido estricto de la palabra, sino que era un proyecto musical que fusionaba diferentes maneras de entender la música, en este caso, de la mano de las piezas maestras de grandes compositores.
Los siguientes temas estuvieron dedicados a la obra de Carlos Guastavino, “Encantamiento de Seis canciones de Cuna”, “En los Surcos del Amor de cuatro canciones Argentinas” y “Se Equivocó la Paloma de la Suite Argentina”.
Con honestidad podemos decir que no sabíamos nada sobre este autor. Sin embargo, para todo hay solución y la misión del melómano, como bien se sabe, es investigar en profundidad si hay algo que ha llamado su atención. En este sentido es de agradecer la manera que ha llegado la obra de este autor a nuestro oídos. Carlos Guastavino, a partir de ahora un imprescindible.
Sensaciones indefinibles, Constanza nos impresiona con la fuerza y delicadeza que emplea su talento en el piano, los ritmos y distintas tonalidades cambian envolviendo al público en una intriga y expectación constante. Antonio se une aumentando la expresión. Uno desde sus experiencia en tierras gauchas y el otro desde las puertas de europa forman un todo único, compacto, equilibrado y armonioso, una simbiosis de culturas y tradiciones hermanadas con enorme dedicación pero sobre todo con grandísimo talento.
Finalmente llegaría el momento de escuchar algunas de las piezas claves de la obra de Astor Piazzola, “Oblivión” y “Libertango” fueron las elegidas, la armónica de Serrano ocupando el lugar del bandoneón de Piazzola fue una de las cosas mejor conseguidas que hayamos podido escuchar en mucho tiempo, Fue impresionante además ver que el armonicista no se apoyó en ningún momento del concierto en partitura alguna
El concierto finalizaba con un bis, el “Vals del minuto Op. 64, Nº1” de Frédéric Chopin. Una pieza de infinita complejidad ejecutada con enorme naturalidad y que nos provocaba risas de desconcierto e incredulidad.
Desde luego hablar de virtuosismo no hace justicia a la interpretación y al alma que tanto Constanza Lechner como Antonio Serrano han puestoen este proyecto para rendir homenaje a estos autores capitales.
La programación completa y detallada de JAZZMADRID 20 esta disponible pinchando este enlace