Texto: Rosa García Mira / Fotografías: Marcos Basanta
Concluyendo la segunda semana de conciertos y eventos de esta edición del festival de jazz de Madrid, asistimos el pasado domingo al concierto de Lucía Martínez, Juan Saiz & Baldo Martínez que se vislumbraba sugerente y mágico. Una combinación de colores, luces y reflejos en el escenario elevaron la música a un ambiente de misticismo y misterio.
El concierto arranco con Elwha, una composición de Juan Sáiz, que ofrecía una suerte de improvisación colectiva, y con esa introducción se presentó el concepto del grupo, que hacía un uso de los timbres de los tres instrumentos (saxofón, batería y percusiones, y contrabajo) de manera poco habitual pero muy creativa. En Responso, compuesto por Lucía Martínez, la batería brilló auténticamente, realizando un solo poderoso que dejó a los oyentes con la boca abierta, mientras Lucía cantaba la melodía sobre sus propias variaciones rítmicas. Baldo Martínez, el contrabajista, fue el primero de los tres músicos en establecer comunicación con el público y, en una emotiva introducción, dedicó el concierto al fallecido saxofonista Marcelo Peralta.
Los músicos siguieron con Bloque nº1, un tema que en ocasiones se tornó con tintes de heavy metal a través de una incipiente melodía repetitiva y dinámicas en terrazas. Baldo utilizaba frecuentemente el glissando, aportando una atmósfera misteriosa, a la vez que Juan Sáiz desarrollaba un solo que lo llevó hasta un punto de libertad encomiable, consiguiendo elevarlo hasta un nivel de crecimiento admirable. En Nena, Sáiz interpretó la flauta travesera, acompañado de unos pedales de efectos muy sugerentes, mientras cantaba a la vez que tocaba el saxofón. Un solo de contrabajo melódico y sutil a cargo de Baldo Martínez y los músicos volvieron a la exposición del tema tras un pedal repetitivo sobre un trino de la flauta, sugiriendo de nuevo un ambiente a la vez extraño e inquietante.
Bredada, tras el solo de Juan Sáiz, torno a una improvisación casi conjunta, donde Lucía realizaba sus introspecciones con los diferentes tipos de percusiones exóticas y el set de batería, realizando aspavientos con gran expresividad. Lucía nos contaba una historia particular y sincera. Al finalizar, tras grandes aplausos, se apoderó del micrófono para mandar un cálido mensaje de agradecimiento a los asistentes.
Freaks fue un tema curioso, con la percusionista creando sonidos que imitaban el viento usando un instrumento similar a un aerófono de forma alargada y lo que parecía ser un látigo que imitaba el sonido del rozamiento con el aire. En cuanto a Juan Sáiz, el virtuosismo del que hizo alarde con sus instrumentos fue realmente destacable, agradeciendo al público poder sentirse libre en sus interpretaciones.
Con una Nana, que nos recordaba en las primeras células motívicas a My funny valentine, y el uso de la flauta y el saxofón de Sáiz para melodía y solos, despedían la velada; no sin antes llevar a una dinámica elevada el desarrollo del tema. El público suplicó un bis, y los músicos realizaron una improvisación con melodías sencillas, a veces recordando al clasicismo musical, que contrastaba con los efectos de Sáiz y las percusiones de Lucía. Un concierto realmente evocador que nos llevó por caminos y emociones insospechadas hasta entonces.
La programación completa y detallada de JAZZMADRID 20 esta disponible pinchando este enlace