Por Carmen Alcolea
El pasado viernes 30 de junio se dio inicio a la vigésimo sexta edición del Portón del Jazz en Alhaurín de la Torre con la actuación de Jazzmeia Horn, cantante y compositora natural de Dallas (Texas).
La artista, merecedora de galardones como el primer premio de la décimo tercera edición de la Sarah Vaughan International Jazz Competition, dio la bienvenida al público con la interpretación de Tip, una de sus nuevas composiciones, respaldada por el pianista Victor Gould, el batería Michael Reed y el contrabajista Jason Clotter.
Tip supuso el comienzo de un viaje por una combinación de estándares de jazz y creaciones de la propia artista, un total de ocho temas interpretados a lo largo de unos setenta minutos en los que Horn no escatimó en presumir de sus aptitudes improvisatorias y de la posesión de un amplísimo registro vocal –unas cuatro octavas– manejado con naturalidad gracias a una técnica pulida y trabajada.
Con el fin de Submit to the unknown, segunda canción de la noche, Jazzmeia dio paso al saxofonista cubano Inoidel González, que se uniría a la formación para interpretar, entre otras composiciones, Free your mind, perteneciente a su segundo disco, Love and Liberation (Concord Jazz, 2019).
En el transcurso de la actuación se desarrollaron, además, interesantes reinterpretaciones de clásicos del jazz como Willow Weep for Me en compás ternario o Night and Day con un toque latin.
El grueso del concierto estuvo marcado por la interacción entre jazz y otras músicas de origen afroamericano como el góspel o el soul, lo que unido a un desarrollo poco ortodoxo de la improvisación vocal conforma, en gran medida, la marca de identidad de Horn, una artista que mostró en todo momento una actitud cercana a su público, llevándolo incluso a bailar con ella en la canción previa a su despedida.
No es de extrañar que la naturalidad y soltura con la que Jazzmeia Horn se mueve en el escenario recuerde a Betty Carter, o que el poderoso y ametrallante fraseo de sus solos vocales, ricos en vocabulario silábico, expresividad y frescura nos retrotraigan, en cierta medida, a aquellos que realizaba Ella Fitzgerald, pues ambas, junto a Sarah Vaughan, de la que ha heredado esos graves a medio camino entre lo áspero y lo aterciopelado, han sido grandes referentes para ella, algo que la propia artista ha reivindicado en numerosas ocasiones.
Sin embargo, considerar a Jazzmeia únicamente como un producto de sus influencias es obviar que esta artista es capaz de trascender la idea de un standard de jazz o de una improvisación misma. Ha conseguido transformar la tradición jazzística en una propuesta personal e innovadora sin olvidar sus raíces y su fuerte carácter social e identitario, algo que se vislumbró, en gran medida, aquella noche de verano en Alhaurín.
