Texto: Juan Carlos Abelenda
John William Coltrane, conocido con el sobrenombre de “Trane” nació en la localidad de Hamlet en el estado de Carolina del Norte en el año 1926. Fue hijo de un sastre aficionado a la música y de una costurera y sirvienta que tenía estudios superiores. Los abuelos del pequeño Coltrane eran pastores metodistas, motivo por el cual, desde muy temprana edad, se encontró muy familiarizado con la música de la iglesia y de los himnos religiosos, unas sonoridades y unas influencias que se aprecian a lo largo de su larga trayectoria y, muy especialmente, en muchos de los títulos de sus discos.
Coltrane da sus primeros pasos con un saxo alto y lo hace en una banda de scouts, así como en la orquesta de la comunidad en donde residía. Durante la Segunda Guerra Mundial fue reclutado por la marina entre los años 1945-1946, tocando en la orquesta de su regimiento. Tras dejar la marina, Coltrane toca para diversos grupos de rhythm and blues durante los años cuarenta (en los que continua tocando el saxo alto) hasta que se integra en la sección de cañas de la big band de Dizzy Gillespie en 1949 (ya con el saxo tenor), permaneciendo en la misma hasta su final disolución en 1950. Más tarde, el trompetista lo recuperará para su nuevo sexteto. Son años de tocar en infinidad de grupos y pequeñas formaciones; Coltrane fue miembro de alguno de los mejores grupos de jazz de la época, los liderados por Dizzy Gillespie, Earl Bostic o Johnny Hodges, y todo ello hasta mediados los años 50.
En 1955 recibe la llamada de Miles Davis para unirse a su banda (el grupo estaba en primera fila musical y serviría a Coltrane para salir del anonimato), formación conocida como el “primer gran quinteto” (en contraposición con la que formó Miles Davis a mediados de los años ́60 con el saxofonista Wayne Shorter) y que estaba compuesta por el pianista Red Garland, el contrabajista Paul Chambers y el baterista Philly Joe Jones. Permaneció en la formación desde Octubre de 1955 hasta mediados de 1957 (con algunas ausencias) y durante ese tiempo participó en las sesiones de grabación maratonianas que Miles Davis llevó a cabo para el sello Prestige, cumpliendo el contrato que tenía y marchándose después con Columbia. Estas sesiones dieron como fruto cuatro obras básicas de discoteca como fueron Cookin’ (1957), Relaxin’ (1957), Workin’ (1958) y Steamin’ (1961). Son años de formación para Coltrane. En la citada discográfica el saxofonista grabó un gran número de sesiones como músico acompañante de numerosos grupos, lo que le abrió las puertas del sello y, como consecuencia, la posibilidad de grabar como líder. En Prestige, el saxofonista se da a conocer no sólo como músico y compositor, sino también como un excelente baladista. Coltrane empieza a hacer probaturas musicales y sonoras a la par que participa en la grabación de Miles Davis, Kind of Blue, uno de los discos más importantes en la historia del jazz.
Será tras la publicación de Kind of Blue cuando Coltrane se eleva como figura musical y comienza a desarrollar sus solos de forma más extensa, enriqueciendo su discurso e ideas. A pesar de ello, la relación con Miles Davis empeora debido a su adicción a las drogas, por lo que acaba despedido. Es por esta época que tocará en el cuarteto de Thelonious Monk durante seis meses (coincide con la estancia del grupo de Monk en Five Spot de Nueva York). Es un período especialmente fructífero ya que Coltrane aprende de uno de los grandes arquitectos musicales como era Monk, desarrollando un sonido más contundente, ordenado y pulido. En plena estancia con Monk, en el año 1957, Coltrane graba para su único disco en el sello Blue Note: Blue Train. A principios de 1958 regresa al grupo de Miles Davis, ya limpio de su adicción a las drogas, nuevo tanto a nivel musical como personal. En esta época, el crítico de jazz Ira Gitler (en las notas de la carpetilla del disco Soul Trane para Prestige) acuña la famosa expresión “láminas de sonido” (conocidas como sheets of sound).
Coltrane se independiza de forma casi definitiva de Miles Davis y lo hace dejando el grupo nada más llegar a Estados Unidos tras la gira europea de 1960, la cual realizó a disgusto pues se encontraba ansioso por crear su propio combo. Miles retrasó su marcha todo lo que pudo, pero una vez fuera de la formación, Coltrane comienza a grabar para Atlantic Records. Es un paso intermedio hasta su madurez en el sello Impulse. En esta época afianza sus “láminas de sonido”, sus dotes excepcionales para los arreglos y la composición, así como su gusto por el blues y el tratamiento melódico. Se trata de un período corto de tan solo tres años 1959/61, pero en esta etapa altamente productiva nacieron álbumes importantes, empieza a practicar y posteriormente grabar con el saxo soprano, ve la luz una obra maestra como My Favorite Things. En sus últimas sesiones para Atlantic comienza a contar con los músicos que formarán el cuarteto clásico de Impulse, incorporando la figura de Eric Dolphy, con quien le unía una importante amistad (en los créditos para la última grabación en Atlantic –Ole Coltrane que se publicó en el año 1962- apareció bajo el seudónimo de George Lane debido a problemas contractuales).
Cuando Coltrane deja Atlantic y firma con el sello Im- pulse (subsidiario de ABC Paramount), el saxofonista se acerca al free jazz de la mano del ya mencionado Eric Dolphy, Alice McLeod (con quien se casó), Rashied Ali o Pharoah Sanders. Este tipo de música le supuso numerosas críticas, en muchos casos en términos muy duros hacia su arte: desarrolló la exploración musical al límite, por momentos de manera casi temeraria, como cuando introdujo gritos y gemidos en sus introspecciones sonoras. Sufrió una fuerte incomprensión y rechazo, algo parecido a lo que había ocurrido con Louis Armstrong o el mismo Charlie Parker (músico que le causó una fuerte impresión la primera vez que lo escuchó)
El período Impulse es el último tramo de su carrera musical, hasta su muerte. Coltrane ya se encuentra consagrado como músico, en posesión y dominio de unos medios técnicos aposentados que le permiten experimentar en busca del sonido total. En Impulse aparecen título emblemáticos como las grabaciones en el Villa- ge Vanguard de Nueva York, las sesiones para Africa/ Brass, sin dejar de mencionar discos muy accesibles para el público como el de Ballads (1963), John Coltrane y Johnny Hartman (1963) y el Duke Ellington & John Coltrane (1963). Impulse es, sin lugar a dudas, el afianzamiento del llamado “cuarteto clásico” (encabezado por John Coltrane y secundado por McCoy Tyner, Jimmy Garrison y Elvin Jones) y la culminación del mismo con las sesiones de grabación de Diciembre de 1964 para A Love Supreme, una obra concebida a modo de suite en cuatro partes. Esta conllevó un fuerte impacto no solo a nivel jazzístico sino también por la influencia que tuvo en otras músicas como el rock.
Las últimas grabaciones de Coltrane se verán marcadas por una fuerte impronta sonora y de trabajo de grupo que llevó a que los componentes del cuarteto clásico fuesen dejando la banda de forma paulatina. Coltrane tenía el convencimiento de que el piano estaba enraizado en las concepciones sonoras y armónicas canónicas y, por ende, le suponía un lastre para sus fines musicales. Los títulos de sus discos quieren trascender más allá de lo enunciativo e intentan alcanzar la dimensión mística que perseguía Coltrane. Por ello el saxofonista aprovechó el contrato de Impulse para grabar un número elevado de discos, todos ellos encaminados a sacar provecho de sus investigaciones sonoro-musicales, marcadas por una obsesión (algunos testimonios afirman que tocaba de día y de noche sin parar).
Para desgracia de sus seguidores y del jazz, Coltrane dejó su legado incompleto debido a que el 17 de julio de 1967 fallece en Nueva York, víctima de un cáncer de hígado, dejándonos sin saber dónde podría haber llegado a nivel musical. A partir de la muerte de Coltrane se acuñó el término y la corriente “post-coltraniana”, un estilo que han seguido un buen puñado de saxofonistas tenores y que ha servido de influencia a muchos otros. Coltrane es y será, sin duda alguna, influencia capital para todo músico, con independencia del instrumento musical que quiera desarrollar.
Por Juan Carlos Abelenda
Publicado en Más Jazz Magazine nº43, 2017