Texto: José Pruñonosa
“Squint”(Blue Note 2021) es el disco número 12 que firma el guitarrista californiano Julian Lage. Niño prodigio primero, joven promesa después y presente realidad. No tan solo como virtuoso guitarrista de jazz, country, rock y clásica, sino también como afamado improvisador, pero sobre todo como visionario representante de lo posmoderno en el terreno del jazz y la música popular norteamericana. Territorios ambos que ha sabido amalgamar con maestría de incansable investigador etnomusicológico, como podemos comprobar en el fuerte ingrediente histórico-estético que contiene cada uno de sus trabajos. Aquí radica el éxito de este virtuoso guitarrista, en aunar tradición y posmodernidad.
En la aún breve, pero intensísima discografía del guitarrista, que se inició con su disco debut nominado al Grammy al mejor álbum de jazz contemporáneo en 2009 “Sounding Point” con la colaboración de Ben Roseth, Arístides Rivas, Jorge Roeder, Tupac Mantilla, Chris Thile, Béla Fleck y Taylor Eigsti, podemos observar tres líneas, complementarias a pesar de ir en tres direcciones bien distintas: el ensemble, el solo de guitarra y el trio. Curiosamente, aunque no casualmente, representando o redefiniendo personalmente cada una de estas formaciones con los tres tipos de guitarra que imprimen su sonido, respectivamente: la guitarra de jazz semiacústica, la guitarra acústica tradicional y la guitarra eléctrica sólida, lo que paradójicamente confiere un carácter de power trio a estos últimos trabajos, especialmente al que nos ocupa.
El documental de Mark Becker “Jules at eight” nominado a los Oscars en 1996 nos mostraba a un niño prodigio que tocaba su instrumento a la edad de 5 años, empezando a actuar a partir de los 8 años de edad con figuras como: Carlos Santana, Pat Metheny, Kenny Werner, Toots Thielemans, Martin Taylor y David Grisman, entre otros. Apadrinado por Gary Burton, al igual que Pat Metheny y Kurt Rosenwinkel, ha realizado giras y/o grabado con artistas como Burton, Nels Cline, Fred Hersch y Jim Hall, quien fuera una gran influencia para el joven Lage desde que lo vio actuar con el contrabajista Scott Colley y el batería Kenny Wollesen en un famoso club de la Bahía de Yoshi siendo aun prácticamente un niño.
Después de grabar la mitad de su discografía como líder en ensembles con guitarra de caja, o en dúos neo-folk con su guitarra acústica Martin D-18 de 1936, y más concretamente después de su grabación “World’s Fair” en solitario para la Feria Mundial de 2015, trabajo este, inspirado en el enfoque orquestal de la guitarra del gran Andrés Segovia y en la música popular estadounidense pre-bop de principios del S.XX, Lage quiso llevar esta concepción al power trio con guitarra eléctrica sólida, y para ello eligió su querida fender telecaster y a sus admirados Scott Colley al contrabajo y Kenny Wollesen a la batería.
“Arclight” (Mack Avenue, 2014) fue el debut de este formato de power trio, en este caso, como ya hemos dicho, centrado en la música popular estadounidense pre-bop, reelaborada bajo la óptica del periodo del cuarteto estadounidense de Keith Jarrett, época esta que, desde el prisma de Lage, tenía una rica conexión con la improvisación de la era pre-bop. Posteriormente Lage volvió a reunir al mismo trío para la grabación de “Modern Lore” (Mack Avenue, 2018), centrándose, en esta ocasión, en la influencia del rock & roll de la primera ola.
En 2019 Lage formó un nuevo trio, esta vez con su contrabajista de siempre Jorge Roeder y con Dave King batería del afamado grupo The Bad Plus. Grabaron “Love Hurts” dirigiendo la investigación hacia varios géneros musicales de finales de los 60 y principios y mediados de los 70, para realizar una serie de versiones que incluyeron canciones de Roy Orbison, Ornette Coleman, Jimmy Giuffre y Peter Ivers.
Desde entonces el grupo lleva girando y consolidando un nuevo repertorio que maduró en una residencia de seis noches en enero de 2020 en el Village Vanguard. La idea era reflexionar sobre la historia y estética de su nuevo sello Blue Note Records, para el que ya había grabado anteriormente acompañando al guitarrista Nels Cline y al saxofonista Charles Lloyd, pero aún no con su propio grupo.
Así pues, en esta ocasión, la influencia del nuevo disco iba a ser el jazz surgido del sello, desde “Idle Moments” de Grant Green hasta “Inner Urge” de Joe Henderson o “Time for Tyner” de McCoy Tyner con Bobby Hutcherson.
La primera idea desarrollada en esta gira para el disco era sencillamente realizar un trabajo basado en música positiva y hermosa, pero la pandemia dio al traste con la grabación. Durante el confinamiento Lage revisó los temas desde una situación de complejidad emocional, por un lado su música reflexionó acerca de la función sanadora y comunicativa del arte, pero por otro se tiñó de una cierta oscuridad agridulce, y seguramente, de este hecho surgió la idea del título de la pieza que da nombre al disco: “Squint” escudriñar con los ojos entrecerrados. En esta búsqueda concienzuda y velada de este escudriñar, el sonido de su nueva guitarra Collings Signature 470 – JL (Julian Lage Signature electric guitar) se volvió más distorsionado, quizás por el efecto de algún amplificador de válvulas. Metafóricamente este nuevo sonido de Julian Lage responde muy bien a la “distorsión” de la época de confinamiento que hemos pasado, a la par que confiere una especial intensidad sonora y expresiva a la manera del blues tradicional. Para cuando él, Roeder y King finalmente pusieron un pie en el Sound Emporium de Nashville en agosto, las melodías habían adquirido un aire más profundo y oscuro de misterio y búsqueda.
El disco, que finalmente ha sido lanzado el pasado mes de junio, casi un año después de su grabación, ha sido coproducido por el guitarrista y colaborador Armand Hirsch y la cantautora Margaret Glaspy, la pareja de Lage tanto en la vida como en la música. Además ha contado con la dirección técnica del ingeniero de sonido Mark Goodell y con la dirección financiera de Don Was director del sello discográfico.
Aunque, como ya hemos dicho, el disco rinde un homenaje de una forma genérica a las estrellas de la discográfica Blue Note: Grant Green, Joe Henderson, McCoy Tyner, Bobby Hutcherson, etc… resulta especialmente significativo que se abra con una pieza a solo justamente titulada “Etude”. Hemos visto la influencia ejercida sobre Julian Lage del maestro de la guitarra clásica Andrés Segovia, sobre todo de su concepto orquestal. Sin embargo el tema principal de este “Etude” bien pudiera tratarse de un estudio melódico por terceras de Fernando Sor, clásicamente estructurado en antecedente y consecuente que se torna un tanto frigio, unido a graciosos mordentes que le confieren un cierto aire “spanish thing”, y todo esto sin renunciar al sonido distorsionado de su Collings Signature 470 – JL. La segunda frase se ve ligeramente alterada, y de repente sin saber cómo ha ocurrido nos encontramos en una especie de puente que bien pudiera ser firmado por Leo Brouwer, pero, aunque la estética pudiera ser alejada, resulta totalmente coherente: Julian Lage está improvisando sobre el tema expuesto de una forma alterada y libre, sin embargo el periodo concluye tal cual hubiera resuelto Fernando Sor en su estudio: con una semicadencia de libro. Pasamos un segundo puente de improvisación contemporánea y vamos a una breve sección de desarrollo de los mordentes iniciales que nos lleva a un segundo tema B, esta vez con un aire neomodal, pero a su vez usando las terceras iniciales como respuesta, que se desarrollan a modo de puente central sobre una pedal del bajo, para volver a la sección central de desarrollo de los mordente iniciales, y de manera magistral a la reexposición del tema principal en una micro forma donde las estéticas devienen material formal. Eh aquí el concepto de posmodernidad llevado al terreno del “jazz”.
El segundo corte “Boo’s Blues” es un homenaje espiritual a los grandes contrabajistas y baterías históricos como Billy Higgins, Art Taylor o Willbur Ware, pero escrito pensando en Dave y Jorge, y sobre todo basado en el espíritu “Blue Note”. El tema empieza con un “rhythm riff” en terceras, toda un declaración de intenciones si las comparamos con las terceras a lo Fernando Sor. Después de unos magistrales Kicks por parte de la sección rítmica pasamos al blues propiamente que se ve alterado levemente en los solos. La pieza concluye rotundamente con los Kicks.
“Squint” pieza, que como ya hemos visto da nombre al disco es un hibrido entre el concepto de llamada-repuesta de un solo de Billy Higgins y el singular swing de Lennie Tristano, de nuevo resulta revelador la comparación del concepto llamada-repuesta con el antecedente-consecuente clásico, aunque en esta ocasión los solos devienen en un ambiente predominante free.
“Saint Rose” es una oda dedicada a su ciudad natal en California asolada por los incendios forestales del pasado año. Igualmente esta pieza está influenciada por la estética del líder del grupo Wilco Jeff Tweedy, hay que recordar la especial relación entre el guitarra del grupo Nels Cline y Julian Lage, cuyo dúo ha producido dos magistrales discos en la discografía de ambos, justamente los de Cline para el propio sello Blue Note.
“Emily” es una de las dos versiones que aparecen en el disco en este caso se trata de un estándar de Johnny Mercer para el “American Song Book” y la otra versión es la pieza que cierra el disco “Call of the Canyon” en este caso se trata de una versión del famoso “Singing Cowboy” de Gene Autry.
“Familiar Flower” está dedicada al gran Charles Lloyd y a su capacidad de hacerse presentir solo con los primeros compases de las introducciones de sus secciones rítmicas. En este caso el mérito es más bien de Jorge Roeder y Dave King, un pulso, una pedal, un break y ahí está Julian Lage exponiendo. Hay que recordar que Lage ha tenido la oportunidad de tocar en los últimos años con el maestro, grabando en el álbum de celebración del 2020 “8: Kindred Spirits (Live from the Lobero)”
“Days and Age” es una melancólica pieza retomada de su disco en solitario del 2015 “World’s Fair” arreglada en esta ocasión para su trio, tanto en esta pieza como en la siguiente “Quiet like a Fuse” podemos apreciar un tranquilo carácter épico con un imparable desarrollo climático. Ambas lógicas discursivas se corresponden con la técnica de desarrollo retorico desplegada por Lage, que consiste en improvisar temas musicales acompañando discursos de grandes líderes como James Baldwin y Nikki Giovanni. La cadencia y la claridad de su oratoria guiaron sus fraseos y sus ascensiones climáticas, mientras que el poder de sus palabras imbuyó un fuerte sentido de conciencia en los ambientes musicales confiriendo la sonoridad épica aludida.
“Short Form” se adentra igualmente en el mismo territorio ambiguo y contradictorio que se desprende de la pieza anterior, cuya coda se convertía en una piececilla clásica a solo, idea esta que parece abrir la “pequeña forma” que sin embargo posee magníficos matices orquestales explotando justamente este juego entre la guitarra y la sección rítmica.
“Twilight Surfer” lleva el acento del rockabilly a un territorio más duro, desde la intro en que puede escucharse perfectamente la guitarra de John Lee Hooker, pasando por los solos en que pueden escucharse pequeñas exclamaciones de júbilo y aprobación, hasta la contemporaneidad del cromatismo final.
El disco se cierra, como ya hemos dicho, con la versión del éxito de la figura Country Gene Autry “Call of the Canyon”, donde desde una estética, en principio mainstream pueden escucharse todo tipo de técnicas y disonancias, rozando lo textural y la gestualidad como material formal.
De nuevo, he aquí el eclecticismo posmoderno de Julian Lage, donde todas las estéticas y sonoridades, en principio alejadas, confluyen sin pudor en un lenguaje propio: tradición y posmodernidad “escudriñan” los 11 cortes del presente CD y los 12 trabajos de la prometedora discografía del virtuoso guitarrista californiano.