Kurt Rosenwinkel, Mark Turner, Ben Street y Jeff Ballard. Un súper grupo en el Festival de Jazz de Getxo 2024

Texto: Pedro Andrade

@pedroandradecifu

Fotos cedidas por Getxo Kultura

@getxokultura

En su tercer día de conciertos el Festival de Jazz de Getxo fue testigo de una actuación extraterrestre cuando el aclamado guitarrista Kurt Rosenwinkel, acompañado por el saxofonista Mark Turner, el bajista Ben Street y el baterista Jeff Ballard, subió al escenario. La noche prometía ser especial, y el cuarteto no decepcionó, entregando una actuación llena de virtuosismo, emoción y una profunda conexión musical entre todos los integrantes del súper cuarteto ensamblado por el guitarrista de Filadelfia.

A las 19:00 en la plaza de la estación de Algorta pudimos ver a Carmen Vela quartet, presentando su último trabajo discográfico Camina (Autoeditado 2021). La flautista y compositora, junto a Ander García al contrabajo, Gonzalo Maestre a la batería y Jorge Castañeda al piano, ofreció una tarde de música inteligente, expresiva que combinó elegancia, innovación y una profunda conexión emocional en temas como África, Matryosca o Entre canales, haciendo alarde de un dominio de un lenguaje musical experto y dinámico. La artista se encuentra actualmente terminando su próximo trabajo que saldrá a la luz el próximo otoño, según comentó.

A las 21:00h, como teloneros del plato fuerte de la noche nos encontramos en el Muxikebarre con la banda concursante Gerard Chumilla Quintet, grupo proveniente de diferentes rincones de la escena jazzística europea (España, Bégica y Francia). Estos jóvenes músicos demostraron que el futuro del jazz está en buenas manos, ofreciendo una actuación que combinó técnica, innovación y una energía contagiosa. Interpretaron algún standards de jazz y también algunas de las composiciones de su líder: “Fearless Wanderer” o “Apricity” de su último y único álbum titulado Introducing Gerard Chumilla (Autoeditado 2023)

Tras el receso dio inicio el concierto del esperado cuarteto anglosajón que comenzó con una energía palpable cuando sonaron los primeros compases de “Zhivago”, una composición de Rosenwinkel que rápidamente sumergió al público en un viaje sonoro complejo y lleno de matices. Desde los primeros acordes, quedó claro que la química entre estos músicos era algo verdaderamente especial. La guitarra de Rosenwinkel y el saxofón de Turner se entrelazaban en diálogos musicales que reflejaban años de colaboración y una comprensión mutua profunda.

En interpretación de “Mr Hope” el guitarrista cambió al piano formando un trio tradicional de jazz en el que se pudo percibir con más detalle a la sección de ritmo, compuesta por Street y Ballard que trabajaron una base sólida y dinámica permitiendo a las melodías del piano ir creciendo y expandiéndose hasta el último rincón del auditorio.  Cada músico tuvo su momento para brillar, pero fue la sinergia entre todos ellos lo que realmente destacó. La improvisación no era solo un despliegue de técnica, sino una conversación profunda y emocional, donde cada nota y frase tenían un propósito y un lugar.

Ben Street y Jeff Ballard durante todo el concierto demostraron por qué son considerados uno de los mejores dúos rítmicos en la escena del jazz contemporáneo. Su capacidad para crear grooves complejos y texturizados proporcionó una base rica sobre la cual Rosenwinkel y Turner pudieron construir sus líneas melódicas en temas como “Christmas song” o “New Steps”. La interacción entre Street y Ballard fue un espectáculo en sí mismo, con una precisión y sensibilidad que mantenían al público cautivado y conectado al concierto.

Para cerrar la noche, tras una prolongada sesión e afinación de guitarra por parte de Rosenwinkel,  el cuarteto interpretó una pieza de nueva composición “Two Beeps”, llena de energía y complejidad rítmica. Este tema final sirvió como una muestra de todo lo que hace especial a este grupo: la increíble técnica de Rosenwinkel, la creatividad melódica de Turner, la estabilidad rítmica de Street y la innovación percutiva de Ballard. La ovación del público fue inmediata y ensordecedora, reflejando la admiración y el entusiasmo que habían generado.

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