Fotos y texto de Caroline Conejero, agosto 2019
A sus 65 años el Festival de Jazz de Newport mostró una vez más su vitalidad con un formidable cartel y una extravagante diversidad de géneros, estilos y edades de jazz. Más de 60 shows en 3 maratonianos días de celebración musical en el parque del Fuerte Adams.
Las espléndidas vistas a la bahía de Narragansett brindan un aire veraniego al festival que este año congregó a unos 22.800 fans, muchos equipados con neveras y tumbonas de playa, dispuestos a deambular por los cuatro escenarios, dentro y fuera de la muralla, donde uno se puede topar con Gary Bartz o con el vecino de Nueva York. Un festival tan codiciado que es prácticamente imposible encontrar alojamiento en Newport, no sólo durante las fechas del festival sino casi la mitad del año. Unos y otros se las ingenian como sea para estar, desde los voluntarios hasta los que, sin tickets, aparcan sus yates y veleros cerca del escenario principal para escuchar a las bandas desde la orilla, expandiendo la fiesta del jazz a una flotilla improvisada de aficionados sobre el agua.
De la mano de su director artístico Christian McBride, el festival presentó este año (agosto 2-4) un abanico musical que incluía desde lo más nuevo hasta lo más clásico; músicos veteranos como Marshall Allen, de 95 años, y Sheila Jordan (90), y jóvenes, como el pianista de 13 años Brandon Goldberg, o el batería JD Beck de 16 años; muchas mujeres y numerosos artistas emergentes. Cabezas de cartel como Herbie Hancock, Kamasi Washington, Ron Carter o Gary Bartz alternaron con nuevos artistas de hip hop como Tanka & The Bangas o Common, que dejaron claro que el hip hop es parte del nuevo jazz.
El festival se inauguró con el free-jazz de la Sun Ra Arkestra, que después de 50 años y varias encarnaciones, volvió a demostrar el vigor y la actualidad del jazz experimental. Bajo el liderazgo del veterano saxofonista Marshall Allen, la orquesta reinterpretó clásicos como “Space is the Place” incorporando disonancias cósmicas y dosis de caos electrónico.
El virtuoso bajista neo funk Thundercat, colaborador fundamental de artistas de la órbita rap como Flying Lotus y el Pulitzer Kendrick Lamar, o el propio Kamasi Washington, impresionó con su espectacular dominio técnico del bajo de 6 cuerdas.
Uno de los artistas más esperados, Herbie Hancock, probablemente ‘el pianista más grande del mundo’, que a sus 79 años sigue innovando y rompiendo moldes, tuvo dos actuaciones épicas. La primera con su grupo, –el batería Vinnie Colaiuta, el bajo James Genus, el guitarrista Lionel Loueke, y el multi-instrumentalista y protegido del maestro, Terrace Martin, en saxo y teclados–, donde versionaron temas de su época jazz funk y fusión como el “Headhunters” y muchos otros clásicos de sus seis décadas de carrera.
El segundo show en una aparición especial brindó la oportunidad de escuchar a un Hancock más íntimo, fuera de su formato habitual, en trío con Christian McBride al bajo y Vinnie Colaiuta.
El gran Kamasi Washington, de gira con Hancock, deleitó con su jazz contemporáneo y su importante mensaje espiritual para estos tiempos.
Otro elegante show en formato más íntimo fue el dueto del gran saxofonista Ravi Coltrane con el pianista cubano David Virelles.
En el campo femenino, destacó el alto número de mujeres, no sólo como vocalistas sino también como destacadas instrumentistas. Entre ellas, las grandes señoras del jazz Dianne Reeves y Dee Dee Bridgewater energizaron a la audiencia que cantaba al unísono muchos de sus temas clásicos. También la bellísima voz de Cécile McLorin Salvant, que hizo alarde de su impresionante registro vocal y dedicó su show a uno de los miembros de su grupo, fallecido recientemente, el gran Lawrence Lo Leathers.
La española Buika arrasó, ante una audiencia incondicional, con una banda entera de mujeres y temas que mezclaban el flamenco-jazz, con el funk, el Latin jazz, el afro-beat y hasta pop. La raspada voz de Buika conserva su particular ‘quejío’ de amores que estremece en lo más profundo.
El joven vibrafonista Joel Ross, un excelente músico emergente y bastante codiciado, tocó en tres shows, uno de ellos con su propio grupo.
También hubo una colaboración entre la violinista Jenny Scheinman y la batería Allison Miller, que presentaron su último trabajo Parlour Game, mientras que la encantadora Corinne Bailey Rae deleitó con su jazz imbuido de pop.
En otro gran show, (uno de mis favoritos) los Sons of Kemet con el “cometa” Shabaka Hutchings al saxo, Theon Cross en tuba y los dos baterías Tom Skinner y Eddie Hick con el llamado nuevo jazz de Londres, – diferente del norteamericano por la ausencia de blues –, con influencias del folk afrocaribeño, rock, afro-beat y jazz. Los Hijos de Kemet barrieron y pusieron la casa en pie, bailando la irresistible infusión rítmica.
Otros destacados fueron el brillante pianista ELEW que presentó su nuevo trabajo “Cubismo”; el grupo Mwenso and the Shakes, con su primer disco “Emergence”, una rompedora familia numerosa que incluye claqué, coreografías y un jazz ecléctico que desafía los géneros.
Michael Mwenzo habló para Más Jazz sobre su nuevo trabajo en una entrevista en Newport que daremos próximamente.
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