Texto: Rudy de Juana
Atlântico. Así se titula el nuevo trabajo del más que interesante LAN Trío, formación multicultural, compuesta por el saxofonista inglés Julián Argüelles, el pianista portugués Mário Laginha y el baterista noruego Helge Andreas Norbakkena.
En su segundo álbum, LAN Trío reafirma su apuesta por un jazz europeo de corte contemporáneo que, sin embargo, es capaz de fusionarse (y muy bien) con ritmos africanos clásicos, transitando a la vez por otros terrenos, como el del folk americano.
No podía ser de otra forma. Argüelles, uno de los saxofonistas más reconocidos de la escena británica, ha construido su carrera impregnándose de ritmos mediterráneos y grooves sudafricanos. Norbakkena es conocido por tener uno de los estilos de percusión más originales de los últimos años, investigando sonidos propios que en ocasiones nacen de instrumentos que construye a mano. Y finalmente, Mário Laginha, un “Keith Jarretiano” confeso, es uno de los músicos avant-garde más populares de su país natal.
Con estos ingredientes, Atlântico propone 12 temas en los que se combinan piezas de gran potencia percusiva, como un Jamm Rek que abre el disco con tambores de guerra y el saxo de Argüelles volando a toda velocidad, a otros mucho más reflexivos como “Caes a Solta” o “Sweetie”, que apuestan por un lirismo clásico y cierta “saudade” lisboeta.
Es en los cortes más potentes del disco, en los que Norbakkena da un gran paso al frente, como en el estupendo “Singla” o en “Juroom”, mientras que en los más contemplativos pecan un tanto de recorrer ese camino tan conocido por el que nos lleva el jazz “norteño” durante los últimos años. Dicho de otra forma: de Atlântiko me quedo con su fuerza y velocidad, pero no pasaría nada si de su propuesta inicial se hubiesen caído tres o cuatro temas.
Creo en las palabras de Argüelles cuando en el libreto que acompaña este álbum afirma que “este trío es mucho más que una banda de proyecto. Todos nos conocemos desde hace muchos años, compartimos influencias, historia e intereses similares en el arte y la cultura. Como resultado la música fluye con poco esfuerzo”.
Y es que resulta difícil negar al trío esa conexión emocional que suele encontrarse en los grupos que llevan una vida tocando juntos y que se reconocen desde la primera nota y necesitan poco o nada para conectar.
En definitiva, Atlântico es un disco altamente disfrutable y recomendable aunque tiene algunos momentos de cierto barroquismo que como oyente y aficionado me pierden un tanto.
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